Oportunismo y corrupción controlan nuestro país

Iniciamos un nuevo ciclo de opinión crítica y autocrítica para el presente año 2022, recordando al filósofo urbano y maestro del pensamiento político revolucionario Alfredo Maneiro, quien en su permanente elaboración de iniciativas de acción política atendió con un celoso cuidado el avance cultural y el desarrollo de la conciencia de clase en los trabajadores, dejando para el futuro antes de partir a otro plano la reflexión que hoy tiene una vigencia incuestionable, cito:.

"El delito de corrupción de un ministro, de un magistrado o de algún funcionario público de alto nivel, puede considerársele como un hecho aislado, por lo tanto de fácil castigo penal y puede ser removido del cargo y evitar a tiempo el peligro de la contaminación general de la sociedad; PERO SERIA MALO Y MUY GRAVE QUE SE CORROMPIERA EL TELEGRAFISTA DEL PUEBLO MAS APARTADO DE NUESTRO PAÍS", fin de la cita.

Porque en ese caso estaríamos en presencia de un potencial peligro por la cultivación de una falsa cultura materialista, ante el vacío de contenido socio político en los funcionarios que suponemos deben ser sujetos activos para el avance cualitativo del proceso de cambio y/o a servidores públicos con una autoestima al más bajo nivel moral, es decir con una precariedad espiritual por la falta de principios y valores básicos fundamentales como elemental condición de todo ser humano civilizado en la exigente ética pública.

Para los jovencitos de hoy, el telegrafista fue un funcionario público primario trabajador del servicio telegráfico, cuya función era enviar y recibir telegramas traduciendo impulsos eléctricos sonoros al alfabeto en frases cortas y en breve tiempo desde los telégrafos instalados en cada pueblito de Venezuela, sistema que operó en nuestro país a partir de 1856 cuando se fundó la Escuela Nacional de Telegrafistas en Caracas, fue un servicio adscrito a la oficina postal telegráfica central (Correos) en cada capital de estado, un instrumento comunicacional basado en el sistema práctico de códigos Morse y cuyo método fue desplazado por la innovación tecnológica de las telecomunicaciones de los nuevos tiempos.

En la narrativa del segundo párrafo del presente artículo, intentamos interpretar y describir el pensamiento incorruptible y crítico de Alfredo Maneiro, por su patriótico interés en señalar los peligros que amenazarían los pazos futuros de la proyectada revolución venezolana frente a la catástrofe anterior de la cuarta república, y aun cuando en este escrito no utilizamos exactamente las mismas palabras expresadas por el fundador de Matanceros y Pro-Catia, entre otros movimientos sociales y políticos, hemos tenido el cuidadoso respeto por el sentido real del contenido del mensaje en su idea original.

Fue necesaria esa introducción para ubicar en el contexto histórico la certera prefiguración del profesor Maneiro y su relación con la dramática actualidad sociocultural y política nacional, regional y municipal que aceleradamente viene afectando al país, bajo efectos notables surgidos como expresión resultante en buena medida de los procesos electorales y desmovilización del accionar revolucionario en los últimos años, mostrada en la visible falta de calidad revolucionaria y eficacia política de la mayoría de los candidatos electos, en los funcionarios salidos del amiguismo y el nepotismo familiar utilizado en las designaciones a importantes cargos en espacios institucionales de poder, donde no cuenta la opinión de las bases partidista y movimientos sociales, y menos aún el hasta ahora proscrito movimiento comunitario del poder popular, funcionarios y funcionarias gobierneros (con respetables pocas excepciones) son personas armadas de poder encargadas de desviar el proceso desde las instituciones, que aunque se visten o disfrazan de "revolucionarios" piensan, hablan y actúan como la mejor expresión de la derecha adeca-copeyana del pasado.

EL OPORTUNISMO PERVERSO y LA CORRUPCION ESCANDALOSA que actualmente ejerce dominio en los distintos niveles del poder constituido en nuestro país, alcanzó ya un elevado desarrollo que prácticamente se hace casi imposible revertirlo y producir en el contexto actual el cambio social, cultural y político emergente a partir de la transformación revolucionaria que pareciera no tener viabilidad por la vía electoral, lo decimos con responsabilidad sin ánimo de preocupar o asustar a nadie, sin prejuicio y sin complejo de ningún tipo, simplemente porque es una incontestable realidad y en este tiempo de incompetencias y traiciones es necesario puntualizar la verdad verdadera de las cosas que afectan el mejor destino del país, por lo que se impone la necesidad de construir una revolución nueva y verdadera más allá de la actual caricatura del oportunismo gobiernero y corrupto.

