Durante los últimos tiempos, en Venezuela la "clase magistral" se percibió como algo autoritario, obligatorio y que no aportaba, algo formal. Es necesario cambiar esta mentalidad tanto en las autoridades como en los alumnos, es necesario recuperar este legado, el valor del conocimiento del profesor. Elevar su prestigio y pensamiento.
Para ello es necesario continuar y retomar los procesos de transformación de nuestro sistema educativo en todos sus niveles y en cada uno de sus componentes a fin de enriquecer la práctica educativa y de formación de acuerdo a las capacidades del alumnado, siempre cambiantes, en lo social.
Por supuesto uno de los elementos estructurantes de la educación es el maestro y los profesores, los cuales necesitan se les brinden mayor atención, no solo en el aspecto económico sino en su esfuerzo académico y pedagógico. Recordar que los valores que se aprendan en la escuela, al poco tiempo seran puestos en práctica. También es necesario garantizar que la escuela es un centro creador de valores en los estudiantes.
En este sentido creo que revalorizar la clase magistral es una parte central para valorizar el papel que cumplen los docentes, mas ahora cuando durante años, la clase magistral en Venezuela ha sido vista con cierto recelo. Al considerársela como algo rígido, impositivo, se ha perdido de vista su verdadero propósito: la transmisión del conocimiento desde la voz experta del docente. Al negar la clase magistral y la autoridad académica docente, se ha generado una desconexión entre estudiantes y profesores, despojando a la enseñanza de una esencia transformadora.
La clase magistral no es un monólogo vacío, sino una oportunidad para acceder a una fuente de conocimiento enriquecido por la experiencia, la reflexión y el pensamiento crítico del docente. Recuperar este modelo implica devolverle su sentido original, rescatando el papel central del profesor como guía intelectual, como un referente que no solo comparte información, sino que inspira, provoca el cuestionamiento y fomenta el análisis profundo.
Para lograr este cambio, se debe reivindicar el prestigio del maestro. Es necesario que los docentes sean valorados, que su papel sea reconocido y respetado.
La educación no puede reducirse a simples dinámicas interactivas o administrativas, sin una base sólida, ni a la dependencia exclusiva de recursos tecnológicos. La palabra del profesor sigue siendo insustituible como vehículo del saber. Fortalecer su imagen y renovar el aprecio por su conocimiento permitirá transformar la forma en que se percibe la enseñanza y devolverle su capacidad de formar ciudadanos críticos, creativos y preparados para enfrentar los desafíos del mundo. La recuperación de la clase magistral no es un regreso al pasado, sino un acto de reivindicación que busca darle el lugar que merece dentro del proceso educativo.
Tal como veo el proceso educativo en aula este se inicia con la clase magistral, luego la participación y discusión de los conceptos manejado, posteriormente la investigación y documentación de los alumnos con los medios a su alcance de estos conceptos, y luego la revisión de lo expresado por el docente en su clase magistral.
Así que la clase magistral no debe verse como un acto rígido y unilateral, sino como un componente esencial dentro del sistema pedagógico del aula. Su valor radica en la capacidad del docente para transmitir conocimientos con profundidad y coherencia, pero esto no significa que deba excluir la participación activa de los estudiantes. Al contrario, la clase magistral puede ser el punto de partida para el análisis, el debate y la construcción colectiva del aprendizaje.
Revalorizar la clase magistral no significa concebir un modelo rígido y unilateral, sino reconocer que el conocimiento profundo y estructurado del docente, sigue siendo fundamental en la educación. Su combinación con metodologías participativas fortalece el proceso de aprendizaje, estimula la reflexión crítica y permite que los alumnos se apropien del saber de manera activa.
También debe ser el fundamento para continuar mejorando los procesos en nuestro sistema educativo.
Oscar Rodríguez Estrada 11 de mayo de 2025