¡Soldado Tuyo, Pueblo Mío!

Más allá del capital y la transformación del Estado

I

La revolución bolivariana se enfrenta hoy a un reto ineludible, uno que va más allá de las contradicciones sociales, económicas y políticas que tanto agitaban las estructuras del viejo Estado liberal burgués. Nos encontramos ante la necesidad de transformar radicalmente al viejo estado liberal burgués por un estado SOCIALISTA, desde su esencia filosófica y espiritual.

Como lo señalaron los grandes pensadores como István Mészáros, Enrique Dussel y el General Pérez Arcay, la tarea de llevar esta transformación hacia adelante requiere de una mirada profunda, que se remonta a las raíces de nuestra historia y la necesidad de construir una nueva ontología del poder y la autoridad en la Venezuela de hoy.

En primer lugar, la crítica al capitalismo no puede quedarse en los análisis económicos de superficie. En su obra, István Mészáros nos invita a repensar la relación entre la persona humana y la estructura económica que regula su vida. El capitalismo, en su forma más cruda, convierte al ser humano en un simple engranaje dentro de una maquinaria de acumulación de riqueza. Este sistema mercantilista no solo se ha apropiado de las tierras y los recursos, sino que ha despojado al individuo de su capacidad de decisión y, lo que es más grave, de su conexión con el otro.

La revolución bolivariana debe reconstruir la relación humana, que subyace a esta vieja estructura de dominación heredada; implica una profunda transformación de la subjetividad de los pueblos. Enrique Dussel, con su teoría de la ética de la liberación, nos recuerda que la construcción de un Estado SOCIALISTA no puede prescindir de la espiritualidad. La revolución no es un hecho simplemente político o económico , es un acto ontológico, un proceso de reinvención del ser. La liberación sólo es posible cuando, como pueblo, asumimos la responsabilidad de reconstruir nuestras identidades, recuperar nuestra humanidad y, desde allí, generar una nueva manera de vivir colectivamente. La Revolución BOLIVARIANA debe cimentarse en una ética solidaria, de servicio a los demás, donde el sujeto individual no es el centro, sino la comunidad.

Es esta ética solidaria la que debe guiar la transformación del viejo Estado liberal burgués. Como bien lo señalaba el General Pérez Arcay, el Estado venezolano, tal como fue heredado del siglo XIX y alimentado durante los últimos años de la democracia liberal, está profundamente impregnado de valores de dominación, exclusión y jerarquía. El reto está en desmantelar ese sistema y construir uno nuevo que, más que sea una estructura administrativa de dominación, sea una plataforma para la justicia social y la emancipación de las clases populares. Un Estado socialista no es un aparato centralizado de mando; debe ser un espacio para el ejercicio colectivo del poder, la participación activa del pueblo y la creación de nuevas formas de relación política, en donde las bases de la decisión se construyen en cada rincón de la nación.

La revolución bolivariana debe crear un nuevo modo de vivir, un nuevo tipo de democracia, que sea capaz de movilizar al pueblo en todas sus expresiones, para que se reconozca a sí mismo como sujeto histórico de transformación.

Es aquí donde la espiritualidad juega un papel fundamental. La Revolución Bolivariana no es solo un acto político, sino también un despertar espiritual. En la lucha por un Estado socialista, no debemos perder de vista que no es solo el capital el que debe ser transformado, sino también la conciencia. La verdadera batalla es la que libramos contra el individualismo, el egoísmo y la sede de poder. La creación de un nuevo Estado socialista sólo será posible si somos capaces de trascender esas formas de pensar que han sido moldeadas por el capitalismo y, más bien, cultivar un sentido de comunidad, de colectividad y de bienestar común.

En resumen, la transformación del viejo Estado liberal burgués en un Estado socialista, tal como nos lo enseñan Mészáro, Dussel y Pérez Arcay, requiere de una visión que no solo se centra en lo material, sino también en lo espiritual, lo filosófico y lo ético.

Necesitamos hacer una revolución popular que nos permita ir más allá de los límites impuestos por el capital, una revolución que nos lleve a construir una nueva relación humana, una nueva moral colectiva, y un nuevo Estado, donde el pueblo sea el verdadero protagonista de su destino. En este proceso, hay que transformar las conciencias, el corazón y el alma del colectivo nacional.

Es así como podemos decir con firmeza: la Revolución Bolivariana es el camino hacia la verdadera liberación, un camino que exige de cada uno de nosotros un compromiso profundo con la transformación del ser y con la creación de un nuevo orden, donde el poder no esté en manos de unos pocos, sino en las manos de todos, unidos por un mismo propósito de justicia, equidad y liberación.

¡ Hasta la victoria siempre !

¡Comuna o nada! #DeVueltaChávez



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Christian Medina Macero

Ayudante del Comandante Supremo Hugo Rafael Chávez Frías (2000 ? 2004). Combatiente de la Gesta del 11 de Abril 2002. Teniente de Fragata. Militante Activo del PSUV. Patriota y Analista Político.

 medinamacerograt@gmail.com

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