Acerca de los Medios de Masa y los Medios de Destrucción Masiva.

Un Avión en el Aire.

Laboratorio de Investigaciones Transdisciplinarias del Espacio Público.
Canal Z.

1

El impacto de los aviones sobre las torres gemelas destruyó a casi dos mil personas en Manhattan, y una niña afgana comenzó a gritar, desesperada. En ese país que no conoce el alfabeto más que a través del Corán, que bebe leche de oveja sin pasteurizar, que atraviesa a pie las montañas, porque escasean los caballos y las motonetas, que aun observa con asombro los aviones como milagros lejanos de una modernidad difusa, el impacto de los aviones en Manhattan destruyó aquí a casi 15 mil pastores, comerciantes, mujeres ataviadas en burka , en el medio de una maleza de estadísticas nunca hechas y las especulaciones del pentágono. El segundo avión desplomó a la segunda torre y saltó en pedazos el pecho de una mujer iraquí. Otras 15 mil personas se calculan murieron en Irak. Había que pagar la cuenta del coloso. Y como sucede en todas las guerras, segun las cifras de ACNUR, mueren hasta cinco civiles por cada soldado.

Pero ¿Cuál cuenta? ¿Por qué las bombas de Gadafi, el peor terrorista de su época, solo volaban estaciones del metro y panaderías?¿Cómo hicieron los terroristas para aprender a destruir grandes proporciones de masa humana contra masa humana?¿Por qué los atentados de Al Qaeda antes solo volaban embajadas y consulados?¿Cómo aprendieron entonces a montar un desastre de proporciones solo igualables por Independence Day?¿Un desastre sólo superable por la bomba norteamericana que cayó sobre Hiroshima? ¿Por qué salimos todos a creer en el pentágono?¿Cómo pudo Bin Laden convertirse en el peor enemigo del planeta en solo dos semanas? ¿Cuáles fueron las pruebas? ¿Cuándo se probó que Hussein tenía las armas de destrucción masiva? ¿Por qué tuvieron que pagarlo la soberanía y el pellejo de los inocentes? ¿Cuánto vale un árabe, un negro o un latinoamericano? ¿Cómo se construye esa balanza, de un lado Occidente bueno y crístico, y del otro Oriente musulmán, satánico? ¿Qué distancia hay entre la sangre buena y la sangre mala?¿Por qué el Presidente de la primera comisión de evaluación de armas de destrucción masiva del Consejo de Seguridad, renuncia? Él dice, ya en el 2000, que nunca hubo tales armas en Irak ¿Cómo su voz fue aplastada en ese marasmo de noticias? ¿Por qué Francia protesta la guerra, pero por qué ni ellos ni nadie hacen realmente nada ante la inminencia de una gigantesca masacre, muy anunciada, día tras día?¿Por qué ahora las guerras anunciadas matan más que las guerras por sorpresa? ¿Fue una guerra o una invasión? ¿Por qué nadie la llamó oficialmente “invasión”? ¿Ilich Ramírez escribe un libro apologético del terrorismo y es un exito editorial? ¿Cómo es eso? ¿Se puede hacer apología de tu propia destrucción, o hay algo más que decir? ¿Es que hay algo más que saber? ¿Y la guerra en Irak, tiene efectos en Venezuela?¿Por qué la oposición apoyó abiertamente la posición norteamericana y llamó a Chávez “socio” de Hussein? ¿Será que forman parte de un “superplan superconspirativo” o es más bien la necesidad de tomar posiciones por un eje de poder, y poner al otro en el eje del Mal? ¿Por qué ahora hay Ejes y antes no?¿Por qué el tema periodístico pasó de Corea del Norte a Irán?¿No son ambos parte del mentado Eje del Mal? ¿Es uno menos malo que el otro?¿Estará Venezuela en el Eje del Mal?¿De qué depende que un dia la pongan en la lista?¿Hace Cuba terrorismo?¿De qué depende que la pongan en la lista?¿Por qué Lagos, presidente chileno, vota por la paz en el medio oriente, pero asegura junto a sus pares británicos y norteamericanos, que Irak tiene las mentadas armas?¿Tambien el presidente chileno tiene pruebas, de dónde las sacó, de la CNI?¿Cómo se puede votar por la paz si aseguras que el contrario tiene armas remortíferas y, sin duda, deseos de usarlas algun día?¿Tenía Marta Colomina, en su equipo de producción de Televen, las pruebas tambien?¿Por qué Moscú declaró terminantemente que Irak tenía las armas masivas, que sus servicios de inteligencia coincidían con los resultados de los británicos, y luego sostuvieron que no eran suficientes para considerar una guerra?¿Cómo se hace eso?¿Tenían o no tenían las pruebas?¿Está Hussein en Siria? ¿Se llevó a Damasco, a las playas de Ugarit, a un pueblito druso como Al-Merruech, las armas de destrucción masiva, como dicen sospechar los de la inteligencia norteamericana? ¿Habrá que irlo a perseguir y destruir a sus aliados sirios en los hospitales, escuelas y mercados?¿Estará Al-Merruech con sus panes y ovejos, en el Eje del Mal?

La respuesta a todas esas perversiones de la geopolítica reciente, la respuesta a las contradicciones más macabras jamás alucinadas por Verne, por Nostradamus, ni por Adriana Azzi, puede estar en los petrodólares, o en la expansión de la industria militar y el crecimiento de los intereses norteamericanos en el planeta. Puede estar en la globalización intercomunicativa, y su hermana mala, el neoliberalismo, así como en la maldad del hombre que crece bajo la mezquindad terrorista.

Pero hay un elemento constitutivo y estructurante que pasa transversalmente por toda esa catarata de sangre y que la explica: la legitimidad.

2

Hacer algo legítimo es hacerlo tan creible que se convierte en verdad. Así, hay cosas que son verdades, aunque no sean veraces, como las preguntas que se acaban de hacer. Si se legitima que el sol sale de noche, entonces no es el sol el que sale de día, sino otra cosa. Si la Reina de Alicia dice que ya es tarde, entonces será tarde. Claro que a todos no se les puede relegitimar el mundo a gusto, como en el caso del Rey que no pudo hacer súbdito al Principito, y el caso de los iraquíes que no creen que una invasión anglosajona les haga más libres.
Éstos son algunos de los principios que regulan la legitimación:

1) Si la acción es legítima, entonces no importa que la acción sea legal, ni rigurosa, ni objetiva. Ella es una posibilidad cierta de relación.

2) Si la acción legitima al que la induce, entonces reforzará sus acciones futuras.

3) Si la acción legitima al objeto inducido, entonces la legitimidad se vuelve contra el que la acciona.

4) Toda acción legítima ilumina positivamente un espacio del conocimiento histórico. El resto queda en sombra, esto es, negado o negativizado.

5) El poder de la acción legítima es proporcionalmente más evidente cuando divide subjetivamente a los actores alrededor de la acción. Por tanto su fuerza principal, no solo consiste en fortalecer al que ejecuta la acción, sino en fortalecer la posición antilegítima de los contrarios, esto es, los que quedan del lado de la sombra.

6) Los sujetos que aceptan que se les relegitime el mundo son quienes verdaderamente producen el poder. La medida del poder de ellos, de su rol en la sociedad, corresponde a la medida del poder de la acción legitimada.

3

En las sociedades industriales, las ciudades se vuelven masivas pero fragmentadas y acuden a cementos orgánicos. La escuela es uno, los programas educativos son otro, las funciones públicas (plazas, policías, cooperativas, clubes, consumos compartidos...) son otras, y los medios de comunicación masiva también son otros. Estos medios producen indentidad societaria y el deseo de hacer orgánica la pertenencia protoparental a un sector de la sociedad global. Todas las sociedades funcionan bajo redes de parentesco, y todas éstas se proyectan exogámicamente. Todos hacemos familias de nuestras nacionalidades o localismos, etnias, regiones terriotriales, historias comunes o modernidades. En las sociedades industriales, es necesario recrear ese lazo social permanentemente, y el medio de masas produce ese constructo subjetivo. Esa es la fuerza con que cuenta el medio masivo sobre todos los demás cementos: activan sin cesar una pertenencia, interpretan constantemente las identidades estables y hacen que el resto de las informaciones, al llegar más tarde, siempres sean contrainformaciones. Y, el que contrainforma, trabaja doble, tiene que deslegitimar al que informa y luego legitimarse en su lugar. Entonces el medio de masas cuenta con su más poderosa y terminante ventaja sobre otros cementos orgánicos de la sociedad: el tiempo, la dimensión incesante del acontecer humano, la naturaleza dinámica del hombre.

