Insólitas revelaciones! sobre lo que realmente ocurrió en Boyacá (con Santander escondido en el Puente…)

  1. En el parte del general Carlos Soublette sobre la batalla de Boyacá, el general Francisco de Paula Santander sale excesivamente favorecido, siendo que no peleó en dicha batalla. Había en aquel momento, la extrema necesidad de encontrar una figura que amalgamase la unidad nacional para poder políticamente darle estabilidad al extenso territorio de la Nueva Granada y Venezuela: la primera gran figura de la guerra y de la política era el venezolano Simón Bolívar; la segunda, debía por fuerza ser un "denodado combatiente granadino", y se hacía imprescindible construirlo, porque el prócer Antonio Nariño estaba muy viejo. Le tocó a Bolívar elevar a Santander a un sitial que no merecía, y fíjense que a él sólo le cupo el título de HOMBRE DE LAS LEYES, porque ni a General en Jefe pudo llegar. Más tarde con triquiñuelas quiso el propio Santander elevarse al rango de General en Jefe mediante un Decreto emitido por el Congreso, pero a la final desistió porque a ojos vista habría sido muy vergonzoso. Él decía que tenía que ser GENERAL JEFE porque no podía estar por debajo de hombres que no estaban en condiciones de mandarlo como por ejemplo los venezolanos José Antonio Páez, Carlos Soublette, Antonio José de Sucre, Antonio Anzóategui, Rafael Urdaneta, Juan Bautista Arismendi, Francisco Bermúdez, Santiago Mariño, todos venezolanos y los únicos GENERALES EN JEFE de la guerra de independencia de norte de América del Sur…

  2. En el parte, e incluso con el beneplácito del General Antonio Anzoátegui quien definió con su carácter y valentía aquella gesta, se hace aparecer a Santander como una de las estrellas más refulgentes de aquella Batalla.

  3. Se han dado en decir numerosos escritores neogranadinos, que fue Santander quien decidió la lucha y quien marcó el camino de la victoria. "¿Miseria todas de la vanidad, hija en mucha parte de la destreza con que aquel hombre singular (Bolívar) hacía obrar a sus agentes persuadiéndoles que ejecutaban sus propias ideas cuando sólo se movían por las que él les inspiraba?".

  4. Pero el Libertador, yendo y viniendo a caballo, animando, "felicitando a los que bajaban –por el infernal páramo-... Puede decirse que él pasó cuatro veces por el páramo, pues iba a la vanguardia y volvía, feliz el hombre como si estuviese en la gloria".

  5. Ya Bolívar, desde su refugio en Jamaica, había previsto el rumbo de aquella marcha; pero, en realidad a Santander se le fue el mundo a los pies cuando tuvo frente a así a las fuerzas del general realista José María Barreiro. Lo mismo que le sucedió a José María Obando, el "Jackson Granadino" (el asesino de Sucre), quien se enfermó a la hora de tener que dar la cara en la Batalla de Bomboná. Lo cierto fue que el Libertador va delante y alcanza a ver que Santander se apea del caballo. Sin duda está herido. ¿Qué pasa? Nada, una bala perdida le ha causado una contusión. Esto sucedió el 11 de julio, no puede seguir el hombre en la pelea. Queda fuera del combate. Pero los llaneros le tenían el ojo puesto sobre él porque ya habían advertido que Santander no estaba en condiciones de ser hombre de mando para luchas como estas.

  6. Y hubo risas. La diversión entre llaneros era coger palco para ver como el futuro vicepresidente de Colombia, se defendía en los trances difíciles, y lo estaban viendo que cogía por debajo del puente de Boyacá en momentos en que la lucha alcanzaba su punto más crítico. El mulato y oficial Leonardo Infante va, lo sujeta por la solapa le dice: "Venga usted general, a ganarse como nosotros las charreteras".

