Maduro se abre al capitalismo y el PSUV al neofascismo

El comandante Chávez fue la fuerza motriz del giro a la izquierda en América Latina hasta su desaparición física, solo que algunos sectores como la ultraderecha, los grandes medios y el imperio se encargaron de manejar de diversas maneras para causar temor y odio hacia un nuevo paradigma más humanista. Lo que hizo seguir esa corriente de Chávez —conocida como chavismo—, es que en la fase inicial sus seguidores se declararon como opositores al neoliberalismo, lo que sirvió para que en muchos países se formaran gobiernos de izquierda mediante elecciones populares. Chávez, en su búsqueda de unificar las fuerzas de izquierda, crea el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), en el año 2007, el cual se identificaría con los ideales bolivarianos marxista-leninista. El comandante lo constituye como el partido del pueblo, de la revolución, con principios ideológicos socialistas, para crear cuadros revolucionarios, el Estado Comunal, para que fuera la expresión de las luchas y hacer la voluntad del pueblo; como la herramienta política en unir la acción revolucionaria y socialista y ejecutar las tareas estratégicas para que ese pueblo alcance la felicidad social. De esta sola mera intención el PSUV pasó a ser una gran maquinaria electoral; donde, además, un ala de la cúpula gobernante se ha fusionado con los intereses colectivos establecidos por el Estado y lucrado de manera particular también. Es el partido más corrupto del país, superó a la n-ésima potencia a los partidos AD, COPEI, Voluntad Popular, Primero Justicia y los demás partidos de derecha. El PSUV cumple con los objetivos de un proyecto que se encamina hacia un sistema totalitario, bajo una tesis que ellos han denominado "la burguesía revolucionaria" (una nueva clase ideada por Wilmar Castro Soteldo, ministro del gobierno); solo que, a estos efectos, la distribución de la riqueza es a favor de una minoría en detrimento de una mayoría.

Quiero pensar que de manera inconsciente el presidente obrero, Nicolás Maduro, quien pasó por varios cargos públicos hasta ejercer hoy el mayor de ellos como el gobernante de Venezuela (gracias a Chávez), le hace juego a la Tríada del Poder Oscuro, ya que las circunstancias vividas en el país lo han hecho recular y ha generado una serie de metamorfosis que están afectando el proceso, las cuales pueden revertirse si sale del zarzal en que se encuentra, aplicando políticas que nada tienen que ver con el Socialismo, ni con el legado de Chávez, ni con el pensamiento de Marx, ni del Ché, ni de Mao Tse Tung, ni con la conducción del partido de llevarlo hacia los ideales bolivarianos. Esta brújula se perdió poco a poco con la aprobación de la vergonzosa Ley Antibloqueo (tal vez presionado por los diputados psuvistas que empezaron a probar las mieles del capitalismo), bajo la fórmula del gobierno de los EE.UU. y de la derecha fascista venezolana, haciendo una entrega progresiva a precio de gallina flaca de los recursos energéticos, de las empresas que expropió Chávez y de obras que se paralizaron destinadas a la burguesía para su usufructo durante ese gobierno. El presidente Maduro elegido por el pueblo para que continuara el proyecto de Chávez, se le olvidó esta encomienda, está dispuesto a reunirse y a hacer los pactos necesarios para hacerse en el poder y fundar un socialismo disfrazado que se encamina más al neoliberalismo, cuyos beneficios serán para la cúpula psuvista elitesca en menoscabo de una mayoría que confió en la continuidad de un sistema más humano. Con la crisis Rusia-Ucrania-EE.UU., la vicepresidenta y el canciller manifestaron que el gobierno busca acuerdos para pactar de forma abierta hacia nuevos negocios petroleros con el imperio, lo cual constituye una violación del artículo 303 de la Carta Magna. El gobierno de Maduro ha entregado empresas públicas y expropiadas al sector privado, como: Lácteos Los Andes, Pronutricos, y así otras 13 empresas más de alimentos, desde centrales azucareros, plantas de harina de maíz, atuneras, insumos agrícolas; hoteles, hace poco El Sambil de La Candelaria; el MERCAL del sector Sta. Mónica y Venetur, en Mérida; todas estas privatizaciones bajo las mal llamadas alianzas estratégicas.

