Por la gasolina iraní, a la oposición, el carro no se le jodió, pero a ella se le fueron los tiempos

La gasolina iraní a la oposición descompuso. En estos 20 años, desde que Chávez llegó a Miraflores hasta aquí, nada había descompuesto más a los opositores al gobierno que ese combustible. Es como si hubiesen pasado una noche de farras tomando una caña "puyá".

Ellos sabían que las reservas estaban agotadas y por las sanciones de Trump, con el mismo valor y rango de la inoperancia del gobierno en materia energética, pues con el general Quevedo la industria salió de guate mala y entró en guate peor, las refinerías vuelta chatarra y sin los aditivos necesarios para producir el combustible. Estaba pues llegando ahora sí, pese lo repetitivo, la hora al usurpador.

Pese Gedeón fue todo un fracaso, tanto que parece haberle más bien acertado un rudo golpe, casi destructivo a Juan Guaidó, como para que eso mismo diga cierta prensa gringa, pues lo dijo nada más y nada menos que el New York Times, la falta de gasolina hizo crecer la esperanza y aminorado el ratón. Casi se juegan a "Rosalinda", si hubiesen encontrado con quien apostar, pero las casas de juego están cerradas por la cuarentena, que los barcos estadounidenses del Comando Sur, bajo dirigencia de un tal Fawller, no dejarían que los barcos iraníes hasta aquí llegasen con gasolina. De manera que el fin de Maduro estaba cerca y hasta uno sentía como un movimiento de gente que estando fuera se veía aquí adentro de un momento a otro y en Miraflores otro gobierno, uno democrático, por la razón de la fuerza y la injerencia. Menos mal para ellos que la pandemia no les permitió llegar a esas casas de apuestas porque hubiesen perdido hasta el nombre, y la "casa", que es la que siempre gana y es de los de ellos mismos, hubiese hecho un tremendo negocio y hoy estuvieron culpando de su ruina e indigencia a Maduro y los barcos iraníes. Y verían como sus amigos no les iban a perdonar las cuentas, así fuesen panas en eso de "Maduro va pa´ fuera". Deuda de juego es sagrada. Según ellos, se puede perdonar cualquier vaina, hasta hacer borrón y cuenta nueva en lo que sea, pero en deudas de juego no, es un asunto de moral. Y nunca dirían que el Almirante Fawller les jugó gallo guindao y se pasó pa´ el enemigo.

Pero llegó la gasolina y mientras iban llegando los barcos uno tras otro, y ya no había forma de pensar lo contrario, pues el mundo no es como uno lo imagina, empezaron a poner en funcionamiento su creatividad que no es mucha que digamos, pero algo queda. ¿Qué hacemos? ¿Qué decimos?

"Ah! Si. Esa gasolina es chimba". "Tiene un chip para que el gobierno sepa donde uno se encuentra", como si eso sirviese para algo y los estuviesen buscando y además "no es del tipo que aquí usamos, sino de un octanaje por debajo. Carro que esa vaina use, le va a fundir la máquina".

Mientras eso decían, los barcos iban vaciando su carga en los tanques de las refinerías y el gobierno pensaba y planificaba "como hacer con esta vaina".

"Esa gasolina la van a vender en dólares y uno no gana para pagar esa pagar esa vaina".

Fue también parte del discurso pronunciado para indisponer a la gente y tener como arrecharse ellos mismos, ya que los amigos gringos no pudieron parar a los persas. Pero es también una como extensión del pensamiento de sus jefes que eso harían si fueses ellos gobierno.

Al fin, después de pensar sobre el asunto, para lo que no se tomó mucho tiempo, porque el gobierno improvisado al fin, sólo comenzó a analizarlo cuando llegó la gasolina, se resolvió que habría de dos precios. Uno subsidiado, ese que una amiga llama gasolina para pobres, que es la misma pero que para llegarle hay que hacer una larga y casi interminable cola, y otra en dólares, para quienes por cosas de buen gusto y poca disposición de tiempo, pero con bastantes ingresos, justo en esa moneda, con placer están dispuestos a pagar. Además, así se ahorran tener que "cordializar" con gente chimba en esas lentas colas. El pobre, como siempre, por ser pobre, pese el gobierno se auto califica socialista, no tiene como escoger ni para dónde coger que no sea para la cola de los pobres.

