Auditórium

La crítica al gobierno de Maduro no es antagonismo

El antagonismo es la: Incompatibilidad, oposición o rivalidad entre personas, opiniones o ideas. "El tradicional antagonismo entre Estados Unidos, y Venezuela, en manos de la politiquería, desembocó en un triste despelote económico".

Fin de la cita.

El gobierno de Venezuela arrastra un lastre inducido por el propio presidente Nicolás Maduro, y la Asamblea Nacional: insistiendo siempre ambos actores políticos, en confundir la crítica con el antagonismo ideológico. O, lo que es peor todavía, con un supuesto anhelo del fracaso gubernamental, con algo que nació defectuoso. Bajo esta óptica, los críticos del gobierno tanto del gobierno, como de la oposición, y el sector empresarial productivo, no parasitario, incluso quienes miran con simple reojo de escepticismo su diario quehacer, desde quienes operan con intenciones aviesas desde adentro, y desean el rotundo fracaso del presidente, y su equipo de gobierno.

En esta viña del señor venezolana por supuesto, que existen voces críticas con fundamentadas intenciones políticas. Imaginarse lo contrario sería una estupidez ignara. Pero la mayoría de quienes analizan el desempeño del gobierno actual, lo hacen desde una posición crítica, y

con propuestas y, me parece, muy serio, sensato, y constructivo.

Hay gestiones parapléjicas en la agenda del gobierno en donde este vicio se manifiesta con muchas frecuencias, y torpezas. Una de ellas es las relaciones con Rusia, Irán, China, y países árabes, ajenos a nuestra idiosincrasia.

Desde los primeros atisbos de la dinámica entre Maduro, y el gobierno cubano, y hasta ahora, en el incómodo equilibrio con Vladimir Putin, las voces afines al gobierno de Venezuela y, de un tiempo a la fecha, dentro del mismo aparato de la cancillería venezolana atacan a los críticos, y a los analistas escépticos de la política exterior venezolana de buscar el fracaso de la agenda tecnológica ajenas a nuestra industria petrolera, y empresas básicas de Guayana hasta la confrontación abierta entre el presidente de Venezuela, y sus contrapartes en USA.

Esta descalificación peyorativa e ignorante de la crítica es una lástima por injusta e irracional. El analista político crítico no desea el fracaso de lo que critica, sino el mejoramiento del camino equivocado. Esto es sobre todo cierto en la crítica pro positiva, para el ejercicio de un gobierno exitoso.

Pensemos por ejemplo en el éxodo migratorio, hay prácticamente un consenso de analistas, académicos, y organizaciones de defensa de los derechos de los inmigrantes que señala, que el gobierno venezolano ha maltratado constantemente a la comunidad de emigrantes. Varias organizaciones han documentado, con evidencia incontrovertible, la terrible situación en la selva del Darién, por ejemplo. Otras más han puesto el dedo en la llaga sobre las consecuencias de programas como el "Regreso a Venezuela, con el falso "Slogan" de que esto se arregló". Observadores internacionales han advertido, que esta mentira va en sentido contrario a lo que el presidente prometió.

Estamos hablando de voces críticas de probada independencia y, en muchos casos, afines a la agenda revolucionaria —en emigración y otros asuntos neurálgicos— que el presidente Maduro dice defender. ¿Estos analistas críticos, no son provocadores incendiarios, ni cínicos antagonistas del gobierno de Nicolás Alejandro Maduro Moros? ¿Ni buscan hacer daño al presidente de Venezuela, más bien cumplen con su trabajo de señalar las medidas dañinas para que se rectifique, e intentar mejorar el rumbo de la política socio económica, y la vida de miles de venezolanos que no paran de sufrir en Venezuela, y el exterior? Cualquier persona de buena fe sabe la respuesta. ¡No la de alcaldes, y gobernadores, jalabolas, tanto del gobierno, como de la oposición rastrera!

Esta reflexión sobre lo que ocurre en la discusión de la dinámica política social y económica, aplica para otras áreas de las relaciones internacionales. Advertir, por ejemplo, que hay un número considerable de voces políticas calificadas, en el ámbito internacional que se manifiestan, en público, y más en privado, con preocupación sobre el rumbo equivocado de la economía de Venezuela, esto no implica desear el fracaso del gobierno. Supone, eso sí, hablar con la verdad, que al final construye más que la adoración ciega o los desplegados propagandísticos de los aduladores del lobby internacional. Uno pensaría que esta lección habría quedado clara con el cierre del fanatismo revolucionario corrupto más rancio. Que se ha quedado enquistado en el poder, pues. Seguir ignorándolo es muy triste.

 



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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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