De tal manera que Maduro se abre al capitalismo y el PSUV hacia el neofascismo, a través de esos acuerdos estratégicos que solo ellos creen que son en función del pueblo, pero en realidad fortalecen la economía del mercado, acordes con los nuevos preceptos del neoliberalismo actual, de "dejar hacer, dejar pasar", para un crecimiento económico que favorecerá a una minoría clasista psuvista burgués y a la derecha empresarial burguesa. Los avances sociales se quedaron en el fondo del abismo para sepultar el nacimiento del socialismo y terminar de avanzar hacia el fascismo con visos de neoliberalismo del Siglo XXI, con reformismo o liberalismo reformado o reestructurado, por supuesto con la ayuda de los sectores cristianos o religiosos, que forman parte de esa Tríada del Poder oscuro. En consecuencia, el PSUV es un movimiento político y social que está lejos de implantar el socialismo, se debe ubicar en este momento en el ala de la derecha, en la Tercera Posición, practicando políticas de privatización y persiguiendo de forma sistemática a las ideologías del movimiento obrero marxista que no están de acuerdo con sus reformas; de ahí la persecución contra la izquierda que les critica, que se oponen a su proyecto proimperialista y que defienden el proyecto bolivariano. Es urgente y necesario rescatar al país de quienes la están llevando hacia el abismo, hacia la traición y hacia el sistema más depredador existente, ya que el estamento político fracasó. El gobierno no resistió los embates del bloqueo y de las sanciones; el país está en una gran crisis política, su futuro dependerá de la solución inmediata que las izquierdas despiertas unidas puedan darle, junto a la masa trabajadora que hoy día se siente más desasistida por el PSUV y la mafia de los sindicatos que no lograron para la clase trabajadora un salario anclado al Petro, en función de lo que dictamina la constitución, y no un salario como le conviene al Estado. El gobierno y el PSUV dejaron de ser de izquierda porque abandonaron la política principal: los trabajadores, el sujeto revolucionario; por otro actor, la burguesía revolucionaria y los nuevos ricos. Además, dejaron a un lado el principal objetivo del socialismo: la comuna, el núcleo subversivo del Estado, para poder alcanzar la consolidación del proceso de cambio revolucionario y democrático. Negarla es negar a Chávez. Maduro supo sortear los distintos eventos que la derecha usó para sacarlo del poder, por ello muchas personas (incluyendo la derecha), le consideran un hombre muy inteligente y astuto, a pesar de ellos; razón por la cual sorprende que el presidente haya dado un giro inesperado en su política, sorprendiendo a sus seguidores, a un pueblo que confió plenamente en las directrices del comandante para continuar su legado que fue transmitido por nuestros libertadores.

Solo falta pactar con Lorenzo Mendoza y "agradecerle" que haya aumentado los productos de primera necesidad, que los haya escaseado, así como desaparecido en la época más difícil que vivió Venezuela y que estuviera detrás de tantos golpes de Estados fallidos. Que se reúna con el intocable de Guaidó para asociarse o establecer "pactos estratégicos". Por cierto una deuda que tendrá este gobierno con el pueblo de Chávez: meter preso al "presidente interino del imperio". El himno del PSUV cambió su letra: …va construyendo el país capitalista; socialismo era en tiempo de Chávez; al PSUV lo encarga el imperio de alumbrar caminos para la privatización; con tres raíces como inspiración: ya no es Chávez, es Maduro junto a Farías, los Rodríguez y los Flores.

Fecha: 20/03/2022



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Esmeralda García Ramírez

Licenciada en Administración Articulista

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