Jorge Rodríguez, el nuevo número dos; Diosdado se apaga

Las exigencias del imperio son aceptadas por el madurismo, su antiimperialismo sólo es de la boca para afuera. Una de las principales exigencias de los gringos son unas elecciones "limpias", hasta donde eso es posible en unas elecciones burguesas. Es así que el año 2024 copa el interés político de los capitalistas: los del gobierno, avergonzados; y los de la oposición, declarados, sin ambigüedades.

En el gobierno se mueven las piezas. El presidente regresó con bríos renovados de sus vacaciones en Asía, y aparece en los medios cada rato con un pote de humo para ocultar el fracaso estruendoso de su gobierno. Busca legitimar su reelección, pero las aguas dentro del madurismo no se aquietan.

Diosdado, de una gran ingenuidad a pesar de las apariencias, es una pieza sobrante en los planes de los pícaros entrenados en las bajas luchas sindicales. No termina de dar el ascenso, el salto mental, de teniente seguidor al de oficial superior creador de estrategias, está entrenado para recibir órdenes, no para producirlas. Y está pagando su debilidad, está siendo desplazado a ojos vista. Representa dentro del gobierno a los indecisos, que pretenden ir al capitalismo pero guardando ciertas apariencias de lealtad al Comandante, proponen un capitalismo controlado, algo así como un tigre vegetariano, de allí las dificultades que tuvieron para derogar, reformar, la Constitución en la Constituyente.

Jorge Rodríguez es más ducho en trapacería, su escuela fueron las intrigas de la lucha universitaria, tiene más autonomía, no padeció la disciplina castrante. Es verdad que no tiene aparato, o aparenta no tenerlo, pero cuenta con la asamblea y con la vicepresidencia. Representa, dentro del madurismo, al capitalismo sin melindres, a los que van de frente, sin anestesia, implantar el capitalismo sin ningún freno. De carácter represivo. Se mueve con sigilo, y ya consiguió ser el hombre de confianza de miraflores, el consultor.

La batalla se va desarrollando en estos momentos entre estos tres polos del madurismo. El presidente luce más que agotado, fastidiado, aburrido, desconcentrado, errático. No atiende las cosas importantes, faltó a la celebración de la Batalla de Carabobo, no se reúne con la delegación gringa, manda a su alfil, aparece sólo en la bagatela.

Diosdado tiene prestigio en el gobierno y con sus compañeros de armas, pero no ha sabido usar su fuerza, le hace falta un oficial superior. Diosdado es visto, por más que se empeñe en lo contrario, como una amenaza.

La lucha por el poder se desarrolla en estos momentos, los bandos ocupados en sus peleas le dan la espalda al país. Es poco lo que se ve de ese enfrentamiento, la procesión va por dentro, aunque permite suponer que en los próximos días se verán algunos vidrios rotos, la batalla apenas comienza, y no hay una personalidad fuerte que la frene, es en realidad una pelea de anodinos. En los próximos días se desatarán los demonios.

El país, la política, está en manos de la mediocracia, de allí no puede salir nada de provecho para la sociedad, el país sin jefatura se adentra en el caos disolvente. Es un momento que exige el aparecimiento de una fuerza seria, capaz de devolverle al país una jefatura creíble, querible, devolverle la esperanza y la autoestima.

¡VOLVER A CHÁVEZ ES LA SOLUCIÓN!



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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