Las mentiras del capitalismo salvaje

Si fuera verdadera la afirmación de los ideólogos del capitalismo salvaje que dice que sin capital no somos nada o que estaríamos en la edad de piedra, entonces no se podría entender el surgimiento y desarrollo de tantas civilizaciones anteriores al capitalismo salvaje, que dieron grandes logros e inventos que han contribuido al desarrollo de la humanidad.

Si fuese verdad tal afirmación del régimen capitalista, tampoco se podría entender con qué capital construyeron nuestros ancestros, Tiwanaku o Machu Picchu, un recordatorio histórico de la enorme capacidad arquitectónica, productiva, que contribuyó al desarrollo de pueblos y formas completas de vida.

Todo se hizo sin ningún céntimo de capital, se construyó con trabajo humano y con la naturaleza productora de los materiales y también del alimento con el que esos trabajadores ancestrales se alimentaron, mientras producían esas notorias construcciones milenarias.

Si hay trabajo humano y naturaleza viva, hay no sólo producción, economía y vida humana; también hay de la misma manera otras forma de desarrollo, pero de la vida y no del régimen capitalista.

El capital crea riqueza capitalista pero no riqueza humana, porque el neoliberalismo para poder producir más capital necesita someter, negar, explotar, dominar al trabajador y la trabajadora.

De tal manera que para poder materializar esa barbarie necesita producir y expandir pobreza, es decir, miseria en la clase trabajadora, con el propósito de que esté dispuesta a vender como mercancía el trabajo explotador.

Los empobrece y al final el trabajador y la trabajadora terminan creyendo que sin dinero no son nadie. Como no tienen nada, salvo su fuerza de trabajo, su propia corporalidad para poder vivir, necesitan venderse a sí mismo, vendiendo la fuerza de trabajo para conseguir dinero para reproducir su empobrecida vida.

El burgués y el capitalista afirman tozudamente que, sin capital (dinero) el capitalismo (relaciones de producción) y el mercado capitalista (relaciones de consumo), no sólo no habría desarrollo humano, sino que no habría vida humana, o que sin éstos estaríamos literalmente condenados a la extinción, o que la humanidad sin el criminal régimen capitalista estaría anclada en la prehistoria.

En suma, esta es la criminal disyuntiva del régimen capitalista que debemos transformar.

Los umbrales del capitalismo salvaje son nefasto y contrario a toda forma de vida en nuestra Madre Tierra.



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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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