I
Al momento de escribir estas líneas, culmina en la Patria de Martí y de Fidel la XXI Comisión Intergubernamental Cuba-Venezuela; instancia en la cual se definió el Plan de Cooperación entre ambas naciones para el año 2021 y en la que fueron analizados distintos temas relacionados con el relación bilateral.
Imposible en una ocasión como esta, no recordar el destacado rol desempeñado por los Comandantes Hugo Chávez y Fidel Castro en el impulso y profundización de una alianza estratégica que es hoy ejemplo para los Pueblos del mundo, y que está fundamentada en la férrea voluntad de éstos y sus gobiernos de transitar juntos, aun en medio de las más complejas circunstancias que impone la severa crisis estructural por la que atraviesa el sistema capitalista, la permanente y criminal arremetida imperial de la que son objeto Cuba y Venezuela; y más recientemente, la batalla que libramos como humanidad contra la pandemia del Covid-19.
De los antecedentes del forjamiento de esta alianza estratégica hemos reflexionado antes en esta columna, por lo que nos limitaremos a destacar acá que se trata de un relacionamiento que expresa la disposición política de avanzar en la impostergable y necesaria unidad de nuestros Pueblos; una unidad que, tal y como lo avizoraran los líderes históricos de las Revoluciones Bolivariana y Cubana, constituye una gran fortaleza para encarar el desafío y responsabilidad histórica que supone defender la dignidad, independencia y soberanía de ambas naciones y, más allá, de la región; en lo político, en lo económico, en lo comercial, en lo científico-tecnológico, en lo cultural.
II
Desde el arribo del Comandante Chávez a La Habana por primera vez, en diciembre del año 1994, y de su encuentro con ese otro gigante: el Comandante Fidel; el destino de Cuba y Venezuela, y por tanto de Nuestra América Latinocaribeña, se transformó para siempre, luego de más de dos siglos de colonialismo y opresión.
Hoy, a pesar de la incesante campaña antibolivariana y anticubana que emprende el imperialismo norteamericano y europeo con la complicidad de los grandes medios de comunicación, nadie puede dudar que tanto Chávez como Fidel fueron los artífices de una nueva realidad en el continente, tras ser sepultada la fracasada iniciativa estadounidense del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y consolidada en diciembre de 2004, 19 años después de su primer encuentro, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA); por tan sólo citar uno de los mecanismos de integración que en lo sucesivo fueron creados con profundo arraigo en el ideario del Padre Libertador Simón Bolívar, en función de hacer de la Patria Grande la región más pujante del planeta.
A Chávez y Fidel debemos en buena medida que emergiera la revolución latinoamericana y caribeña, que continua avanzando a pesar de los triunfos circunstanciales del imperio; una revolución que, tal y como lo expresara en el año 2009 el Comandante Eterno, es permanente y "…trasciende lo ideológico; es geográfica, geopolítica; es una Revolución de los tiempos, una Revolución moral; es una Revolución necesaria. Es grande por el tiempo que carga por dentro, es grande por el espacio que abarca".
Nada ni nadie podrá frenar esta revolución, pues la misma está soportada en el más profundo y genuino sentir de nuestros Pueblos, que han continuado demostrando durante los últimos años y meses; a pesar de los esfuerzos imperialistas por dividirnos y restablecer su hegemonía en la región, su inquebrantable disposición de resistir y vencer. Así lo evidencian los triunfos obtenidos en México por el compañero Presidente Andrés Manuel López Obrador, en Argentina por la fórmula conformada por el compañero Presidente Alberto Fernández y la compañera Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, en Bolivia por los compañeros Luis Arce y David Choquehuanca, y recientemente, en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Ecuador, por el compañero Andrés Arauz.
Esa disposición de lucha de nuestros Pueblos también está presente en el valiente Pueblo de Salvador Allende, que ha expresado su firme voluntad de transitar por el camino constituyente; en Venezuela, donde el heroico Pueblo de Bolívar y de Chávez, decidido a defender su legado a 8 años de su siembra, le propinó una contundente derrota al imperialismo en las parlamentarias del 06 de diciembre del pasado año; y en la batalla que libran los Pueblos de Cuba y Nicaragua contra el imperialismo norteamericano. Pueblos unidos, hermanados en esa lucha por consolidar nuestra revolución continental.
III
En esta batalla por la dignidad de los Pueblos de la región, Cuba y Venezuela juegan un rol de vanguardia, por lo que podemos señalar que, aún en medio de una coyuntura tan compleja como la actual, nuestra alianza estratégica es expresión de la negativa de las latinoamericanas y caribeñas, y de los latinoamericanos y caribeños, de que nos sean impuestas anacrónicas doctrinas de supremacía por parte del imperialismo, en su afán por tratar de restablecer su hegemonía en el continente.
Los Pueblos de Nuestra América rechazan contundentemente estas visiones supremacistas y defienden su derecho a transitar un camino alternativo al neoliberalismo, al rentismo y al colonialismo de nuevo signo; un colonialismo que pretende esclavizarnos, ya no por la vía de las cadenas de hierro, sino a través de intensos procesos de transculturización orientados a lograr la alineación de los Pueblos de la Patria Grande; así como del hambre, la miseria, el desempleo, la falta de vivienda, de educación y de salud; cadenas invisibles por medio de las cuales se intenta subyugarnos.
Frente a esta pretensión, las Revoluciones Bolivariana y Cubana, cada una atendiendo a sus peculiaridades y modelos propios, enarbolamos las banderas de la solidaridad a toda prueba, legadas por los Comandantes Chávez y Fidel; y en el marco de los 20 años de la firma del Convenio Integral de Cooperación suscrito por nuestros líderes históricos, celebramos la XXI Comisión Intergubernamental, rindiendo homenaje a su vida y obra, y reafirmando nuestra alianza estratégica, signo de fe, constancia, lealtad y compromiso entre ambos Pueblos, con otras naciones de la América Nuestra, y más allá, con cuanta causa justa exista en el planeta.
Hoy, las fuerzas humanistas, progresistas, socialistas, revolucionarias del continente, tenemos la inmensa responsabilidad de evitar que factores ajenos a los intereses de la región nos dividan y nos hagan retroceder al vasallaje. Nos corresponde continuar la tarea de construir la Patria Grande, sin injerencia de ninguna potencia extranjera por más poderosa que pueda ser; un cometido para cuya consecución, así como expresara el Apóstol José Martí en relación con el Padre Libertador Simón Bolívar, Chávez y Fidel tienen mucho aun por hacer.
¡Con Chávez y Fidel, Siempre Venceremos!!