A propósito de la Reforma Constitucional

En descargo del Presidente Chávez

La diatriba política que los detractores de la Revolución y algunos infiltrados dentro de ella, han generado en torno a la “reelección continua” (práctica por demás normal en muchos países en el mundo; particularmente en algunos que desde Europa nos critican por querer adoptar dicha medida), es para coger palco, particularmente en lo que se refiere a las interpretaciones (deliberadamente mal intencionadas), que respecto del discurso político generara en su momento, el propio Simón Bolívar en su alegato de Angostura.

“La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente”.

En su extraordinario pieza oratoria, el Padre Libertador describe perfectamente tal situación y condiciona la “peligrosidad” de la continuidad en el ejercicio de la autoridad en un mismo individuo, a la ausencia de elecciones; que a su juicio, deberán existir y ser repetidas. Bajo tal circunstancia, coloca el imperio de la Ley. De manera que las explicaciones que sobre la tiranía él habría expresado, en esta ocasión, no caben ni son pertinentes respecto de la Revolución Bolivariana que Hugo Chávez acertadamente lidera.

En nuestro caso, ni existe un Magistrado situado solamente para mandar unidireccionalmente y menos aun, existe un Pueblo acomodado solamente para obedecer, pues nuestro proceso político calificable de Socialista, es democrático y participativo; situaciones que no concuerdan con la tesis que respecto de la tiranía Simón Bolívar desarrollara.

Nuestro sui géneris proceso se plantea como acción rectora (en lo político y otras áreas de interés nacional), la transferencia del poder al pueblo por medio de un inagotable mecanismo de elecciones permanentes y continuas que difieren sustancialmente del modo “cuarto republicano” (parido bajo el Pacto de Punto Fijo), cuya premisa era la alternabilidad del poder entre factores políticos que representaban en esencia, los mismos intereses de clase (los de la burguesía y el imperialismo), no obstante que bajo la cobertura de la democracia representativa, utilizaban al pueblo para turnarse y perpetuarse ellos como clase hegemónica y dominante.

De manera que en nuestro modelo, el “Magistrado”, lejos de mandar transfiere al Pueblo el poder (lo enseña a mandar y no a obedecer); pero también, lo redistribuye de cara a consolidar el proyecto político que hemos denominado, Socialismo del Siglo XXI.

En tal sentido, para Bolívar existía una diferencia entre perpetuidad (asociada definitivamente a la tiranía), y continuidad, asociada a la voluntad popular de designar a alguien en el poder mediante el voto las veces que así lo consideren.

En el mismo tenor, otro de nuestros precursores, Simón Rodríguez, en 1828 (Sociedad Americana – Pródromo), redactó, es su particular estilo sobre el poder y comparó éste (“Ronda del Poder”), con un baile de la época donde al final del baile los participantes gritaban al unísono “barato”, cuando querían que el baile continuara. Siendo que “Barato”, es un término o acepción antigua cuyo significado en la época refería respecto de la “abundancia”.

En ese sentido, Simón Rodríguez señaló, “Apenas empieza un hombre a conocer los negocios públicos, cuando lo despiden, constitucionalmente o porque conviene, de miedo de que se apodere del mando” (...) “esta precaución ha sido el considerando de una Ley (común a todas las nuevas Repúblicas), que prohíbe la reelección por segunda vez”.

“¿No indica, semejante Ley, más bien manejo que celo? Parece que los legisladores tuvieron presente la etiqueta de los bailecitos del país (estos bailecitos son, con cortas diferencias, los mismos en todas las secciones de la América Española), parece que, deseando divertirse como otro cualquiera dijeron: “Basta con dos veces… que él nomás no es gente” (...) “pero podría haberse acordado también que cuando, en los mismos bailecitos, lo hace bien el que baila, los espectadores gritan… Otra!, Otra!, Otra! (...) “y a veces gritan hasta que el bailador se cansa, y piden barato para que se repita”.

Estas reflexiones que como análisis histórico hoy referimos, no difiere en nada respecto de las apreciaciones que sobre el ejercicio del poder en nuestro tiempo algunos pregonan como lo correcto; cuando la verdad es que quienes difieren de la propuesta de la “reelección continua” (como ejercicio pleno del poder por parte del Pueblo), más que defender la democracia como concepto, buscan resguardar (en el método y la esencia), los interese de sectores y grupos que bajo ninguna circunstancia (de acceder al poder), impulsarían y sostendrían Políticas Públicas a los fines de salvaguardar los interese nacionales frente al imperio y menos aun los del Pueblo en Socialismo.


(*) Politólogo e Internacionalista

Magíster en Seguridad y Defensa

monlan2001@yahoo.com


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Manuel José Montañez Lanza (*)


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