Hace pocos días compartía con ustedes la emoción y el orgullo que sentimos por tener a Margarita más bella que nunca. Y siendo justos debo admitir que no se trata solo de Margarita. Venezuela es el país más bello del mundo y también el más rico en más de un sentido, por lo que tener una Venezuela próspera es un sueño que sin duda alguna podemos alcanzar.
Enumerar sus cualidades podría tomarnos más de una columna, pero podemos resumirlas hablando de lo maravillosa, trabajadora, emprendedora y hospitalaria que es nuestra gente; de nuestras bellezas y riquezas naturales; de nuestra diversidad cultural; nuestra historia, nuestros suelos, flora y fauna, así como cada uno de nuestros destinos.
Definitivamente tenemos un país multidestino y multidiverso con enormes potencialidades, bondades y atractivos por explotar; por lo que todos, absolutamente todos: políticos, empresarios, trabajadores, comunidades, todos, debemos esforzarnos por hacerle ver al mundo entero esa realidad. Por elevar ese mensaje de paz, amor, bienestar y bienvenida para que quienes estén interesados en visitarnos, en invertir, en apoyar nuestro crecimiento y desarrollo pueda hacerlo con la mayor confianza posible.
Lo único que debemos hacer es practicar una unidad verdadera para materializar los objetivos propuestos. Propiciar las alianzas. Trabajar honestamente impulsando una producción y consumo responsable para concretar el tan anhelado crecimiento económico; el fortalecimiento de nuestras industrias e infraestructuras; la consolidación de ciudades y comunidades sostenibles con servicios óptimos, salud, alimentación y bienestar social.
Y algo muy importante: hablar siempre bien de nuestro país. Debemos confiar en lo que podemos hacer. En el futuro extraordinario que podemos lograr siguiendo el camino de la disciplina y la constancia.
Cada caída, cada obstáculo, es una nueva oportunidad para levantarnos y hacernos más fuertes. No dudemos más y avancemos con fuerza. Sé que podemos hacerlo. Un abrazo.
