Crítica ácida

Malandrerías made in la hermana vecina

A pesar de ser nación católica en mayoría, pero con muchos eclesiásticos complacientes de antivalores que decepcionan a la grey, los colombianos sufren reiteradamente gobernantes conservadores a ultranza, disimulócratas apátridas que ignoran por ejemplo al Arcángel Zadquiel, encargado de la disolución de recuerdos de lucha entre naciones y grupos étnicos, inspiración divina para creatividad en acuerdos comerciales y de paz.

Las más recientes e infames opiniones de Iván Duque (a) "Chuky el bienpeinado" como lo mientan popularmente, en las que asomó su desprecio por la paz, a punto de decir "yo no la firmé", son acciones que decretan su salida del subpoder que ostenta, por mandato de su jefe mafioso, Alvaro Uribe, otro que está guindando cual mamón, y del quien no cabe duda está en las nebulosas, respecto a quién es Zadquiel.

Ambos personajes nefastos, deben estar felices por los miles de contagiados de coronavirus que ingresan a Venezuela, vejados en Colombia llamándolos "venecos bandidos", personas a las que antes engañaron por medios diversos para explotarlos, hoy debido a la pandemia los desprecian y si requieren volver a su país les quitan dinero con engaños, hay testimonios irrebatibles de los desmanes contra nuestros compatriotas de toda edad.

"Nos habían dicho que aquí no nos daban comida, que aquí nos encerraban como presos, que se han muerto niños, que le inyectaban a uno el virus, lo mataban aquí y les pagaban a gestores por cada virus que había", relató un migrante auxiliado en los PASI del gobierno venezolano. Se comprobó y se grabó para la prensa que "todo cuanto le habían dicho en Colombia era falso, nos tratan de lo mejor". Vi la noticia de Madeleine García, a quien han amenazado cobardes cocalombianos que no representan al neogranadino decente.

Me sentí orgulloso del Primer Teniente Guardia Nacional Bolivariana que acompañó a la periodista por Sinamaica, y en varias oportunidades previno a los que utilizan el paso ilegal de migrantes por trochas, advirtiéndoles "la persona que ayude a un trochero a ingresar ilegalmente evitando los exámenes, es un bioterrorista". Las leyes nuestras si sancionan, porque las colombianas nunca, ni les importa.

Quienes dicen que los responsables de lo malo en Colombia Siglo XXI son venezolanos, y se solazan destacando a migrantes que detienen en actividades delincuenciales, no van a negar que fueron colombianos los que atracaron el 26 de Julio 2020 un Barco Hospital, y se apropiaron de equipos médicos valorados en muchos millones de pesos.

La oportunidad no la han desaprovechado nunca malvivientes de esa nación, que continúan en lo mismo y nos lo indican a diario emisiones noticiosas, con sucesos delictuales de toda índole en Colombia. Imposible negar que se las ingenian para no pasar hambre, bajo gobiernos permanentemente incapaces de políticas similares a las misiones del socialismo revolucionario venezolano.

Una jocosidad y una advertencia comparativa en el combate al coronavirus. En la primera visita de un PAPA a Colombia, comerciantes informales en eterna sobrevivencia cortaban copas de distintas tallas a sostenes o brassiers, y los vendían voceando "gorritos del PAPA, los gorritos del PAPA, benditos para su merced, gorritos del PAPA", refiriéndose a las Tiaras sombrero cónico del Sumo Pontífice, y el poder Papal.

Humor aparte y con el pésame a familiares de los miles de muertos por el Covid 19 en Colombia, obvio que lo hacen cada día peor y la Alcaldesa de Bogotá, Claudia López se lo dijo al "Chuqui bienpeinado", por abrir el comercio con un día sin pago del IVA para estimular ventas, fue una berraquera oficial al formarse aglomeraciones que recrudecieron la enfermedad. Lo que no ocurre en Venezuela, debió pensar para sí misma la burgomaestre bogotana.



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Luis Sánchez Ibarra


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