Hay que discutir

Participar en las discusiones de la propuesta de reforma de la CRBV, presentada por Presidente Chávez, implica escuchar, defender o rebatir distintos puntos de vista, aún cuando éstas se den entre quienes apoyan el proceso revolucionario bolivariano

La Presidenta de la Asamblea Nacional y otros personeros políticos llaman insistentemente a la discusión participativa y detallada del texto como medio para recoger la opinión del ciudadano común y de las organizaciones comunitarias, particularmente los batallones de aspirantes al PSUV. Sin embargo en la práctica lo de la discusión no está resultando nada fácil.

Las reuniones masivas en el marco del “parlamentarismo de calle” no parecen ser el medio más apropiado, pues la presencia de la “autoridad” en vez de estimular, inhibe la discusión consciente y a fondo de posiciones distintas a la oficial.

Las reuniones a menor escala y entre pares parecerían ser un escenario más propicio para revisar y enriquecer la propuesta presidencial. No puedo generalizar pero, las opiniones que he recogido de compatriotas de distintas partes del país y mi propia experiencia indican las cosas no están funcionando como se esperaba, lo cual considero bastante grave.

La participación en las reuniones de las distintas organizaciones comunitarias no es tan masiva ni efectiva como deberían ser, tratándose de un tema tan trascendente para la definición del socialismo del siglo XXI y del país que queremos. Las cifras al respecto, no reflejan ni la rotación de la asistencia, ni el silencio pasivo de parte de la concurrencia. Tampoco hablan del tiempo que se pierde por la desorganización ni del tira y encoje entre vecinos por dominar las reuniones.

Por lo general, no se sabe como hacer valer la opinión del grupo (en caso de que se logre tener una). No se discute si la propuesta debería votarse en bloque o no, pues Chávez insiste en que debe ser en bloque. La discusión se limita a revisar por encima los artículos, dándolos por aprobados con muy poca discusión de fondo. Cualquier intento de exponer una opinión diferente genera dudas sobre la condición revolucionaria del expositor y es calificado de “saboteo”.

Entiendo que debe haber una disciplina revolucionaria y creo que hay que seguir insistiendo en promover la asistencia a las reuniones y una amplia participación en las mismas. Sin embargo, hay que tener presente que en este momento lo disciplinado es estudiar el proyecto y participar en las discusiones. Chávez ha sometido su propuesta a consideración de la Asamblea Nacional y del pueblo, particularmente de quienes lo apoyamos. Por lo tanto es hora de opinar y de hacerlo en serio, aunque nos equivoquemos.

Chávez, líder indiscutible de este proceso, es humano y por lo tanto también se equivoca. Mal servicio le prestamos a su liderazgo y al país si tomamos todo lo que dice como “santa palabra”. Su fuerza y popularidad se debe precisamente a su lucha por profundizar la democracia y por dar poder al pueblo. Poder que nunca podremos ejercer si no desarrollamos la capacidad de tener opinión propia y de disentir razonadamente. Elementos tan necesarios como la disciplina y la disposición a defender el proceso.


mariadelav@gmail.com


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Mariadela Villanueva

Analista y comunicadora. Socialista y chavista. Firme creyente del poder popular

 mariadelav@gmail.com      @mariadvillanuev

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