Cuento o razón

¿Salen los muertos en el cementerio?

La naturaleza sigue pintando en el lienzo del cielo, nubarrones en el pueblo de la Tacarigua de Margarita. Pero no se abren las puertas del empíreo para que la lluvia salga y riegue el ambiente del poblado, en el cual los pocos agricultores que quedan, las esperan con ansias y con esperanza para echar el grano en el húmedo surco y puedan degustar más adelante los productos del maíz y más aún de las sabrosas cachapas.

El periodista Juancho Marcano andaba visitando a unos vecinos y luego de conversar un rato con éllos, se llegó hasta su casa y ahí con una alegría inmensa, lo esperaba su perro Pipo, al cual se le quería salir la cola. El reportero lo saludó y lo acarició y luego tomó asiento en una silla debajo de los helechos buscando el frescor de dichas plantas y fue ahí que el canino se le acercó y lo abordó: "Juancho, yo he notado que ustedes los humanos en la actualidad tienen un día para celebrar o conmemorar todo, como es el caso de esta semana que están los días de los santos y de los muertos y hablando de los muertos, quiero decirte que el amigo Evaristo comentó que ahora no llevan muchas flores a los muertos como antes. ¿Por qué será?"

El periodista observó a su perro y como si pensó: ah pregunta que se le ocurre a Pipo, y luego respondió: "Bueno, Pipo, tal vez sea por una parte que las tradiciones se van perdiendo y por otra que las flores están muy caras. En otros tiempos, te cuento la gente acudía más a los cementerios el día de los muertos; e incluso también en la tardecita iba un señor y empezaba a cambiar las flores, o sea las tumbas que no tenían, venía y le quitaba las flores a los que si tenían y se las colocaba a las sepulturas que estaban falta de flores. ¿Qué te parece?".

- Caramba una travesura que no estaba nada bien y debió ser castigada, sin embargo, deduzco que no le pasó nada, por lo tanto los muertos no salen ni en el cementerio ni en otra parte, pues hubiesen salido y agarrado a ese señor por el cuello y le hubieran metido su gran susto. O sea que uno se muere y ya, y no vuelve a salir más nunca. ¿Es así Juancho?

El periodista estuvo de acuerdo con su perro, acarició su cabeza y se paró y entró a la casa para almorzar y luego dormir la siesta.



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Emigdio Malaver

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

 emalaverg@gmail.com      @Malavermillo

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