  7. Un punto de referencia que suelen utilizar historiadores granadinos para tratar la Batalla de Boyacá son los documentos de Santander: "Apuntamientos para las Memorias sobre Colombia y la Nueva Granada". Ya sabemos que las memorias de los políticos están llenas de mentiras, y que para eso se hacen: para que el interesado hurgue en los puntos más escabrosos de su existencia y quite los lunares que puedan afear sus acciones públicas y privadas. En una palabra: "salvarse" para la posteridad.

  8. Uno de los segmentos más extraordinarios de la vida de Santander es el que va de 1817 hasta 1819. Doña Pilar Moreno de Ángel (que ha hecho una de las más densa y manipulada biografía de Santander), pasa muy rápidamente por esta etapa, llena de inventiva, sacrificios y fértil en prodigiosos de recursos intelectuales y morales entre los grupos neogranadinos más destacados. Encontrábase Santander muy lejos del teatro de los abogados que más tarde le dañaron su intelecto, su moral, su reputación.

  9. En el capítulo XIII del libro de doña Pilar Moreno de Ángel, titulado "La Campaña de la Nueva Granada: Alborada de la libertad", hablando sobre la marcha que muy pronto se haría a la Nueva Granada, a través de los gélidos páramos y para que se apreciara cómo Santander nos iba a resultar el Organizador de la Victoria, echa mano de las Memorias del eximio cucuteño. Esta nota fue elaborada por el mismo Santander cuando estuvo "exiliado" en Europa. Dice José Manuel Groot: cuando el general Santander estuvo en Europa por causa del 25 de setiembre, suministró un largo artículo para la Enciclopedia Británica, que se publicó bajo el rubro de "Colombia". Ese opúsculo fue traducido en tiempos posteriores por el doctor Lorenzo María Lleras en Bogotá, agregándole algo más en el sentido calumnioso del texto, relativo a la vida del Libertador. ¿Cómo interpretar esa obsesión y casi enfermedad que tenía Santander en escribir artículos cuya autoría adjudicaba a otros?. Pues bien, decía Santander mintiendo como un bellaco: "En la traducción que recientemente se ha publicado en esta ciudad del artículo Colombia de la Enciclopedia Británica, se ha hecho ya mención de un hecho importante, que hubo interés de parte de Bolívar en no mencionar, y del cual existen testigos oculares. Ocupado Paya por mi división, la de retaguardia vivaqueó en el llano de Miguel con el cuartel general, por no haber podido las tropas venezolanas marchar hasta dicho Paya. Con el capitán Freytes, edecán de Bolívar, recibí carta de éste llamándome al expresado vivaque para conferenciar sobre la posibilidad de continuar campaña hacia Santafé: me sorprendió, como debía, esta novedad y la participé inmediatamente a los jefes de los cuerpos de mi mando, exigiéndoles me dijesen con libertad su parecer para que me sirviera de regla en dicha conferencia; los coroneles Joaquín Fortoul, Antonio Arredondo, José María Cancino, y los mayores Joaquín París y Ramón Guerra con la más firme resolución me respondieron, que preferían una muerte segura en la proyectada operación contra los enemigos dominadores de la Nueva Granada, que retroceder a los llanos, y que la división sola debía seguir adelante".

  10. Trata Santander de decir que Bolívar se había comportado un cobarde y trataba de rehuir la batalla ¿El capitán de mil batallas, don Simón Bolívar, el tildado por el propio Santander de vivir en malditas e indetenibles correrías por el continente americano, "El Demonio" capaz de arrostrar las más formidables adversidades, ¡vacilaba en entrar en batalla!; ¿Él, dios de los ejércitos (quien de la nada había sostenido el nombre de una república) proponía dar marcha atrás en uno de sus proyectos más gloriosos? El Hombre de las Dificultades, el loco que en traje indígena, a las orillas del Orinoco, prometió cruzar la Nueva Granada, Ecuador y Perú en una odisea de creatividad, ingenio y grandes determinaciones políticas: fundando y hermanando pueblos, y que los españoles y los mismos granadinos, como Nariño, por su coraje para lo llamaban hasta Satanás; este hombre definido demente por Mancini, dado el frenesí de sus obsesiones y despiadadas marchas, ¿de pronto le tiembla el pulso y propone retroceder?

