Al respecto, proponía utilizar como respaldo de la moneda única suramericana las riquezas de materias primas minerales y de hidrocarburos de nuestros países, con el propósito de revalorizarlas y estimular su conservación, en una coyuntura donde dichas materias primas están adquiriendo cada vez mayor importancia, tanto por su agotamiento como por el crecimiento de las economías más grandes del planeta.
La idea mantiene su vigencia y adquiere mayor relevancia, ante la iniciativa china de invertir sus reservas de divisas en la acumulación de inventarios de materias primas, con la finalidad de asegurarse el suministro futuro y equilibrar las relaciones financieras internacionales, puesto que China es el mayor tenedor de dólares del mundo, gracias a su superavit comercial con estados Unidos.
Que esta inmensa masa de divisas se destinen a la compra de materias primas, va a producir un aumento de su precio, favorable a los países abastecedores, entre los cuales nos encontramos nosotros. La decisión del gobierno chino es una señal para acelerar la integración monetaria y financiera suramericana, que servirá para reivindicar las riquezas de nuestro subsuelo y revertir la secular tendencia al deterioro de nuestros términos de intercambio con los países industrializados.
El proceso pasa por la cuantificación y certificación de las reservas minerales, de manera similar a como se viene haciendo con los hidrocarburos, a través del proyecto Magna Reserva. Además, requiere de la aprobación de una Ley de Minas que recupere para el Ejecutivo nacional la plena rectoría de los minerales no metálicos y, en general, la plena soberanía sobre las minas de metales y no metales.
Estos son pasos fundamentales para el fortalecimiento del control estatal de los medios de producción, con la vista puesta en el socialismo del siglo XXI y en el desarrollo de una economía al servicio del bienestar colectivo.
Caracas, 11-01-07
