En la sola soledad de unas compañías que aparentemente sólo saben jugar bien a la pelota

Aclaro, no tengo por costumbre el romperme el casco peleando precisamente por lo que no conozco. En la medida de lo posible me inclino a mantenerlo, como todo el mundo, saludable, mas cuando acepto que no todas las veces puedo y debo tener la razón. Aunque suele pasar, más seguido de lo que uno puede asimilar, que existan algunas cosillas que a cierta gente no le gusta que uno ventile precisamente en voz alta o a través de este medio. Pero como esta vez no se trata de sólo mantener el casco de la mejor forma posible, sino que esto que llamamos revolución definitivamente alcance sus verdaderas dimensiones, y logremos, seriamente, deslastrarnos de las compañías que nos puedan desdecir el camino.

En cuanto a ese señor que en Aló Presidente (21-07-007) desafiantemente expuso lo que ustedes quieran considerar, me es totalmente desconocido y por tanto me es injustificable tener algún tipo de comentario mayor. En cambio sí lo haré de forma somera y puntual sobre una compañera que conozco hace algún tiempo. Ella, según relatos que me lo confirman, lleva gran parte de su vida en esto que tanto procuramos y que en algunas oportunidades, por mala costumbre de unos pocos, quiere salírsenos de las manos. Lo preciso es que ella reiteradamente viene denunciando irregularidades dolosas en la construcción del comedor del Instituto Universitario de Tecnología de Maracaibo por algunos muy conocidos y poderosos personajes políticos de la región.

Realmente me niego a pensar que lo único por hacer sea verlos hacerse más ricos y poderosos mientras insistentemente sólo nos queda el denunciarlos por la Hojilla, a so pena de hasta ya creernos unos verdaderos y a acomplejados “pajuos” que no dejan que ciertas personas sean como sean y quieran ser “felices”. Reconozco que el caimán desde hace un tiempo se halla impávido y voraz en la boca de los medios, esperando que le demos oportunidad para arrancarnos un tolete de nuestro esfuerzo porque esto funcione. Pero definitivamente estoy seguro que se llevará mucho más que esto si permitimos que el silencio alimente la aparente impunidad de unos pocos que, por ahora, se consideran intocables.

Estoy completamente seguro de lo que este proceso lleva por dentro. Por dentro hay más afianzamiento de lo que debe ser que el mal e indecoroso tratamiento que en este momento algunos están dado. Entiendo lo difícil que debe ser hacer Historia en este momento, sobre todo por la no menos preocupante tarea de mantener, para nuestro Presidente, el tema de la seguridad personal. Esta tarea y la posible eficiencia de sus colaboradores dimensionan la verdadera prueba de fuego de toda revolución, prueba que debe estar saturándole los momentos de reflexión. Por un lado tiene el imperativo de considerar a su equipo bajo las inevitables condicionantes de la seguridad, y por el otro, igual de urgente, el de velar por estos puedan garantizarle la permanencia y sentido en la esperanza de todo un pueblo. Es claro que el estado actual de lo que sucede requiere de análisis, es verdad que existen anomalías y degeneraciones.

waldo.munizaga@corpomaracaibo.net


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Waldo Munizaga


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