Lo de Osmel Sousa y otros intríngulis de los derrapes… ¡Terrorifico!

  1. Osmel Sousa rumbeó en otro de sus gran derrapes, en una fiesta en el Kusari Tepuy, en el Parque Nacional Canaima, en el estado Bolívar, donde participaron diversas figuras públicas. El Zar de la Belleza, Osmel Sousa, trata de sacarle el cuerpo a la polémica que se ha formado simplemente diciendo con su típica terquedad de hombre intocable: «-Todo el mundo me dice que me quede callado y no, yo voy a hablar. Que quede claro que yo nací en Cuba, pero soy venezolano, y jamás haría algo que atente contra mi Venezuela». Agregó: «a la gente le molestó que fuimos en esmoquin y traje largo, pero ahí no pasó nada. Si hubiésemos ido en ropa de trotar nadie dice nada». Pero ese no es el punto, porque aun de esmoquin, y él lo sabe, es mucho el daño que puede hacerse y de hecho lo han demostrado. De esmoquin también se asesina, también incendia, se destruyen medios que son sagrados… De esmoquin los presidentes gringos ordenan las invasiones en el mundo, de esmoquin el depravado Jeffrey Epstein y Trump dirigían sus orgías, y don Osmel Sousa, muerto de la risa, ha dicho, como si aquí no hubiera ley: "¿Si a ustedes los invitan a una fiesta a Canaima dicen que no? Es más, si me invitan vuelvo a ir".
  2. Las fiestas que en la IV república hacían los finos mulatos recién llegados del norte junto con otros blancos de orilla, para mostrar a sus semejantes cuán modernos, evolucionados y desarrollados nos encontrábamos, eran bacanales sin parangón en la historia del continente. Los adecos de «alcurnia» y los que estaban por serlo, desayunaban y dormían vestidos de etiqueta; los servían mayordomos impecablemente trajeados de blanco. Culminando el año 1977, la crónica de lo más chic de Caracas recogió una sonada reseña sobre la fiesta de «los pericos blancos». A ella asistió Carlos Andrés Pérez y algunos ministros de su despacho, sin la consabida presencia de sus consortes. La cosa fue de «muerte lenta y repentina», pero al fin y al cabo una botaratada que costó la friolera de unos 180 mil dólares. Eso sin contar la bola de billete que se requirió para recoger cientos de pericos blancos en el Amazonas o en los llanos venezolanos, y que se echaron a volar en tan bella y esplendorosa noche oriental.
  3. En La Castellana, CAP montó un épico sarao, a lo John Travolta, con piso iluminado y demás yerbas en el que todo su tren ministerial destalonó los más finos zapatos, aquellos que le compraban al novio de Natalie Wood (residenciado en Curazao y que solía venderle finísimos calzados a los ricachones venezolanos).
  4. Todo el mundo sabe que los Cisneros crearon la "Fundación Bioma" para cogerse los mejores y más vírgenes espacios de Venezuela, con la trácala de decir que era para realizar estudios e investigaciones sobre nuestros medios naturales. Bioma se estableció con el poder los gobiernos de la IV república, apoyada por las Fuerzas Armadas de entonces en los páramos venezolanos, en las fuentes de ríos y lagos, en las mejores playas empezando por Los Tepuyes, Los Roques, Margarita, isla de Coche, Cubagua, Las Aves, La Orchila…
  5. Los Cisneros se cogieron Los Roques, prácticamente para ellos, a través de BIOMA y otros parapetos de los poderes a través de AD y COPEI. Los Roques era un área de recreo exclusivo de los Cisneros y allí llevaban a cantantes como Julio Iglesias, al presidente de los gringos George Bush, a los gachupines como Felipe González… las rumbas que se formaban eran tremendas. Todavía en el 2011, las áreas de Francisqui y Madrisqui estaban supuestamente abandonados, pero de vez en cuando hacían presencia los poderosos yates con multimillonarios a darse la gran vida…
  6. Uno de los fundadores de BIOMA fue el hijo del músico Aldemaro Romero, y del mismo nombre. Este Aldemaro Romero se entregó con despiadada furia a la matanza de delfines para usarlos como carnada en la pesca de tiburones. Fue llevado a juicio, pero salió librado por la gran corrupción que imperaba en la justicia nuestra. Entre los responsables de Bioma y Fundacetácea estaban Aldemaro Romero e Ignacio Agudo. Los pescadores Jesús Marcelino Lugo y Juan Leiva declararon ante una juez que arponearon y degollaron un delfín bajo engaño de Romero y Agudo, que se identificaron como investigadores de una universidad nacional: "Nos ofrecieron dinero y licor para matarlo". El vídeo fue difundido por todo el mundo. Romero para defenderse dijo que la matanza de delfines es una práctica que los pescadores del noreste de Venezuela aprendieron en 1970 de barcos coreanos y japoneses. Los tiburones cazados eran para vender sus aletas a restaurantes japoneses.