El Gigante Chávez, con su incuestionable dignidad y fortaleza revolucionaria sacrifico todo, hasta su propia vida y a su partida a otro plano de la ley natural, confiando dejo en manos del supuesto liderazgo nacional la dirección de su querida patria para que siguieran la ruta trazada por él, y continuaran la ejecución del plan de transformación social del país hacia el socialismo, para cambiar la estructura del viejo estado burgués al nuevo estado comunal, donde el pueblo gobernara directamente con su participación protagónica organizada, sin intermediarios como ocurre actualmente; pero los encargados de cumplir con esa encomienda en vez de dedicarse a transformar el país, primero se transformaron ellos mismos en socialdemócratas dando un asombroso giro hacia la fracasada economía de mercado neocolonial, con consecuencias nefastas para un pueblo tan noble que no merecía ésa doble traición.

Lo cierto es, que la organización partidista fundada por el Comandante Chávez, como instrumento organizativo de lucha para administrar el desarrollo sustentable y la consolidación del proceso revolucionario, guiando las acciones de gobierno por el camino ideológico de los trabajadores como principal fuerza vanguardista, como única en garantía de alcanzar la máxima felicidad del pueblo, por el contrario quedo relegado a un vulgar aparato electoral para obedecer las órdenes impartidas por los gobernantes de turno en los ámbitos nacional, regional y municipal en su interés prioritario de mantenerse en el poder y nada más; sin planes de construir la utopía posible.

El partido revolucionario debe caracterizarse por ser el estandarte del proyecto político de cambio social, para que a través de la toma del poder gobiernen las mayorías del pueblo, en el entendido que, LAS REVOLUCIONES SOLO LAS HACEN LOS REVOLUCIONARIOS CON UNA INALIENABLE CONCIENCIA DE CLASE Y UN CLARO SENTIDO DE LA LIBERACION NACIONAL, donde los trabajadores serán siempre la vanguardia natural que energiza el el direccionamiento de las políticas económicas del país, porque solo así se evitara que los factores privilegiados de la burguesía siendo minoría controlen todo el tejido económico, como ocurre actualmente con los trabajadores sobreviviendo en una situación de indefensión inducida desde las instituciones quedando en medio de una pelazón económica y la criminalización de sus derechos sociales y constitucionales, mientras en nombre de ellos se gobierna para la clase neoliberal opresiva; el mundo al revés por la inmoralidad ideológica de la actual dirección del país.

Actualmente lo que debería ser una relación de confluencia eficaz en el ejercicio revolucionario de un proceso avanzado, en la trilogía Gobierno, Partido y Movimiento para el cambio transformador es completamente irregular, porque el gobierno y el partido están tomados casi en su totalidad en modo secuestro por el oportunismo y la corrupción, donde el individualismo y el grupalismo son el lugar común de toda manifestación sociopolítica, imponiéndose la contracultura de la rebatiña y el revanchismo con aparente normalidad de un modernismo generacional sin horizonte nacionalista y donde la complicidad deshace el valor de la justicia; ante ese preocupante estado de cosas cabe preguntarse: hacia donde dirigen el país?, de seguir así cuál será nuestro destino como país?, que van a heredar las generaciones futuras y que pueden esperar de quienes dirigen nuestro país?.

Más allá de la RAE, existe una extensa palabrería silvestre que tradicionalmente ha resumido de manera sencilla el oportunismo perverso que describe a quienes padecen esa "patología", que ha venido penetrando en los últimos ocho años los tuétanos de la rimbombante pseudodirigencia representada por los enchufaos, familiares, adulantes, amiguitos y ladinos, entre otros géneros de bichitos con uñas alzados con el mando, que conforman la mayoría dominante frente a una minoría timorata que permanece atrapada el miedo del no hacer nada ante esa perturbación que está matando la revolución, un oportunismo que auto descalifica el concepto del relevo generacional y lo más grave aún profundiza la crisis de la situación país.

