Hace un año estuvimos en la penumbra


Hace un año, después que los Estados Unidos y sus acólitos tenían ya 2 meses con un presidente “autoproclamado” en Venezuela, pero todo seguía igual, fue cuando decidieron bajar el “suiche” y dejar sin electricidad al país, como la estocada definitiva al gobierno que, según ellos, pendía de un hilo. No pocos creyeron que era lo que faltaba para que cayera definitivamente el gobierno del “usurpador”.

Pero después de una semana sin electricidad, en algunos casos y en territorios del interior más tiempo, el gobierno de Miraflores comenzó a mostrar que no bastaba con que el imperio más poderoso de nuestros días, teledirigiera a un desconocido para derrocar un gobierno que contaba con un respaldo irrestricto de las Fuerzas Armadas y de parte importante de un pueblo dispuesto a defender el legado de Chávez.

Fue a principios de marzo cuando dejaron al país a oscuras. El plan era que muriera mucha gente en hospitales y que la emergencia y el caos hicieran el resto. Pero después vendrían nuevos intentos, como el de abril donde creyendo sus propias mentiras, el autoproclamado hizo el ridículo en Altamira, esperando que los militares le hicieran el trabajo, claro apostaron que la traición de Crsitopher Figuera (el general que dirigía el SEBIN) fuera suficiente para arrastrar a la felonía al resto de las Fuerzas Armadas.

Lo cierto es que nada de ello sirvió para lograr los fines inmediatos del imperio y hoy, después de un año de ese “apagón”, el gobierno a pesar del embargo, a pesar de las deficiencias, a pesar de las debilidades sigue gobernando.

Un año después, de ese inolvidable apagón al que nos sometieron, cuando ya el “autoproclamado” no es ni la sombra de lo que era a principios de 2019, cuando no hay dudas que no les interesa para nada el pueblo sufriente. Cuando él y sus socios son apenas una pandilla de ladronzuelos al servicio de un imperio que apenas está interesado en el petróleo y los recursos naturales y estratégicos de Venezuela, el gobierno sigue en pie.

Ahora hay más bodegones que expenden mercancías importadas, el dólar circula con más libertad que nunca y los anaqueles vuelven a estar abarrotados, a pesar de que ese pueblo que se mantiene en resistencia no es el más beneficiado de todo esto. Dice Pascualina, y yo le creo, que hay que defender el bolívar frente al dólar, ya que este último representa en el campo económico el enemigo que puede terminar derrotándonos.

Lo que no pudo hacer Guaidó, ni el apagón, ni Leopoldo en abril, ni traidores como Cristopher Figuera, lo pude terminar de lograr Trump a través de la imposición de una economía dolarizada, que dentro de poco podría estar recibiendo loas desde el propio gobierno que parece dispuesto a liberalizar la economía y “abrirse a los mercados” para garantizar la paz, en una jugada que pone en jaque mate al pueblo que ha resistido heroicamente los embates del imperio más poderoso de los últimos tiempos.





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Carlos Luna Arvelo


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