Impotencia ciudadana

“el país sirve, lo que no sirve es el gobierno”

Grafiti en Mariguitar

—El viagra y que se está vendiendo por carretadas, porque esta impotencia que tiene la gente ante estos burócratas revolucionarios gobierneros es mucha. A compai.

—Si usted lo dice.

—En las farmacias se está agotando el viagra. Hombre y mujeres lo están tomando tres y cuatro veces al día haber si les levante el ánimo, porque la impotencia de la ciudadanía es mucha, y como dicen que es bueno para eso.

Porque ya el rompe colchón no hace efecto ante tanta impotencia política.

Es que esto no se aguanta. Claro, lo que no se aguanta la gente es a los desalmados chavecos en el gobierno, por lo demás todo va al garete.

La pregunta diaria es: ¿Hasta cuándo van a estar en el gobierno? Y la suplica es que ¡Se vayan!

Usted le pregunta a la gente por algún ministro y lo miran a uno mal. Primero, porque no les interesa quién sea ese individuo; segundo, no saben quien está en el gobierno ¿y para qué? Si son la misma miasma. Y de ahí para adelante ya no le quieren hablar a uno.

Fíjese, la impotencia sumada al miedo lo que provoca es una reacción de culpabilizar a alguien. Todo el mundo sabe que el culpable de todo esto es el chofer presidente y los ineptos revolucionarios que lo acompañan. Pero, y aquí es donde viene la cosa, como ese está lejos uno comienza a zarandear al que tiene más cerca, digamos por ejemplo al bodeguero o a la muchacha que vende las yemas en la esquina.

Porque alguien tiene que pagar los platos rotos que los sinvergüenzas estos rompen. Verdad.

—Muy cierto es.

—Uno tiene que descargarse con alguien porque sino estalla. Y por eso es que vienen los problemas con el vecino, sea chavista o de oposición.

Y de eso se aprovechan los revolucionados corruptores. De la impotencia de la gente. Para que nos matemos entre nosotros mismos, como si nosotros fuésemos los culpables y no las victimas de todo este desastre que esos ladrones han hecho.

¿Lo ve?

—Claro como el agua.

—Por eso es que la gente debe darse cuenta que tiene que renunciar a los deseos de venganza para con el vecino, para con el compañero de trabajo, para con quien se tomaba las cervecitas y que ahora no se hablan.

Porque uno NO es el culpable de esta miseria y necesidad. Los culpables son ellos, esos mal llamados gobierno. Porque lo que han hecho es desgobernar.

Ahora sí le dijo, hay preservar el espíritu de la protesta justificada. En lugar de buscar el castigo vengativo para quienes no tienen ninguna culpa, y tampoco para esos malos políticos, a éstos hay que echarlos para un lado como se hace con la basura, porque eso son.

Con venganza no se puede reconstruir la República. Mire el ejemplo de El Libertador con respecto al Generalísimo actuó con venganza y debe haberse arrepentido toda su vida. Luego se dio cuenta que había otra manera de llegar a configurar la República. Eso para los que les gusta estar viviendo en el pasado histórico.

En el presente, lo que se necesitan son esperanzas y creer en la posibilidad de la justicia, de la democracia. Por eso debemos renunciar a la idea destructiva de la venganza y echar pa´lante hacia una justicia legal y lograr el bienestar de la gente. Que estos nos han arrebatado.

—Por ahí debe ir la cosa.

—Ponernos a actuar con ira y temor eso no va a solucionar los que problemas tenemos, que son muchos. Porque estos han destruido lo que era el país, que no era mucho pero algo era.

Esto lo convirtieron en un erial, y hay que echarle mucha para salir nuevamente adelante.

Uno a veces piensa que la ira es poderosa y por eso se quiere hacer vengativo. Plantearse la ley de ojo por ojo, pero no es así. El odio siempre se descontrola y se vuelve en contra nuestra, en este caso en contra de la nación.

Lo peor es que muchas veces decimos que eso no nos importa. Estamos tan sumidos en la fantasía de la venganza que preferimos la destrucción de todo —como han hecho estos— en vez de lograr algo beneficioso. Nos estamos haciendo daño a nosotros mismos cuando replicamos las acciones del gobierno destructor.

En estos años hemos acumulados un mal karma, por toda las fechorías que nos hemos hechos unos contra otros. Eso no puede seguir, hay que volver a ser mínimamente racional.

—No va alcanzar el cariaco morao para quitarnos esta mavita de encima.

Con tanta maldad que se ha acumulado en estos últimos años.

—Construir un futuro inmediato de justicia y bienestar se ve difícil, pero es necesario hacerlo.

Estamos obligados a hacer un examen de conciencia, a buscar argumentos críticos y a emprender iniciativas coherentes para hacer causa medianamente común con los que llamamos nuestros oponentes, pero que están pasando roncha igual que todo el mundo.

Dejarnos de tanta bolsería política y asumir un espíritu de esperanza para hacer algo bueno por nosotros mismos.

Nadie nos va a salvar de este infierno chaveco. Solo nosotros mismos y si no lo hacemos nosotros ¿Quién lo va a hacer?

Solo planteándonos iniciativas constructivas podemos empezar a concebir nuestros propios planes conciudadanos: con los amigos, con los vecinos… Aunque no aprobemos lo que dicen y hacen, pero debemos persistir en una actitud conciudadana.

De lo contrario, jamás saldremos de la cadena impuesta por estos malamañosos políticos de miedo-culpa-venganza, y nunca veremos nada bueno en los demás.

Somos ciudadanos no bestias salvajes.

—Mire que tiene toda la razón.

Ya vamos a seguir conversando cuando regrese, voy a comprar dos yemitas que hasta ahí llego.

Y le dijo: Por ahora, apriete.


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Obed Delfín


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