Colombia: 8 de marzo, día internacional de las mujeres trabajadoras y revolucionarias

¿Qué pensamos las socialistas?

Las mujeres históricamente hemos participado e impulsado las luchas más importantes en materia de los derechos de las mayorías. En los últimos años, la ola feminista ha tomado un carácter internacional como ocurrió en Irán, donde posterior a un paro docente se sumaron grandes protestas en contra del asesinato de una joven kurda por parte de la policía de la moral. Al inicio las mujeres tomaron las calles ante las fuertes políticas represivas que profundizaban su opresión, pero frente al papel reaccionario de la clase dominante iraní, se sumaron a las marchas y protestas de la clase trabajadora, esto devela que la lucha no es solo por revertir la opresión sino por tumbar los regímenes autoritarios que sostienen al capitalismo, tarea que requiere la participación de las mujeres trabajadoras, y la clase trabajadora y los sectores populares en su conjunto. Las mujeres y las disidencias sexo-genéricas, incluso en regímenes menos autoritarios, han realizado confrontaciones con los Estados burgueses por conquistar derechos democráticos, políticos y económicos en el marco de la sociedad capitalista, y si bien hemos logrado conquistar algunos derechos, no cabe duda de que, sin luchar por destruir el capitalismo, esas conquistas se encuentran en peligro de retroceder. Un ejemplo de esto ha sido el reciente retroceso respecto del derecho al aborto en EEUU donde la burguesía imperialista decide penalizar el derecho a decidir después de casi 50 años de que se conquistara este derecho.

Pero ¿es posible quitarle el carácter de clase a la lucha de las mujeres y disidencias sexo-genéricas? El capitalismo nos ha convertido a las mujeres de nuestra clase en esclavas asalariadas a la vez que mantenemos los roles impuestos socialmente de amas de casa, de cuidadoras y de madres (la doble carga). Mientras exista la dominación del capital y de la propiedad privada, la liberación y la igualdad real (no formal) de las mujeres y las disidencias sexo-genéricas es imposible. Esta igualdad sólo es realizable después de la derrota del sistema capitalista y la construcción del comunismo, se requiere un régimen en el que la clase trabajadora sea poseedora de sus instrumentos de producción y distribución, es decir, el socialismo.

8 de marzo y su origen revolucionario

Aunque el feminismo reformista y burgués junto al conjunto de la clase dominante capitalista han querido borrar el papel histórico de las revolucionarias socialistas y su lucha por la liberación de la mujer y la clase trabajadora, y a pesar de que otros sectores feministas lo reclaman como una fecha separatista e identitaria de las mujeres, incluso de las mujeres burguesas, hoy recordamos la razón por la que el 8 de marzo es clasista y revolucionario.

1908: las delegadas al Congreso Nacional del Partido Socialista de Estados Unidos propusieron que el último domingo de febrero de 1909 se designara como el Día de la Mujer y se hicieran actos para lanzar la campaña por el derecho al voto femenino.

1910: IIº Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague donde los principales debates fueron sobre el voto femenino, la protección social de las madres y la necesidad de establecer una relación más constante entre las socialistas.

1917: las trabajadoras rusas conmemoraron el 8M con manifestaciones, huelgas y motines por el pan, la paz y contra el régimen zarista, en medio de las penurias de la Primera Guerra Mundial: "Era el Día Internacional de la Mujer. Los socialdemócratas se proponían festejarlo en la forma tradicional: con asambleas, discursos, manifiestos […] "A nadie se le pasó por la mente que el Día de la Mujer pudiera convertirse en el primer día de la revolución Rusa" que triunfaría bajo la dirección del Partido Bolchevique. Así empieza uno de los capítulos de la Historia de la Revolución Rusa.

Las luchas y retos de las mujeres y disidencias sexuales en Colombia

El logro más reciente de las mujeres en Colombia fue la despenalización del aborto hasta la semana 24. Sin embargo, si bien es un derecho democrático conquistado, no es una solución real para las personas trabajadoras y de los sectores populares porque persisten diferentes barreras que limitan el acceso a este, por ejemplo, las barreras de acceso al sistema de salud, la moral hegemónica que asume el aborto de manera punitiva en las instituciones estatales y privadas encargadas del procedimiento, la objeción de conciencia de los profesionales que puede dilatar el tiempo y generar complicaciones y hasta la muerte de la gestante, sumado al díficil acceso a los medicamentos abortivos debido a su alto costo, negocio rentable de las farmacéuticas. Por otro lado,

reivindicamos la autonomía de las personas gestantes para tomar decisiones sobre su cuerpo, por lo que somos conscientes que muchas de estas personas abortan no por una decisión genuina sino porque las condiciones económicas, sociales y laborales impiden una crianza con garantías dignas, así las cosas no sólo necesitamos garantías para abortar sino también para las maternidades. Una muestra de lo anterior es que la crisis capitalista en Colombia recae en las mujeres trabajadoras. Según el DANE, la tasa de desempleo para las mujeres es de 12,6% en comparación al 7,8% de los hombres, y el 27,5% de las mujeres no cuentan con ingresos propios, en comparación al 10,5% en los hombres.