Frases como estas ahora forman parte del nuevo "silabario" protocolar de la degradación política venezolana, estamos prácticamente en medio de lo que pareciera ser la tierra de nadie a la deriva donde los "intocables de cristal" hacen lo que les da la gana, citamos: en éste mundillo de la viveza criolla, éso no es mi problema, pendejo yo, tiene las pilas puestas, nadie me jode, el tipo es avispao, hay que ser vivo, cuanto hay pa’eso, solidaridad con quien primero yo, el rebusque, los demás que se jodan, sálvese quien pueda, yo no tengo compromiso con nadie, a mí que no me den pero que me pongan donde hay, para que luchar sino trabajo no como, tiene que bajarse de la mula, yo soy independiente, a mí no me eligió el partido, no tengo que agradecer a nadie, yo salí con mis votos, cual revolución este cargo es mío, estoy ocupada no lo puedo atender, si quiere venga otro día porque tengo reunión con mi jefe (el gobernador, el alcalde o el director o presidente indolente de la institución nacional o estadal ), y como si fuera poco el bochornoso cobro de comisiones por prestación del servicio público, alquiler de maquinarias o inmuebles, la costosa gestoría de documentos civiles, mercantiles e identidad, el trafico aduanero de cargas, alcabalas fijas y móviles, el matraqueo formal, la extorsión institucional, los cupos para el suministro de gasolina, etc., etc..!

Así hemos escuchado cualquier cantidad de expresiones y observado actitudes individualistas que dan cuenta de la existencia de una Nueva Clase de "malandrines de la politiquería" ocupando cargos públicos con absoluta ignorancia en la capacidad para discernir y reconocer a otros en su necesidad de auxilio institucional, inclusive dentro del mismo proceso, son politiqueros practicantes de la piratería en la realpolitik que ahora ocupan casi todos los espacios de poder en Venezuela y donde Carabobo seguramente es campeón indiscutible en el primer lugar.

El voraz dominio de esa caterva de oportunistas mediocres (con algunas respetables excepciones) que han venido ocupando los espacios de poder, están acabando con la materialidad del asistencialismo social dejado por Chávez, presionan la descomposición de la espiritualidad y desmantelan el sentido de pertenencia nacionalista, lo que pareciera no tener pronta solución a menos que cambiemos un conjunto de "nuevos" patrones culturales que determinan el comportamiento actual de ese funcionariado en cuestión, quienes muestran hoy una conducta social confusa y desarraigada del bien común, troquelada por influencia de extrañas subculturas que han debilitado la autoestima individual y colectiva de nuestra sociedad. El pronóstico de Alfredo Maneiro actualmente es una realidad a la máxima expresión en todos los niveles de la institucionalidad pública y privada del país, sin las señales paradigmáticas de cambios por parte del liderazgo nacional y regional para corregir las causas de esta asfixiante situación.

El oportunismo perverso está desatado en pleno desarrollo ante la ausencia de un liderazgo consistente con calidad revolucionaria, eso hace la diferencia entre la autoridad moral del Comandante Supremo Hugo Chávez y la actual zanganería chabacana y corrupta que ahora nada tiene que ver con el Chávez Radical, y porque están desmantelando el país en una especie de plan macabro contra el noble pueblo venezolano con mayor sufrimiento para los sectores populares.

Estamos ante un monstruoso drama que contradice en sí mismo las acciones del gobierno, hablamos de: "el país más rico del planeta con el pueblo trabajador más empobrecido del mundo", situando a los venezolanos de a pie somos ricos-pobres al mismo tiempo, homenajeados con el miserable salario de 1.7 dólares mensuales, ¡que bolas!, y que arrechera nos da saber que mientras el pueblo llano paga los mayores impuestos para la formación del presupuesto general del estado venezolano, la burguesía importadora y parasita no paga medio y encima el gobierno les regala millones de dólares para sus negocios improductivos, carajo!

A LOS QUE QUIERAN PATRIA, HAY QUE VOLVER AL CAMINO DE Chávez! PRONTO, ANTES QUE SEA DEMASIADO TARDE.

 



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Aguedo Alcalá Machiz


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