Aquél presidente francés que se gastó Venezuela…

Venezuela llegó a tener dos presidentes colombianos y uno francés. Los presidentes colombianos fueron Ignacio Andrade que nació en Cúcuta el 31 de julio de 1839, y Carlos Andrés Pérez quien era hijo del colombiano y farmacéutico ambulante, don Antonio Pérez Lamus nacido en el pueblo de Chinácota (Norte de Santander). Según el historiador Ramón Urdaneta CAP nació en Bochalema, aldea cercana a Chinácota.

En 1928 se dan una serie de hechos políticos que pusieron sobre la palestra a personajes como Rómulo Betancourt y don Raúl Leoni. El joven comunistoide Rómulo consideró que había llegado a la hora de coger el toro por los cuernos, y el 25 de enero de 1928 propone que ha llegado la hora de salir a la calle contra la dictadura de Juan Vicente Gómez.

Para entonces, se reúne en Caracas el Consejo Supremo de la Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV), presidido por el bachiller Raúl Leoni, y allí Rómulo consigue una excelente tribuna para moverse a sus anchas.

El bachiller Leoni era un joven de 23 años, algo apocado y sencillo, y recién llegado de Upata. Al nacer, lo habían inscrito en el Consulado francés de Ciudad Bolívar, porque descendía de corsos; es decir, propiamente no se consideraba venezolano, porque con esta condición de identidad se mantuvo hasta que llegó a la universidad. Para el momento en que decide participar como revoltoso en los carnavales de 1928 no es venezolano. Este bachiller visitaba con frecuencia la embajada francesa en busca de referencias sobre el país de sus ancestros, porque guardaba la secreta esperanza de radicarse en París una vez que se graduara de abogado.

Cuando en 1923 la legación francesa lo cita para que se apreste a cumplir con el servicio militar, don Raúl considera que de momento le conviene mantener su ciudadanía e identidad en una especie de limbo legal. El panorama europeo se le presentaba harto preñado de tormentosos nubarrones como para dejar una tierra en la que nada le faltaba.

Las fiestas carnestolendas de 1928, como sabemos, fueron escogidas para provocar un rebullicio contra el gobierno. Es el momento en que la gente se emparranda, se disfraza y toma aguardiente, y los revoltosos muchachos consideraron que valía la pena para echar una paradita y ver así cómo reaccionaría el tirano. El pretexto se encontró en la coronación de la reina universitaria Beatriz (Peña) I. Para ésta época de 1928, ya Leoni había sido amonestado por la policía, y temiendo que el gobierno lo metiera tras las rejas, con 60 libras de grillos en los tobillos, decide definitivamente olvidarse de los conflictos europeos, y le participa al Ministerio de Relaciones Exteriores que va a solicitar su pasaporte francés.

Aunque en la embajada francesa atiende a don Raúl sus peticiones para que le otorguen las credenciales como ciudadano galo, eso no evita que las investigaciones de la policía de Gómez le señalen como comprometido en alborotos estudiantiles. El señor Leoni aspiraba hacerse revolucionario con la excusa de que no estaba nacionalizado venezolano, y provocar agitaciones bajo el amparo de un país poderoso como Francia.

La legación francesa ya le había dado el visto bueno para que hiciera sus gestiones ante el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela como ciudadano francés. Buscaba Raúl un salvoconducto, porque en caso de que la situación se tornase peligrosa, él de la manera más tranquila podría trasladarse al puerto de La Guaira y tomar el barco Pellerin de Latouche, que se encontraba atracado listo para partir a Europa.

Finalmente, sin muchos miramientos, el gobierno detienen al revoltoso organizador de aquellas fiestas estudiantiles, y cuando está entre barrotes, el embajador de Francia lo reclama por ser francés. Entonces, el despacho del Ministerio de Relaciones Exteriores contesta que no acepta que una potencia extranjera se entrometa en nuestros asuntos. Añade la nota de nuestra Cancillería, que lamenta de un «venezolano» que hubiese querido renegar de su nacionalidad «para acogerse a otra, siendo tanto más extraño el caso por tratarse de un joven versado en leyes y que como presidente de la Federación de Estudiantes había encabezado la agitación política haciendo tanto alarde de patriotismo».

A continuación, transcribimos el oficio que envía don P. Itriago Chacín al señor ministro de Relaciones Exteriores, relativo a la nacionalidad del señor Leoni.

DOCUMENTOS 153

Nacionalidad del Señor Raúl Leoni Estados Unidos de Venezuela Ministerio de Relaciones Exteriores Dirección de Política Internacional.

No. 648.

Caracas, 25 de abril de 1928

Señor Ministro:

Tengo el honor de comunicar a V. E., con relación a su atenta nota número 32, del 16 del corriente mes, que el Ministerio de Relaciones Interiores manifiesta al de mi cargo que el Ciudadano Raúl Leoni, nacido en Upata, Distrito Piar, del estado Bolívar, es venezolano al tenor de lo dispuesto en el Artículo 28 de la Constitución Nacional. Y si a la luz de la legislación de Francia el señor Raúl Leoni posee también la nacionalidad francesa, esta circunstancia no podría, en territorio de Venezuela, prevalecer sobre la nacionalidad venezolana.

En tal virtud, y descontada desde luego, la decidida buena voluntad con que el gobierno de Venezuela desea satisfacer en la medida de lo posible cualquier solicitud de la delegación de Francia, al digno cargo de V. E., esa razón de principio impide dar a lo pedido por vuestra excelencia la consideración especial a que habría lugar si Leoni poseyese sólo la nacionalidad francesa.

Válgome de la oportunidad para reiterar a V. E., las seguridades de mi alta consideración.

P. Itriago Chacín



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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