Si comparamos hoy los derechos de las mujeres y las disidencias sexo-genéricas con lo logrado en la revolución Rusa en 1917 podremos dimensionar lo atrasados que estamos. Para esa época se logró el derecho al aborto libre y sin costo en los hospitales soviéticos, promoción de la planificación del embarazo, igualdad salarial, permiso retribuido por embarazo y maternidad, servicio médico gratuito e instalaciones de lactancia, y licencia menstrual, entre otras. . Además, se cuestionaba la simple división igualitaria del trabajo del hogar entre hombres y mujeres, planteando que era necesario separar esas tareas de la unidad familiar individual y transferirlas al ámbito público, socializando el trabajo en nuevas ramas de la producción, por lo cual se hizo la creación de guarderías, casas cuna, comedores, centros de alfabetización y otras iniciativas. Hoy, 100 años después, gobiernos progresistas como el de Petro levantan políticas como el Ministerio de la Igualdad, creado oficialmente el 4 de enero del presente año sin un presupuesto claro y que propone medidas como volver el trabajo doméstico remunerado reconociéndolo para las pensiones, esto deja intacto los roles de género y la doble carga, pues siguen siendo las mismas mujeres quienes continúan con las labores domésticas y de cuidado. Sumado a medidas en la lógica capitalista de que las mujeres sean titulares de propiedad y sujetas de crédito de fomento para emprender. Y un silencio ante el aumento de las violencias machistas, los feminicidios, los transtravesticidios y los crímenes de odio contra la comunidad LGBTIQA+ en todo el país.

Ante esta grave situación se hace necesario construir un movimiento que represente a las mujeres y disidencias sexo-genéricas de nuestra clase trabajadora y sus banderas, nuestros derechos no se pueden separar de un proceso revolucionario por eso el 8M es un día de lucha, lo cual implica una fuerte disputa dentro del movimiento feminista que bajo una dirección reformista, busca reducir las tareas del movimiento a reformas en el marco del status quo y a luchas de identidad, que termina en métodos separatistas y divisorios del movimiento haciendo que pierda su fuerza revolucionaria.

Como socialistas disputamos un 8 de marzo donde las centrales obreras llamen a un paro general de trabajadores por los derechos de las mujeres, donde actúen las organizaciones del campesinado, del movimiento indígena y afro, en donde nuestras reivindicaciones como mujeres y disidencias sexuales estén reflejadas de forma prioritaria y no secundaria.. No compartimos la idea de movilizaciones simbólicas de solo de mujeres, porque entendemos que nuestra liberación depende de profundizar las luchas contra el capitalismo. Por eso proponemos luchar por:

  • Igualdad salarial, a igual trabajo, igual salario, el cual debe ser digno, igual a la canasta familiar sin precarización, discriminación, ni flexibilidad laboral.
  • Construcción de comedores, lavanderías y centros geriátricos comunitarios de calidad para socializar las labores domésticas y de cuidado.
  • Educación sexual integral, laica y científica, con perspectiva de género en todo el sistema educativo.
  • Acceso a la salud con enfoque de género para mujeres y personas LGBTIQA+
  • Producción pública, distribución y acceso gratuito de anticonceptivos y medicamentos abortivos.
  • Despenalización total del aborto: libre, legal, seguro y gratuito. Sin barreras burocráticas que lo impidan.
  • Elección popular y mandato revocable de jueces y fiscales que contemple la obligación de capacitación con perspectiva de género para abordar las violencias basadas en género-VBG. Destitución de funcionarios que encubran y cuiden a violadores y femicidas.
  • Presupuesto público para la atención de las VBG y control por parte de las organizaciones de nuestra clase y los sectores populares, con salarios dignos y herramientas de acompañamiento y protección con cobertura nacional (separación de víctimas y denunciantes, casas refugio para víctimas y sus hijas e hijos).

¡Luchemos junto a nuestra clase por una revolución socialista!



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