Son las 2:30 PM de la cálida tarde caraqueña, voy guiándome con mi bastón de rastreo por la Avenida Universidad en el centro de la ciudad. Llego a la estación del Metro en Parque Carabobo, ingreso a la misma y me dirijo a la taquilla del operador a solicitar ayuda para mi traslado en el sistema, algo que paulatinamente se ha restablecido en cierta medida; toco varias veces la puerta de vidrio, pero no obtengo respuesta así que me toca viajar solo, bordeo la caseta y en los torniquetes, los oficiales de seguridad me preguntan si necesito apoyo para bajar al andén, digo que si y me acompaña un funcionario policial.
El oficial, me explica que hay un solo operador y que está afuera de la caseta; el funcionario me ayuda a embarcar en el primer vagón del Metro. Ya dentro de la unidad me aborda una señora, que me intenta entregar un presunto dinero, bajo el nefasto argumento que todas las personas ciegas salimos a la calle es a pedir; le explico respetuosamente que está en un error, pues ni somos todos los seres Humanos iguales ni la discapacidad es sinónimo de mendicidad. Yo por ejemplo tengo mi empleo; soy periodista, profesor universitario y publiqué un libro en Amazon: "El Tiflorreportero A toda capacidad", gracias a Dios.
Al llegar a la estación Plaza Venezuela, bajo del tren y como no fui atendido por personal metro, me toca seguir el viaje solo. Busco la pared ya que es andén lateral, avanzo cuando repentinamente mi bastón tropieza y cae en un vacío, me detengo de inmediato, creo por momento que me desvié a los rieles, afortunadamente, no es así, por el contrario, estoy junto al muro toco con mi bastón y descubro que es una escalera eléctrica, que está desarmada, pero sin una cinta que impida el paso…
El Metro de Caracas, desde hace más de un año, vive un proceso de reparaciones puertas abiertas. Es decir, trabajos de restauración con atención al público; quienes viajamos en el sistema lo hacemos entre: ruidos de las maquinarias, olores a polvo y químicos; en el caso de las personas Ciegas se nos complica el traslado por los estruendos de los equipos, cambios de pasillos operativos, escalinatas mecánicas desarmadas y mala orientación de direcciones de algunos presuntos funcionarios. Claro está, el subterráneo es aún con sus deficiencias operativas muy demandado por la ciudadanía por múltiples factores…
Pensando en las personas con discapacidad, la empresa ha restablecido, la clave M (la atención al usuario con discapacidad), para minimizar los riesgos que implica viajar en el sistema en medio de una restauración. Lamentablemente, por falta de personal no siempre contamos con la suerte de recibir el acompañamiento para nuestro traslado seguro, tal como fue diseñado por El Metro desde su fundación algo que nos enorgullece como venezolanos por la inclusión.
Sin embargo, no todas las personas con discapacidad somos Ciudadanas o ciudadanos. Ciudadano es aquel que cumple con sus Deberes y ejerce sus Derechos. En los últimos tiempos hemos visto prosperar la nefasta industria de la mendicidad en la ciudad y en especial en los sistemas Metro y ferrocarriles; eso está prohibido pero estos habitantes se escudan en su condición de discapacidad para incumplir las leyes y normas de convivencia, "el desconocimiento de la Ley no te exonera de su cumplimiento", Artículo 6 código civil, todos somos iguales ante la Ley, Artículo 21 Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Quién suscribe este artículo, en una oportunidad dialogó con varios individuos presuntamente con discapacidad quienes ejercen la mendicidad en los sistemas: Metro de Caracas, y Ferrocarriles de los valles del Tuy (IFE), en esa oportunidad les pregunté: ¿por qué no trabajar en lugar de pedir?
Una voz explicó: "yo pido y tengo varias personas vendiéndome mercancía en el tren y Metro". Otra expresó: "aquí yo pido y me voy a tomar cerveza y jugar mis caballitos. Claro me tocó aprender a hablar con la Biblia para que me den bien, pedir aquí con tantos pidiendo no es fácil pero igual gano". Un tercero dijo: "a mí no me gusta problemas por eso tengo mi quiosco de golosinas en el centro de Caracas, allí llegan los clientes a comprar y estoy tranquilo".
La mendicidad, tiene varias aristas en el caso de la discapacidad en oportunidades es algo cultural o mala costumbre, que nada tiene que ver con la crisis socio-económica que sufre el país. Además, tiene que ver con el consentimiento de la colectividad bajo la excusa del pobrecito porque tiene una discapacidad no puede hacer otra cosa. Evidentemente eso es falso, las personas, aunque tengamos una o varias discapacidades, estudiamos y trabajamos. Es fundamental, comprender que: la discapacidad no es sinónimo de mendicidad y que en la misma medida en que todos seamos ciudadanos tendremos la República soñada.