Había que parar aquel horror y empezar desde cero, ¿pero cómo y por dónde?...

Cuando Chávez asume el poder en 1998, se encuentra con este horrible cuadro, tan monstruoso como el que recibe Bolívar en 1825, una vez que ha vencido definitivamente a los realistas, en aquella gloriosa Batalla de Ayacucho (dirigida por Sucre), que ahora este mes cumplirá 200 años. Este es el escenario que se encuentra en 1998:

  1. La tragedia de la esclavitud y del racismo totalmente incrustados en el alma de la nación.

  2. Un poder de los medios de comunicación en manos de la oligarquía, los cuales a la vez dependen de las transnacionales (el imperio yanqui).

  3. Un país totalmente enajenado por el consumismo (vicios del capital).

  4. Sindicatos totalmente corrompidos.

  5. Educadores prepotentes e ignorantes, envenenados por textos y libros que declaraban estúpidos a nuestros estudiantes.

  6. Un banca totalmente extranjerizada y controlada por mafiosos, El Estado sometido a las órdenes e imposiciones del FMI.

  7. Una pobreza del ochenta por ciento y una miseria que alcanzaba el veintidós por ciento de la población.

  8. Grandes sectores de la policía de Estado y del ejército degradados y con un sentimiento antinacional.

  9. Las fronteras con Colombia desguarnecidas y sometidas al terrorista de paramilitares y el vil negocio del narcotráfico.

  10. Una banda de partidos políticos dependientes del poder extranjero y el narcotráfico.

  11. Un país que en gran parte carecía del hábito de la lectura y del sentido patriótico de la defensa de la soberanía nacional. El Estado se había resignado a que no se podía rescatar El Esequibo.

  12. Una cúpula eclesiástica (la Conferencia Episcopal Venezolana) pervertida, convertida en otro partido más del Puntofijismo, aliada con los barraganatos de turno.

  13. Un Generalato sometido a las órdenes de la CIA.

  14. El gremio de los empresarios recibiendo dólares preferenciales, viviendo básicamente de la importación, negada a pagar impuestos, siempre conspirando contra el Estado y al servicio de las transnacionales. Enemiga a muerte de los obreros y campesinos.

  15. Empresarios y sindicalistas, siempre combinados para chantajear el gobierno, al Estado.

Ya en el poder, todos esos elementos, ese aluvión de fuerzas negativas se unen y provocan golpe del 11 de abril del 2002.

El segundo zarpazo se produce el 2 de diciembre del 2002, mediante un poderoso sabotaje a las instalaciones petroleras, con la consabida paralización bancaria, con un pertinaz sabotaje que produce y tremendo desabastecimiento de combustible y de alimentos.

En ese corto golpe de 47 horas contra Chávez el 11 de abril se asesinan más de cincuenta personas. Asume el poder la clase privilegiada y lo primero que hace es desconocer las Leyes Habilitantes (con las que Chávez pensaba llevar a cabo una compensación a las enormes desigualdades sociales).

Repuesto Chávez en su cargo el día 13 de abril (por el pueblo y por el ejército), las oscuras fuerzas de la reacción no retroceden en sus criminales acciones: ven que el presidente no detiene a nadie, no persigue a nadie porque el país está sin ley, porque Chávez ha sacado un Cristo perdonando prácticamente a los golpistas. La verdad es que nos encontrábamos en el mismo país aquel que había vivido sin ley desde que Santander entrara en Bogotá como presidente de Cundinamarca, en 1820. La oligarquía estaba profundamente convencida de que no puede sostener en el poder sin contar con las armas de los cuarteles. Entonces para salir de Chávez, montan en la zona de los ricos de Caracas (Plaza de Altamira), un centro de permanente agitación y conspiración para intentar derrocar al gobierno; alienta a militares corrompidos y fascistas para que tomen el poder y así devolverles sus privilegios.

La hueste de los Apellidos, obcecada por mantener sus fueros y privilegios, contando con el apoyo de los yanquis, desafiando toda ley, todo orden, burlándose de los símbolos patrios los cuales ondean del revés al tiempo que los colocan por debajo de los de Estados Unidos. Para los manifestantes en Plaza Altamira su única y verdadera bandera era la gringa, y se ufanaban mostrándola y sacudiéndola como la que amaban y respetaban por encima de la nuestra. Esta gente, ¿qué puede tener de venezolana? A la final casi toda huyó a Miami o a Madrid, cual otra abominable gusanera.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 3147 veces.



José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

 jsantroz@gmail.com      @jsantroz

Visite el perfil de José Sant Roz para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: