Eligio Damas: Mi derecho a réplica

Derecho a réplica pues públicamente el compañero Eligio Damas me está interpelando. Cierto, de manera delicada, elogiosa, con ojos y palabras dulces que, sinceramente, no sé si merezca, pero agradezco de corazón.

En otras ocasiones también he sido interpelada por otros, de pronto hasta con respeto, pero colocándome en una condición de "posible, hipotéticamente corrupta, atada de manos y pies, perseguida, sin derecho a defenderme". De esta forma, no me parece entonces tener yo el deber de, y hasta el derecho, de una réplica, no le veo sentido.

Pero ahora sí, porque el tema es serio, importante, hasta confuso, y no resulta conveniente dejarlo así. Aunque esos estudios que me propuse realizar no están para nada completos, si parece oportuno hacer algunas aclaratorias al estimado compañero y a sus lectores, siempre muchos.

Empezaré por la última parte, esto es la confusión aparentemente generada entre los comentarios al chavismo con Chávez, y los otros, casi que improperios, al chavismo sin Chávez, dirigido por nuestro Presidente Constitucional Nicolás Maduro.

El pasado viernes veintisiete de agosto, el mismo día cuando leí las infelices declaraciones de Lula Da Silva, lo hice después de haber asistido in vivo, al curso del Diplomado Internacional "La Otra Política", en una sesión de la conferencista Alicia Hopkins, sobre "La ruptura comunitaria del pueblo".

Y siguiendo el tema con atención, nuevamente me asombré con gran estupor al oír a la "brillante, con gran trayectoria, doctora de estudios latinoamericanos en el área de filosofía, y de la política latinoamericana y de la liberación", aseverando muy seriamente que la ola de gobiernos progresistas que empezó en el año dos mil (no en mil novecientos noventa y nueve) la hace pensar en Evo, Lula, Correa, Kirchner, en esos pueblos que se enfrentaron al neoliberalismo, y que fueron considerados como gobiernos populistas por la mediática internacional, a quienes, junto (y pagados) por la clase dominante, la palabra populismo les produce gran escozor.

Por supuesto que Alicia Hopkins (¿de dónde vendrá ese altisonante apellido?) no está, ni mucho menos, cercana en grandeza al maestro Enrique Dussel, quién, como ya relaté en artículos anteriores, tuvo la humildad necesaria, indispensable, de rectificar públicamente, para el mismo público del Diplomado, aclarando su omisión de mencionar a Hugo Chávez, más bien colocarlo en su justo lugar, como pionero e impulsador, dentro de esa ola de gobiernos latinoamericanos progresistas que empezaron en mil novecientos noventa y nueve con el triunfo de la revolución bolivariana.

Pero siete días después, a su alumna y colaboradora Alicia Hopkins, se le olvidó eso, no le hizo caso, y siguió ignorando a Hugo Chávez y al chavismo ni más ni menos en un curso de ideología de la liberación dirigido a jóvenes latinoamericanos, quien sabe, hasta estaría presente algún futuro presidente.

Al analizar este desagradable pero ineludible asunto en el grupo de "alumnos desde donde sea", del cual formo parte, (todos admiradores y seguidores de Pérez Pirela y su programa), entendimos que no fue una omisión inocente. Y añado el comentario espontáneo, apasionado de una compañera del grupo: ¡Cómo no mencionar a Chávez y a la revolución bolivariana! ¡No nos pueden también en ese diplomado de la otra política, bloquearnos!

Sucesivamente leemos la nota de Lula y, está claro que se refiere al presidente Nicolás Maduro, nuestro presidente, les guste o no, el presidente de todos los venezolanos, al menos hasta el 2024.

Apreciados lectores, fue un malestar sobre otro malestar. Y seguramente ocurrió un cortocircuito. Pero tengo claro que, la doctora en estudios políticos latinoamericanos, al ignorar al chavismo y a Chávez, aún más está ignorando a Nicolás Maduro.

Como ciertamente no parece ser el mismo escenario en el caso de Lula Da Silva y su despreciable comentario cuando, queriendo insultar a Bolsonaro, le salpicó mucha ligereza indebida a nuestro presidente.

O sea, estimado compañero Eligio Damas: como bien dices "no es saludable, no ayuda al movimiento popular y las luchas de nuestro universo latinoamericano, al momento de abordar sus discrepancias, diferencias, confundamos los planos y las personas".

Concluyo por ahora, mientras sigo mi estudio (no logro hacerlo tan rápido como me gustaría), asegurando que al negar a Chávez y al chavismo se está negando al mismo tiempo a Nicolás Maduro, como sucesor y garante de continuación de la revolución bolivariana.

Mientras que Lula da Silva, como también Pepe Mujica y su anterior grosera calificación, el flamante nuevo presidente del Perú Pedro Castillo y hasta Alberto Fernández, de Argentina, al tomar distancia de Nicolás Maduro, no se han atrevido, hasta ahora, a distanciarse explícitamente de Hugo Chávez. ¿O tal vez sí?

Todo este intríngulis de conceptos evidentemente los expresé muy mal en mi correo al articulista Eligio Damas, lo cual supongo que causó el artículo en cuestión.

Por supuesto que estamos analizando, estudiando y revisando, pero desde ya reafirmo que me siento leal al chavismo, al de antes y al de ahora, y trataré de entender lo que está sucediendo a nivel mundial, no solo en nuestra región por cierto.

Al pretender negar la grandeza de Hugo Chávez, están también negando a su sucesor Nicolás Maduro. Resulta evidente, público y notorio, que el presidente se ha esforzado, y se esfuerza en mantener la lucha en todos los niveles para continuar y afirmar, a quien quiera oírnos, nuestra Segunda Independencia. De la cual habló (y aplicó) Chávez en Venezuela, mucho antes que alguien en Brasil, que en Ecuador, que en Bolivia, o que en Argentina.

Apreciados lectores, este tema continuará…



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Flavia Riggione

Profesora e investigadora (J) Titular de la UCV.

 flaviariggione@hotmail.com

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