El problema del madurismo: la polarización que desafía al chavismo

Nicolás Maduro alcanzó la presidencia respaldado por el enorme capital político heredado de Chávez; esa "unidad popular" que en el ámbito político se denomina chavismo.

La fuerza electoral chavista, la más grande y mejor organizada del país, logró victorias políticas contundentes que posibilitaron el avance de la revolución bolivariana. El chavismo, en su diversidad, se mostraba unido, con alta conciencia política, inspirado y fortalecido en sus luchas. Su base electoral, alrededor del 23% del REP — unos 4.2 millones de votos — por años lució sólida e inquebrantable.

No obstante, después de diez años de madurismo, diversas encuestas evidencian su debilitamiento.

El informe de entorno político de marzo 2023 de la consultora "Poder y Estrategia" muestra la base política chavista dividida en su apoyo a Maduro en partes iguales. Revelación respaldada también por Delphos en sus investigaciones de febrero.

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Encuesta "Poder y Estrategia" de marzo 2023

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Encuesta Delphos. Febrero 2023

Esta tendencia se ha gestado a lo largo del tiempo, en la medida que el chavismo ha ido tomando conciencia de la realidad del madurismo en su práctica política.

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Encuesta Delphos. Mayo 2022

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Encuesta Frequency58. Marzo 2022

El pueblo que se rebeló ante el plan de ajustes neoliberales de los 90, y cuyo saldo de luchas se sintetiza en el proceso histórico conocido como chavismo, ha sido sometido, durante el madurismo, a un ajuste socioeconómico sin precedentes en América Latina en cuanto a su alcance y brutalidad.

La narrativa madurista siempre ha atribuido las sanciones imperialistas a la debacle económica del país. Sin embargo, ante el más reciente escándalo de corrupción de su élite, el pueblo responde con la consigna: "no es por el bloqueo, es por el saqueo".

Este choque extendido entre la narrativa y la realidad genera un cortocircuito interno en el chavismo, que desnuda al madurismo.

Ociel López, en su premiada etnografía del chavismo Dale Mas Gasolina, afirma: "Su peor decisión será dividirse internamente porque el mayor logro de Chávez y el chavismo es unir a todos los sectores y corrientes populares, desde el más malandro hasta la más evangélica; desde el viejo adeco hasta el guerrillero; desde el que admira el folclor hasta el tuki; el patriota y el colombiano o cotorro".

Hoy, el madurismo ha fracturado esa unidad.

Chavismo dividido y polarizado
Chávez utilizaba la polarización como estrategia de unificación y movilización electoral de sus fuerzas.

Pero cuando las narrativas políticas no están ancladas a la realidad, erosionan la confianza y promueven la revaluación de sus propias identidades. Esto es lo que ocurre con Nicolás Maduro, cuyas políticas y práctica ética resultan tan contrarias al proyecto chavista que la polarización opera hacia lo interno, fracturando el "voto duro" chavista. Y aquí lo novedoso: el chavismo nunca antes había enfrentado la necesidad de recomponer su voto más comprometido; un "logro" que le debe al madurismo.

La debacle electoral que le espera al PSUV si postula a Nicolás Maduro como candidato presidencial está anunciada.

La sociología del voto demuestra que el "votante desencantado" se abstiene de participar en el proceso electoral siguiente a su desilusión, para luego votar en contra en los procesos subsiguientes.

No faltará quien argumente que la abstención le juega a favor de Maduro. Efectivamente, en un escenario electoral "normal" sería así, pero no en una contienda que desde ya se perfila que movilizará a una gran cantidad de votantes opositores, entre quienes parece haberse impuesto finalmente el raciocinio electoral sobre la idea insurreccional promovida por cierta dirigencia irresponsable.

La fractura dentro del chavismo y la polarización interna son desafíos significativos para el futuro del movimiento político chavista. Si el PSUV desea mantenerse como una fuerza relevante en la política venezolana, será necesario que se reevalúe y se ajuste a las demandas y expectativas de su base. La unidad del chavismo dependerá en gran medida de su capacidad para adaptarse a estos cambios y encontrar un liderazgo que pueda reconectar con sus seguidores y retomar el legado de Chávez de manera más auténtica y efectiva, superando el madurismo.



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Andrés Izarra

Periodista. Ex-ministro de Comunicación en Información y de Turismo de Venezuela. Fue director de la cadena multiestatal TeleSUR.
Blog: https://izarraa.medium.com


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