Ahora la oposición ajustó su discurso inconforme.

"Esas colas son muy largas; en lugar de ponerme 120 litros de un solo guamazo me pusieron 30 ó 20."

Eso sí, ya la oposición no cuestiona la calidad de la gasolina iraní, sino la cola y que no le pongan "full" en la primera llegada. Reclama con ardor su derecho a esa gasolina "mala" que pudiera dañarle su vehículo y que se la pongan completa aunque el daño que eso le cause al carro sea al rompe.

"Esa será un causa de lucha pero cuando agotemos esta fuente copiosa de las colas".

Pero como no le ponen "full" de un solo "taparazo", no hallan otra explicación, que pudieran haber muchas, sino que la gasolina que trajeron es poca y se va a acabar mañana sin que le pongan siquiera su carga completa en el primer día. No imaginan ni un momento por qué ese proceder, sino en eso, la gasolina que llegó es poca. Que surtir a las bombas con la suficiente cantidad para todo el que llegue o que los tanques de las propias bombas no tengan tanta capacidad, no cuenta. Hay que pensar con pesimismo y transmitir ese estado de ánimo a todo el mundo.

Entonces, entra en juego el otro espíritu, el del egoísta y guarimbero.

"Qué vendan esa gasolina a todo el mundo a un mismo precio, ese de 0,5 dólares, el que aplican en esas bombas donde no hay cola y le echan a uno lo que quiera".

Así, según ellos, se resolvería el problema, que les parece simple, sólo el de no hacer colas. Como no ven colas en las que cobran 0,5 $ les induce a pensar que, poniendo ese precio en todas partes, las colas desaparecerían aunque una multitud se abstenga de ir a las Estaciones de servicio por tener real para pagar.

Su discurso, el de antes que la gasolina saliese, según el cual la venderían a un precio que el pobre no podría adquirir y le elevaría otros costos, ya no le vale ni importa. Ahora es al contrario.

Si, supongo, que el precio llamado internacional, no sé si es ese el apropiado o no, aplicado a toda la gasolina, disminuiría ostensiblemente las colas en las Estaciones de Servicio, así como disminuyó la demanda en los negocios que venden charcuterías, caña y hasta la cantidad de los mismos.

Esa idea de dolarizar el precio para todo el mundo, ahora la pone a correr el político interesado en crear un estado de zozobra, para que se forme una bola de nieve donde hasta quienes no podrían pagar esa gasolina, pero los ahoga la arrechera contra el gobierno, se sumen. Y en efecto, se suman, no sólo sin analizar, sino que aun haciéndolo, prefieren desdeñar lo que dicte la sindéresis y hasta llegar al sacrificio con tal de acabar violentamente con lo que ahora pasa, bajo el sueño que detrás de todo eso, vendrá una etapa de paz, descanso, relajo, de bajos precios y salarios enormes.

Vendría un país como de Jauja, de mucha gasolina, jamón y mortadela, todo eso caído de las matas y salarios por demás elevados, porque los gringos, esos mismos que no pudieron parar los barcos iraníes, cuidarían que esa sea nuestra forma de vida.

Y es que en verdad, esa gasolina iraní recién llegada, a quienes antes estaban solo locos, iracundos, haciendo disparates de toda clase, inventando golpes militares sin soldados, guarimbas, incendios, tomas por sorpresa a Miraflores y a plomo limpio, para llevarse al presidente con la operación Gedeón, ahora no se les han dañado los carros, que corren raudos, sino que ella, y la forma misma de llegar, hizo que a ellos, los opositores extremistas, aparte de la locura, " pa´ completa la vaina", se les fueran los tiempos.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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