Legado de España en América: demencia, guerras civiles, racismo, sífilis, traiciones, oscurantismo, ceguera, envidia, …

  1. Nosotros, desde 1492, venimos luchando contra ese fardo de perversiones humillantes que fueron trasladadas desde España a nuestros lares. Los conquistadores, en pocos años esparcieron por doquier en este continente un terror incontrolable. Nuestros pueblos originarios desconocían por completo eso de guerras civiles; no sabían de los endemoniados recelos de esos barbudos, sus iras, su placer por arrasar pueblos, por decapitar a sus enemigos e incluso decapitarse entre ellos.

  2. En verdad que nada elevado nos trajeron los hispanos, y la cruz de su religión vino acompañada de la espada asesina. Entre sus gobernantes se hicieron comunes los pronunciamientos, las rebeliones, las arterías en sus altos mandos. Sus métodos para asesinar a sus superiores, a sus hermanos y mujeres se esparcieron por pueblos y aldeas. Sus aberradas prácticas para aperrear, quemar y empalar indígenas provocaron pánico y demencia entre todos los dulces pobladores de esta tierra. Lo que nunca se llegó a ver en estas tierras, ¡mendigos!, a veinte años de establecerse esta gente entre nosotros cundieron el hambre, los tullidos, los dementes, los indigentes.

  3. Los ardides de los conquistadores para traicionar a los suyos, sus vilezas para desconocer lo justo, el desprecio hacia la inteligencia y la paz, convulsionaron para siempre América, y aún esa herencia la estamos pagando. Sus absurdas y bárbaras pretensiones de nobleza, sus abolengos de cuna o de sangre, sus títulos y rangos penetraron todos los cargos, a la sociedad y a la familia, desintegrando la armonía para la siempre. La maldición de los letrados junto con los curas, convirtieron América, como diría Bolívar, en el Palacio de las diatribas y de Satanás Sus pleitos infinitos que sembraban en América y luego trasladaban a la Península, se convertiría en el arte más refinado de la insidia, el horror y la indolencia...

  4. Don Mario Briceño Iragorry ha dejado escrito que GRANDES FUERON LOS BENEFICIOS civilizadores y civilizatorios que recibimos de aquel aberrante y despreciable imperio. Pero vamos a dejar que sea otro racista quien le responda a don Mario sobre esos benéficos legados de los españoles, tomando como fuente, los estudios sobre nuestra historia del mantuano don José Gil Fortoul. Dice don Mario Briceño Iragorry, con alarde colonizador: "Mientras la Madre Patria –la suya- realizando el más generoso plan de colonización que jamás ha puesto un estado civilizado al servicio de NACIONES BÁRBARAS, destruía por imprevisión, sus propios recursos interiores, los colonos de la Nueva Inglaterra limitaban su obra a una tímida expansión que, sin LA HEROICIDAD LEGENDARIA DE LOS CONQUISTADORES ESPAÑOLES, realizó actos de suprema barbarie. CUANDO EN AMÉRICA ESPAÑOLA YA FLORECÍAN UNIVERSIDADES Y SEMINARIOS, en la del norte no habían podido establecer un asiento los inmigrantes sajones...".

  5. Pues bien, tomando notas de lo que escribe don José Gil Fortoul en su Historia de Venezuela, tenemos que, para cuando ya Nicolás Copérnico había demostrado el doble movimiento de los planetas, y Miguel Servet había muerto en la hoguera a causa de sus estudios sobre la circulación de la sangre; cuando Galileo y Kepler anunciaban sus leyes físicas, en el año de 1591, EXISTÍA EN TODA VENEZUELA UNA SOLA ESCUELA PRIMARIA. Es decir, una escuela después de un siglo de haber llegado los españoles a nuestras costas. Es en 1592, cuando se obtiene de la Corte la creación de un PRECEPTORADO DE GRAMÁTICA CASTELLANA y un permiso real para fundar un SEMINARIO. El edificio donde habría de funcionar este seminario se concluyó en 1664. Es decir, que esperó el rey a que murieran Descartes y Blas Pascal para que el seminario iniciara sus labores.

