Luego de la enorme campaña montada desde el gobierno de Nicolás Maduro contra la izquierda que le adversa, es importante tomar nota de elementos centrales entre las distintas respuestas que han surgido, tanto en Venezuela como a nivel internacional, y ya vamos a explicar por qué.
El contexto en el que se arma la campaña madurista contra la izquierda crítica y opositora
Digamos que en general, por sus formas y manejos no estamos ante nada nuevo, pues desde hace muchísimos años en programas de Venezolana de Televisión como "La Hojilla", "Zurda Konducta" entre otros, apuntaban virulentamente contra organizaciones de izquierda. Caso bastante renombrado eran los constantes ataques contra Marea Socialista, por citar un ejemplo.
Pero ahora los ataques contra factores políticos, organizaciones sociales o defensores de derechos humanos son más amplio y más diversos. Las razones de ello son obvias y, está claro que, ante el rumbo autoritario, antidemocrático y antiobrero del gobierno de Maduro, a varias organizaciones y activistas de izquierda no les quedó otra salida que romper con el PSUV, el madurismo y todo el régimen.
Así llegamos al episodio del 5 de agosto de 2025 en horas de la noche en donde un grupo de parapolicías de aproximadamente 100 personas encapuchadas y en motos atacó a alrededor de 50 familiares de personas presas en las protestas de julio de 2024, que se encontraban en una vigilia ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). También estaban presentes activistas de derechos humanos y militantes de organizaciones de izquierda. Resultaron golpeados, robados a punta de pistola y otros desmanes más.
En esa misma semana, apenas unos tres días después, fue secuestrada la activista y miembro del colectivo de Derechos Humanos "SURGENTES", Martha Lía Grajales que para ese preciso instante iba saliendo de una actividad de denuncia ante la sede de la ONU en Caracas. Estos acontecimientos, y sobre todo la arbitraria detención de Martha Lía, suscitaron toda una movida nacional e internacional de solidaridad y exigencia reclamando su libertad.
La respuesta de La Fundación Rosa Luxemburgo a la campaña madurista
En todo el contexto anterior arranca la campaña desde el gobierno contra los familiares de los detenidos, contra los activistas de derechos humanos vinculados a su causa y todavía más contra toda izquierda opositora al gobierno. Producciones de Podcast, tuiteros, dirigentes políticos progobierno, palabras del propio Maduro o de Diosdado Cabello y todo un arsenal de contenidos por redes sociales han pretendido llevarse en andas a quienes ellos consideraban objetivo de esa política.
Ahí también tomó la Rosa Luxemburgo, una fundación vinculada a la izquierda parlamentaria alemana que dio una respuesta sobre la cual no me voy a extender mucho. Pero sí decir que, además de que rechazan todas las acusaciones, en letra del presidente de su consejo ejecutivo, Heinz Bierbaum, también deja a los del gobierno venezolano como unos ignorantes políticos.
La actividad antiimperialista del 26 de agosto de la izquierda que adversa a Maduro
En todo este panorama aparece entonces la movida militar de los Estados Unidos en el Caribe apuntando claramente contra Venezuela. Hay que decir que, entre las tantas cosas que se han dicho en las últimas dos semanas desde la citada campaña, resalta que "la izquierda opositora se vincula al fascismo", que "se vincula a María Corina Machado" o que "no rechaza las sanciones internacionales impuestas por los gringos al gobierno".
Sectores de la izquierda opositora al gobierno como Marea Socialista, PCV-Dignidad, PPT-APR, Revolución Comunista, Partido Socialismo y Libertad (PSL), Liga de Trabajadores por El Socialismo (LTS), Comunes, MPA o Bloque Histórico Popular (BHP) realizaron una acción unitaria contra las amenazas imperialistas del gobierno de Trump, lo que, al igual que la Rosa Luxemburgo, también deja en evidencia el montaje del gobierno venezolano.
Eso, visto de manera sobria y con total seriedad, han sido reveses para el gobierno de Maduro autorreferido como de izquierda y revolucionario. Se vio forzado a liberar a la activista Martha Lía Grajales y ha sido contestado fehacientemente por varias vías y de varias maneras, precisamente por factores políticos de izquierda y demostradamente adversos a la derecha venezolana tradicional.
Está claro que la izquierda anticapitalista venezolana, también otros más moderados o progresistas, vienen siendo objeto de ataques burocráticos, gubernamentales y represivos a razón de las denuncias y confrontaciones políticas sobre el carácter y la política del gobierno, que se parece más a uno de extrema derecha que a todo lo que ellos mismos dicen ser.
La represión estatal o la amenaza de un ataque militar contra nuestro país no son sólo un problema de las organizaciones políticas o de los activistas. Es un asunto muy delicado de interés soberano. La represión va desde la facilidad que tienen los policías para matraquear y chantajear a la gente, la violación a derechos fundamentales como el salario y la calidad de vida, hasta la persecución a militantes políticos. Y la izquierda anticapitalista, con todas sus desventajas o debilidades, por ahora, nos está mostrando algunas claves de cómo ir encontrando una verdadera salida a la crisis que padecemos como población: Coherencia, convicción, articulación, unidad construida democráticamente, e independencia política respecto a las cúpulas. Lo que es decir, ni con Maduro, ni con María Corina Machado, ni con Trump, ni con los rusos o los chinos.