Crisis de gobernabilidad

Sobran los indicios, pruebas y constataciones, para asegurar que el gobierno del Presidente Nicolás Maduro es profundamente corrupto y que, ni él, ni su entorno familiar, ni el coto que secuestró la Dirección Nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), ni los altos funcionarios de los demás poderes públicos constituidos, ninguno de ellos tiene, a ciencia cierta, cómo justificar las riquezas mal habidas, producto de la corrupción, porque además, de manera impune y asquerosa, la ostentan, es decir, la exhiben cínicamente, al mismo tiempo que exigen "resistencia" a la clase trabajadora, a los honestos y a las bases humildes del PSUV. Y lo hacen con total impunidad porque el poder judicial está aún más corrompido, más putrefacto que en la IV República, a la que tanto combatimos y de la que salimos, con la fallida esperanza de adecentar la política y la conducción de la Patria.

Nos es menos cierto que producto del bloqueo, el Pueblo -no los jerarcas del gobierno- hemos tenido que padecer muchas dificultades, cuyas consecuencias han sido: muerte, hambre y miseria.

Pero, como tierra de gracia que es la República Bolivariana de Venezuela, hemos tenido cientos de recursos energéticos, minerales y materiales, que por desgracia, han sido vulgarmente robados, no sólo por los exfuncionarios que hoy exhiben en bragas naranja en juicios nocturnos, como parte de las payasadas gubernamentales, sino también, por las demás tribus, entre militares y civiles, que parasitan y devastan la nación, a la sombra del poder omnímodo de Nicolás Maduro, como el gran Capo di mafia, que igual reparte para su combo, como para sus opositores hechos a su medida, como hizo con Juan Guaidó o Leopoldo López, entre otros pillos. Ha sido socialismo de palabras con el mayor latrocinio capitalista, en unción con unos cómplices cuyo trabajo de opositores ha sido el negocio redondo del lucro fácil.

Es tanto lo robado y por robar, que para Nicolás Maduro y sus tribus de malandros preservar el poder político al costo que sea, luce atractivo y estimulante. Pero, más allá de su voluntad, estamos al día de hoy en una crisis de gobernabilidad, en dónde los gobernados no estamos dispuestos a dejar que sigan gobernando estos corruptos, ni a tolerarlos pasívamente, como tampoco Nicolás Maduro está en condiciones de seguir gobernando, así se muestre burlesco, payaso, sátiro y cínico. Cuando mucho, hoy lo único que puede hacer Nicolás Maduro, aunque ya tenga bastante menguadas sus fuerzas, es mandar a asesinar o meter presos a revolucionarios chavistas, que ponen al descubierto su corrupción y farsa gubernamental, hasta que salga del poder. Esta situación lo convierte en un ser muy peligroso, porque cínico, corrupto y malvado ya lo es, desde hace harto tiempo atrás.

Son diez años en los que Nicolás Maduro: ha liquidado sistemáticamente el legado del Comandante Hugo Chávez; ha violado descaradamente la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV: 1999) y la Ley Orgánica del Trabajo, de las Trabajadoras y de los trabajadores LOTTT, aunque el ciudadano Fiscal General de la República, Tarek William Saab y demás representantes del Poder Moral Republicano lo sepan hartamente y se hagan los pendejos; y lo peor, Nicolás Maduro ha liquidado a la clase trabajadora venezolana y la ha condenado a salarios miserables en un crimen de lesa humanidad, que ha causado muerte por hambre, muerte por falta de asistencia médica e insumos, carencia de los servicios de HCM, ha liquidado toda forma de relación contractual en las narices de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ha creado una situación de esclavitud laboral, al mismo tiempo que administra el hambre y la miseria, con bonos a cuentagotas, por encima de salarios, burlando los términos que establecen la CRBV, la LOTTT y demás leyes de la República, respecto del salario real de los trabajadores.

Y, mientras esclaviza y lleva al hambre, miseria y muerte a la mayoría de los venezolanos, Nicolás Maduro ha entregado la soberanía económica nacional, al dolarizar la economía venezolana en un negocio jugoso con la banca nacional, por la vía del Banco Central de Venezuela (BCV), peor que el gran guiso o desfalco que tenían con la estafa del Petro y la Superintendencia Nacional de Criptoactivos (SUNACRIP), lo que hace que el cocainómano y regente de burdeles del este caraqueño, Húgbel Roa y Tareck EL Aissami luzcan como unos ingenuos querubines. Es tanto el cinismo del Presidente Nicolás Maduro, que se escuda en el bloqueo y robo de activos de la República en el exterior, cuando todos sabemos que con esos recursos, dinero en bancos extranjeros, oro de reservas y propiedades como CITGO O Monómeros de Venezuela, no se paga nóminas de nada.

En cambio, con todo lo robado por Nicolás Maduro y sus tribus de civiles y altos mandos militares, en petróleo, gas, oro, plata, aluminio, hierro, coltán, bauxita, diamantes y madera, no sólo tuviésemos salarios dignos constitucionales, sino que todo bloqueo estadounidense y de sus lacayos lucirían como un mal chiste y fuese mucho el desarrollo nacional que hubiésemos podido obtener para adentrarnos a una nueva era de desarrollo en pleno siglo XXI, amén del estado social de bienestar y felicidad que todos los venezolanos nos merecemos y que no tenemos por culpa de unos ladrones y cínicos, encabezados por Nicolás Maduro Moros.

Ahora, en esta crisis de gobernabilidad y con un presidente corrupto que patalea por aferrarse aún más al poder, tenemos que él está buscando llevar a los sectores más reaccionarios y viscerales a una aventura o experimento golpista, que él y sus cómplices militares están esperando, a la caza, para liquidar una parte de la población, mientras él se victimizaría "como el demócrata al que quieren derrocar los golpistas de la derecha fascista y los asalariados de la CIA".

Esta nueva farsa y victimización de Nicolás Maduro sería la mejor herramienta para liquidar la posibilidad real de que una oposición sólida con mujeres y hombres honestos, que representen la posibilidad real de la salida del poder político de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, los hermanos Rodríguez, los Flores y el combo de generales corruptos que controlan los principales puestos de Comando en la FANB. Lo único que no contemplan Nicolás Maduro y sus secuaces es que el Pueblo organizado únicamente en la voluntad y determinación, sin más cálculos y reunideras de desgaste, se decida, arrecho, apelar al artículo 350 de la CRBV y declararnos en "desobediencia civil", por cuanto Nicolás Maduro ha contrariado los valores, principios y garantías democráticas de los trabajadores, menoscabando, además, nuestros derechos humanos, al violar igualmente, el artículo 91 de la CRBV, pretendiendo desconocer el contenido de la CRBV, que, por tanto, debemos rescatar como lo dispone la misma en su artículo 333. Paralicemos pacíficamente todo el país, todo espacio laboral y burocrático, enfrentemos los esquiroles y salgamos de esta tragedia, democráticamente, para que paguen sus fechorías, delitos y corrupción.

 



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Luis Alexander Pino Araque


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