Baduel el malo, Baduel el bueno y el Baduel muerto

Dejar pasar unos días para saber hasta dónde llegaban las primeras consecuencias del caso Baduel, general al que Chávez le debió agradecer su vuelta al gobierno. Era necesario. Opinar conlleva una responsabilidad con los lectores, y con el medio en donde se publica. Las declaraciones de Andreina, la hija en contraposición con Tarek William Saab. Fueron contundentes.

Hablar del Baduel el malo, en el sentido de mencionar comunicaciones de muchos afectados por sus ordenes en el tiempo que estuvo al lado del comandante supremo, deja una estela de agraviados que difícilmente lo perdonen en esta vida y en otra si volvieran a nacer . La periodista que trabajó en el diario El Aragüeño. Cuenta como después de haber sido grandes amigos, realizó una rueda de prensa en donde destruyo a la comunicadora social.

Reporta adolorida, que no la dejaron más a salir a la calle a buscar noticias, estuvo cuatro años en la redacción del periódico, confinada, aislada. Hasta que la despidieron sin tomar en cuenta que era madre soltera con cuatro hijo que mantener. Después de compartir informaciones con el general Baduel, y recibir sus llamadas en la madrugada, en medio de una amistad fraternal.

El testimonio de Rafael Chaffardet, plasma ataques convirtiéndolo en el culpable de muchos de los males que hoy padecemos. Según este señor, fue uno de los diseñadores del cuerpo pretoriano llamado Reserva y luego Milicia. Fue el mismo que permitió la presencia de los agentes cubanos en la Fuerza Armada. Fue cómplice de haber puesto a la DIM a las órdenes de los servicios de inteligencia cubanos.

Así mismo recuerda que ordenó el allanamiento de su casa, sembraron un explosivo, haciéndole la vida imposible a su familia. Siendo el ejecutante de esas órdenes el "Pollo" Carvajal. Claro que abusaron con la integridad física de Baduel, pero, manifiesta Chaffardet, con que animo voy a defender a Baduel. Si por haber devuelto a Chávez al poder merecía 100 años de prisión.

De lo bueno de Baduel, indudablemente que aquel célebre discurso descalificando el Socialismo, hizo que muchos venezolanos vieran a otro general en jefe, uno no sabe si al momento era lleno de odio o estaban guisando a un segundo Arias Cárdenas. La prisión por no doblegarse ante Chávez, inclusive al no aceptar la oferta de Iris Valera para darle libertad, lo bañó de dignidad.

Su muerte indudablemente era una crónica anunciada, fue en cámara lenta, como denunciara su hija, en esa valiente rueda de prensa. Chávez, siempre fue visionario, se anteponía a los hechos. Lo hizo desde la Academia Militar, espacio que utilizó durante 12 años adoctrinando un ejército de seguidores para ejecutar sus fines personales, preparando una revolución a su medida.

El mismo día que Baduel demostró el control del estamento militar en función de liberarlo devolviéndolo a Miraflores, entendió que así como tuvo fuerza para traerlo, también tenía músculos para sacarlo. Comenzando la larga estrategia, hasta lo "enamoró´, ascendiéndolo a general en jefe. Chávez era lento pero seguro, Maduro ha tratado de imitarlo, todavía le falta.

Pero fue cuando se lanzó aquel discurso, que logró la sentencia a sus sufrimientos. Muere para que Vladimir afirme que se debe tomar el hecho para decretar amnistía a los presos políticos. Agustín Blanco Muñoz, manifiesta que se fue el último baluarte militar, capaz de liderar las fuerzas armadas hacia nuevos destinos. Falta saber en cual espejo se verán los oficiales activos.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1483 veces.



Claudio Schiveci

Exdirigente juvenil en el Liceo Cajigal de Barcelona, Cofundador de la revista Horizonte, redactor de la revista cultural Candilejas. Columnista en los diarios El Metropolitano, La Nueva Prensa de Oriente y Diario Impacto en Anzoátegui.

 claudioschiveci@gmail.com

Visite el perfil de Claudio Schiveci para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Claudio Schiveci

Claudio Schiveci

Más artículos de este autor