Hace muchos años, fracturado el ineficaz PCV por los trepadores del MAS, Alfredo Maneiro, para calmar las angustias políticas de los poquísimos camaradas que, rechazando ambas facciones, nos agrupamos junto a él; nos decía que dejáramos el atore, pues nadie estaba interesado en saber quiénes éramos y qué proponíamos. Y lo completaba de esta manera: todo lo que somos y proponemos tiene que poder deducirse de nuestra conducta diaria...
Fue la primera lección de pensamiento crítico que recibí. Ella marcó a toda la Causa R, hasta que Alfredo se nos murió y ese pensamiento quedó sobrante. No podía ser de otra manera, él dejaba en evidencia la absoluta incoherencia que existe entre los discursos políticos de la izquierda venezolana -que es la que me importa- y su quehacer diario. Y digo la izquierda porque la derecha no es incoherente, solo mentirosa.
Y como si fuera poco con esa izquierda, hoy conformada en torno al gobierno, sobre la cual ya he señalado suficientes cosas; una parte incuantificable de la que está afuera es mucho peor. Me refiero a la que días atrás publicó un documento dirigido a la nación que llamaron "La gente sabe lo que pasó". Lo firman más de 200 adherentes -según ellos- antiguos seguidores de Chávez. El documento comienza diciendo: la avalancha electoral que el 28 de julio escogió a un presidente... No dicen quién, pero llaman a un estruendoso Cacerolazo Nacional contra... el Gobierno atrincherado en la mentira...Ahora el cacerolazo será desde Madrid.
El manifiesto de esta gente, le da la razón, sin duda, al alerta de Alfredo sobre el atore por hablar pendejadas. Con mirar quienes lo firman, era suficiente para abstenerse de hacerlo. Hablo de los Bandera Roja, de los arrejuntados en el Frente Amplio Venezuela Libre, en la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución o en otras vacías asociaciones. Gente toda que anduvo, antes, tras Guaidó y ahora, luego de la deserción de Edmundo, están pendiente de la palabra orientadora de María Corina.
Es una izquierda descompuesta que diciendo defender la Constitución Bolivariana, busca acompañar a quienes la derogarían de inmediato. Esa "izquierda" nada, pero nada, tiene que ver con los centenares de miles de revolucionarios, disidentes de un gobierno que convirtió a Chávez en coartada.