No son las intercomunicaciones crecientes las que apuntan a la importancia tambien crecientes de los medios masivos en el mundo. Es más bien la velocidad de esas intercomunicaciones la que establece y propulsa esa importancia.

Así que, en el mundo de la legitimación de las sociedades industriales, el medio masivo juega el gran papel protagónico.

El medio es a la cultura, lo que el sacerdote es a Dio-s, lo que el cantante es a la música y lo que el cocinero a la comida. Todos son intérpretes de un gran texto sobre el que paramos nuestras certezas. Sin esos intérpretes nuestras identidades más lejanas y estables desaparecerían o jamás llegarían a nostros. El medio, además, llega primero que la información. Llega primero que la conciencia del mundo que obtenemos naturalemtne en la comunicación de nuestros mundos de vida. Llega primero y domina nuestra conciencia como los angelitos buenos y lo diablitos malos que se paran en nuestras orjeas, según la versión de comiquitas como Tom y Jerry. El medio llega primera y pone la palabra, y de la palabra aparecen nuestras realidades.

Así, si la política es el arte de lo posible, la legitimación es la política. Si la política es todo lo que hacen los hombres, entonces la legitimación es la cultura. Si la legitimación es la cultura, entonces la comunicación sobre el conocimiento legítimo, es la práctica de la cultura. La comunicación es la cultura, y los medios de comunicación masiva sus actores más poderosos.

Leamos otra vez las preguntas de arriba y encontraremos una respuesta constante: la comunicación de masas y la legitimación responden lo que parece irrespondible por el lado culposo, fundacional y estable de nuestra cultura.

Todas las preguntas tienen la misma respuesta: la comunicación de masas y la legitimación.

4

Postmodernidad es la conciencia perpleja de la modernidad, dicen por ahí. Cuando la velocidad de las transformacines culturales y de sus impactos nos deja perplejos, se desploman nuestras certezas.

Pero, a diferencia de lo que pensaban los postmodernos, lo que sucede ahora es que los hombres vuelven a lanzar el ancla de las certezas en la simplificación de los relatos. En estos días, ya no se trata de encontrar un nuevo camino, sino de desechar el exceso de caminos e informaciones. El relato simple, irracionalizado, consignatario, es bueno para anclarse, en tiempos de exceso de información. La simpleza, produce calma, aliento, paz. Las explicaciones complejas, que no acaban nunca, son torturantes y piden al hombre una paciencia que ya no tiene resonancia más que en cierto budismo Zen. La paciencia no tiene que ver con el marasmo de efectos de computadoras del Matrix Recargado, ni el bombardeo semántico y vertiginoso del video MTV. En cambio, la simpleza reduce y hace a la condición humana operativa, devolviéndole la posibilidad y la acción.

5

Cuando el avión de American Airlines aun volaba sobre Nueva York, todavía inconsciente de su destino de muerte, era un avión más, en el enjambre de las comunicaciones aéreas. Era solo un pequeño vector en la maraña del conocimiento, un dato más, excesivo, indiferente, no era un nudo sino parte de él. Era solo una avion en el aire, volando entre la confusión, la perplejidad brunneana, el agotamiento de nuestra atención, una señal indistinta, agotante, en el espacio.

Cuando el avión explota contra la primera torre gemela, todo se hace simple. Como un cuchillo filoso, simplifica el paisaje, pone a trabajar a los periodistas al servicio del nuevo orden, y enciende oportunidades en la geopolítica. Es un momento de oro, él es la política misma, él es la comida que necesita el cocinero, el milagro que necesita el rabí. Él es el conocimiento y la refundación de la cultura, y su onda expansiva, como en la explosión nuclear de Hiroshima, limpiará de enemigos el horizonte amenzado de la civilización occidental.

Y esa onda expansiva, radioactiva, mortífera, viaja todos los días por CNN.


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Daniel Castro Aniyar


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