  7. Pues bien, aquí en Venezuela se hizo tradición que los lugares más sagrados, más hermosos y vírgenes estaban en mano de las familias más ricas: los Bottome, los Tinoco, los Cisneros, Vollmer, Machado, Zuloaga, los Branger, Gorrondona, Mendoza, Neuman, Goiticoa, Phelps, … gran parte de estos magnates recibía a la barragana Cecilia Matos cuando descendía en helicóptero en la Lagunita Country Club para los grandes saraos que allí se hacían, con CAP y casi todo su tren ministerial.
  8. Luego, imitando a CAP en aquel desastre de país en el que los ricachones hacían lo que les venía en gana (y no se podían ocupar de nuestros bienes recursos), vino el presidente Lusinchi y se buscó la suya, a doña Blanca Ibáñez, y les gritaba a sus críticos, sobre todo a CAP: "con mi bragueta no se metan". Porque así era, el que más se metió con la bragueta de Lusinchi, fue CAP. Estos dos presidentes protagonizaron horribles mataperreras en Miraflores a causa de las veleidades y caprichos de sus barraganas. Lusinchi le dio poderes extraordinarios a Blanca Ibáñez, y CAP lleno de joyas y apartamentos en Nueva York, París y Madrid, a su querida Cecilia Matos.
  9. Marcel Granier, Gustavo Cisneros, los Delfino, los Di Masse, los Boulton, Diego Arria, los banqueros como Tinoco y Salvatierra, se arrodillaban ante la reina Cecilia Matos. En todos aquellos grandes saros que le hacían. Esa era la bella IV República que tipos como Laureano Márquez y Claudio Nazoa quieren que vuelva. Los adecos como CAP andaban locos tratando de debutar en la alta sociedad El mismo Betancourt vestía trajes costosísimos porque sus insignes compañeros de partido, que estaban disfrutando de una prosperidad arrebatadora, le hacían ver que en el mundo occidental hacer pasarela política era más importante que hablar, estudiar o pensar. De modo que ya era natural verlo en todas partes de smoking. Aquello parecía un escaparate ambulante exhibiendo el último grito de la moda europea o norteamericana. Se pavoneaba con sus trajes a la medida, sin una arruga, ostentación que también solían hacer los finos adecos de su propia clase, como Gonzalo Barrios, Reinaldo Leandro Mora, David Morales Bello, Jaime Lusinchi, Octavio Lepage.
  10. Los más ridículo fue las chaquetas a rayas que puso de moda CAP, utilizando aquel otro Osmel llamdo Clement, el sastre presidencial llegado de Portugal. A CAP le llegaron confeccionar un promedio tres chaquetas diarias. Su secretario privado pudo contabilizar que en un año llegó a lucir más de 120 chaquetas de rayas o de cuadros, que eran las que le enloquecían. Otra de sus aficiones era coleccionar zapatos costosos, porque aquel hombre «si caminaba».
  11. Diariamente la lista de agasajos (la Venezuela Saudita) en los que era imprescindible asistir para hacerse visible y permanecer en la memoria de los más exquisitos personajes de la ciudad, no permitía meditar en lo más mínimo sobre el país que se tenía y en el que se vivía. En el este de Caracas, para celebrar los frecuentes condumios organizados por adecos y copeyanos, se crearon más de setenta finos restaurantes, con los mejores chefs del mundo. Ya el CEN y otros grupos políticos de AD no se reunían en la casa del partido sino en los restaurantes del este, y fue tal la afición por estos saraos que Venezuela adquirió fama por la buena cocina y los menús internacionales de sus restaurantes. Eso fue, entre las «mejorcitas» cosas que se lograron durante esa borrachera dispendiosa de nuestra democracia, pero además que nuestras misses arrasaran en todos los concursos de frivolidad del planeta.
  12. Aquello era delirante, porque mientras estos canallas se divertían había allá abajo el submundo de los muertos de hambre, cundía la proliferación incesante de ranchos alrededor de Caracas, la creciente ola de ladrones bien trajeados, la inflación galopante impuesta por los empresarios para apoderarse de cuanto ingreso recibiera el Estado proveniente de la renta petrolera. Eran éstas las circunstancias cotidianas en Venezuela. Nada de eso importaba. No podía importar en momentos cuando se estaba ricamente rodeado de gentes de buen tono, a los que no se les podía importunar con cosas tan chocantes. A la final, el partido AD se unió al «Partido de los Ricos» y tuvo que emplear (como ministros de Hacienda) a todo un tren del altos ejecutivos que incluía a los acaudalados plutócratas: Mendoza, Vollmer, Delfino, Carmelo Lauría, Salvatierra, Pocaterra, Schacht Aristiguieta, Branger, Di Mase, Boulton, Blohm, Benedetti, Uslar, Herrera, Quero Morales, Sosa Rodríguez, Pedro Tinoco, Hurtado, Mantilla, Grooscors, Otero, Mayobre, Consalvi, Luis Enrique Núñez Becerra, Falcón Briceño, Carlos Guillermo Rangel, Lafée, Herrera, entre otros…. SEGUIREMOS ESCRIBIENDO PARA QUE NADA DE ESTO SE OLVIDE… ¡CARAJO!


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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