  6. Siguiendo con estas notas de Gil Fortoul, señor Mario Briceño Iragorry, nos encontramos con que 1697 se solicitó desde Venezuela, una licencia para establecer una universidad en la capital, y fue negada el 30 de diciembre de ese mismo año, y vuelta a negar el 14 de enero de 1700.

  7. En 1791, el rey se apiadó de nosotros y decidió conceder la fulana licencia solicitada en 1697. De modo, púes, que indolentemente se esperó a que murieran Isaac Newton y Leibniz. Pero lo que pasaba en Venezuela era reflejo del retraso y la molicie que ahogaba y consumía a España. Desde la muerte de Felipe II, en 1598, hasta el advenimiento de Carlos III, en 1759, una sucesión de monarcas enfermos, habían dominado la escena política del gobierno español. El oro que llegaba de América se derrochaba en lujo y regalos que iban -a falta de valor y conocimiento- por las Cortes de Europa (haciendo el papel de meretriz loca que con sus encantos pretendía conquistar favores y disimular la espantosa decadencia que la consumía). La agricultura y la industria comenzaron a ser abandonadas; la deuda pública era excesiva; el estado hipotecado y en ruinas, y la administración en caos y corrupción perpetua.

  8. Los inmensos cargamentos de piedras preciosas, plata y oro que se trasladan del Perú, Bolivia, Nueva Granada, Chile, México y otras colonias, no lograban calmar ni satisfacer la inmensa voracidad de sus cortesanos, las perdiciones y las locuras de sus reyes. El pueblo sufría ya esa pertinaz miseria de la que se hará memorable España, la que hablan las crónicas, y que hizo del español el arquetipo del mendigo, sucio, hediondo a ajos y cebollas.

  9. Para completar este cuadro, los hidalgos persistían en su manía de no ensuciarse las manos con trabajos mecánicos, considerando que tales oficios degradaban sus títulos de nobleza. Las profesiones más buscadas eran la militar, la religiosa, la abogacía, todas bajo la maternal protección del Santo Oficio. Para finales del siglo XVII, el imperio que había conquistado a Europa y había sido señor de los mares, olvidó cómo construir barcos y tenía que comprárselos a los ingleses, y servirse de marinos mercenarios; es cuando los extranjeros entran a dirigir las cuestiones primordiales del gobierno español; alemanes, italianos, holandeses e irlandeses están al frente de la ciencia, las leyes, la diplomacia y del comercio en Europa, dejando por fuera a España. Y todavía a mediados del reinado de Fernando VI, alrededor de 1750, las universidades españolas carecían de cátedras sobre derecho público, la matemática era totalmente desconocida, así como la física experimental, la anatomía y la botánica.

  10. La única explicación que da don Mario Briceño Iragorry a la tardanza del gobierno español para aprobar el funcionamiento de las escuelas y seminarios es que las vacantes episcopales fueron muy largas, y al hecho de hallarse la Silla en la ciudad de Coro y los obispos de asiento, en Caracas. Añade don Mario: "Demás está insistir en la abundancia de motivos que asistían al poblador castellano para juzgar su capacidad social muy por encima de los indios conquistados y de los negros traídos de África". Según él, nada tenían los españoles que aprender de los aborígenes. Pero es tan absurdo lo que sostiene don Mario, que transcribir sus opiniones racistas, además de indignarnos nos lleva a perder tiempo. Cree en su augusta sabiduría que es "un imperfecto de conjugar historia" el suponer que la cultura universal hubiera recibido algún beneficio cultural de los aborígenes. Cuando hoy en día sucede todo lo contrario, porque sabios y científicos buscan en la cultura indígena formas de conocimientos y de acoplamiento con el medio natural, sin los cuales es imposible la vida.



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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