Cuando el alma se parte en pedazos

Tanto sentimiento, tanto amor a un terruño, a los amigos, al compañero perro, que a tu lado paso esos 12 años, años de tranquilidad reposo, pensar y crear sin parar con esos artículos que nos hacen meditar a todos sobre el hacer y fialidad de nuestras vidas, antes, ahora y en el futuro.

Tocayo, me impulsa escribirte estas notas, el dolor, el sentimiento que he sentido derramas en estos tus escritos de despedida de ese bello y tranquilo pedacito merideño, que te ha servido como reposo del guerreo de la vida como has sido. Creo que es por eso que te duele tanto la despedida, ademas de la certeza de que no volverás a vivir ese tiempo pasado tan apacible y bondadoso, ni sentir el viento que tantas veces sopló tus blancos y largos cabellos acariciados por la los invisibles dedos de la brisa, nevados cabellos de largos años de trabajo como matemático, incansable viajero y profesor en tu querida Universidad de los Andes.

Te pediría una cosa con insitencia, que no te dejes a Chispirito solo, no lo abandones, el siempre irá a buscar de tu mano generosa, su arepa mañanera, Chespirito te ha acompañado todos esos años de soledad, y no comprendería hoy la razón de tu ausencia, siempre te esperaría sentado en el portal de la casa, al lado de la silla en la que te sentabas, lo más probable es que muera de tristeza si lo abandonas, nuestros amigos perros no comprenden cierto accionar ni comportamiento de los llamados humanos. Eso le sucedió a la perra bóxer del amigo Chong, cuando el se fue a las estrellas, su perra bóxer muere de tristeza, sin querer comer, la perra comprende por su sexto sentido, que ya no regresara más su amigo Chong.

Tocayo José que tristes son las despedidas de los lugares que amamos y nos amaron. Pero yo hoy aún no comprendo tu partida, la razón ni el ¿por qué? de tu partida. ¿Acaso una fuerza mayor a tus deseos te obliga a marcharte de tu paraíso tan preciado? Si puedes decirlo en uno de tus escritos, que espero este no sea el último, dejá que lo sepamos tus lectores.

Que sentimiento el no ver más los coloridos sueños de las tardes entre las colinas y cafetales, ni los brillantes colores del amanecer, o los algodones blancos flotando sobre las copas de esos cafetales, cardone y guamales de ese tu terruño hoy tan amado por tantos años.

Los libros viajeros me duelen en el alma José, tanto como a ti, ellos son los mejores compañeros de nuestros momentos tristes y solitarios, esos libros que nos han acompañado silenciosamente, tantos años, hablando y contando a nuestros ojos lo que encierran sus hojas en tinta negra, páginas amarillentas muchas veces por el paso de los años, pero que encierran la sabiduría de la humanidad. Sin dudarlo la despedida de esos libros, es una de las cosas que más duele en la vida, el dolor la despedida de los amigos libros tan queridos. A mi también me ha ocurrido varias veces en mi vida, y aún me duele las despedidas y los recuerdo con cariño.

No volver a ver la escuelita, tampoco la neblina o los encajes de la bruma, ni tomar el cafecito con Prudencia, Tomasino, Pedro, Edelvina, Cheo, Ramón Isidro, María Eugenia, los perros de Evenio, Neptali, Marcolina o Rosa la de los rosales rojoos, ni de nuevo volver a sentir el cariño, el aprecio de toda esa gente de alma hermosa que te acompañó durante todo ese tiempo de una vida.

Hoy tristemente te despides, dices tu adios en triste despedida, aceres de la vida superiores a tus fuerzas te lo exigen te vas con tu carretón de peroles dando colas a amigos, y despedidas a conocidos caminantes de los caminos con los que te topas en medio de tu marcha, mientras avanzas como si nada ocurriese, pero ocurre, el alma se te desgarra al ver tu casita a lo lejos y recordar el vacío de la sala hoy solitaria, ya sin muebles, ni calor humanos, vacía de tu presencia, adios le dices hoy a Solita, la querida perrita que dejó su alma en ese terruño.

¿Te llevas a Chespirito?? espero te acompañe, él no sabe de la ausencia eterna de tu partida a la nada como tu lo llamas, Yo se lo triste son las despedidas querido amigo y tocayo José, las he vivido tantas veces, nunca se olvidan esas almas queridas, tus mascotas. Personas. Paisajes, ríos, cascadas flores, colores t formas de sus colinas, ni los rincones de tu casita hoy solitaria mientras vivas.

¡Suerte José!, apreciado amigo y tocayo y compañero de estas páginas, te deseo lo mejor en tu nueva vida, en tu llamada partida hacia la Nada. Nada que yo no comprendo pues siempre hay algo nuevo que esplorar y aprender.



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José Juan Requena


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