  11. Él, temible soldado, creador de la Guerra a Muerte, Señor de la Campaña Admirable, mandamás de los llanos, el que estaba dispuesto a utilizar hasta a los muertos en defensa de la patria, resulta ahora según Santander que dudaba de sí mismo en medio de los abismos de la cordillera andina. ¿Qué podría haber impulsado a este temperamento que se llamó a sí mismo y no por pura vanidad el HOMBRE DE LAS DIFICULTADES, ducho en el arte de sufrir las más crueles batallas del espíritu, para retroceder en las alturas de Paya? ¿Era cobardía, señor Santander? ¿Alguna vacilación antipatriótica, miserable, debilidad, señor Santander?, ¿falta de carácter, señor Santander?

  12. ¡Qué ironía Señor!, Santander, quien habría de morir ahíto de diatribas, atribulado por los cólicos biliosos que provocan los insultos y las calumnias; congestionado su cerebro por el infernal lío de sus contradicciones; lanzando bocanadas de denuestos a sus oponentes, lacerado su corazón por la burla con que muchos de sus antiguos camaradas lo enfrentaban; adiposo, cargado de pesadillas, impotente por hacerse oír y respetar como ansiaba; ese ser atribulado por las funciones de bufetes y los miserias de partidos, chismes y rumores; envenenado por los consejos de mil locos incendiarios, es hoy para la clase a la que pertenece doña Pilar Moreno de Ángel "el Organizador de la Victoria", "el salvador del pueblo granadino", "el visionario que hizo rectificar a un Bolívar vacilante y confuso, una vez que había culminado el ascenso de los Andes".

  13. ¿Fue acaso este mismo señor Libertador Simón Bolívar el mismo que en lugar de escoger la vía del puerto de Buenaventura para marchar al Sur, como lo hizo Sucre, decide por "cobarde" hacerlo dándole la cara a las huestes pastusas, en el propio terreno escabroso de una sierra diez veces peor que las cornisas infernales de Pisba, y donde todos los neogranadinos había fracasado, incluyendo a don Antonio Nariño?

  14. Más bien, encontramos al futuro Hombres de las Leyes asegurando en el Boletín del 8 de agosto de 1819, lo siguiente: "... no añadiré otra cosa sino que el General Bolívar, presente en todos los puntos de acción, dio órdenes precisas para hacer brillar el valor de las tropas, el esfuerzo de los jefes y oficiales y terminar de una vez la obra que había tomado a su cargo.

  15. Concluyo: si no fuera por el interés de hacer algún mal a la figura del Libertador, Santander no habría echado mano de este "recuerdo". ¿Por qué hacerlo? ¿Qué necesidad, más todavía, tiene doña Pilar en presentarlo? ¿Qué ganamos con herirnos mutuamente? ¿No insistía el Hombre de Las Leyes, que Él, en su viaje por Europa, jamás había dicho nada inconveniente contra el Libertador? ¿Por qué nunca antes (me refiero a los años inmediatos que siguieron a la Batalla de Boyacá), dijo o dejó constancia escrita del mismo? Este cargo es exactamente el mismo que le echó en cara Santander al general Eusebio Borrero cuando Éste le criticó en el Congreso que había mandado a asesinar a José Sardá y a Mariano París; le molestó con mucha razón a Santander el que Borrero no le hubiera hecho estas críticas siendo Él presidente de la república. Contundente fue el Hombre de las Leyes cuando se preguntó: ¿No ocupó el señor Borrero un asiento en la cámara de representantes en las sesiones de 1834 y 1835? ¿No era entonces, en que los sucesos estaban recientes, la ocasión más favorable para haber levantado su voz en cumplimiento de un deber sagrado y promovido una acusación legal? Pues, este mismo argumento cabe para echarle en cara, ¿por qué no le dijo al Libertador en el momento debido, esas críticas que tardíamente vino a estampar en sus memorias?

  16. Lo que me asombra es que doña Pilar, cuando tuvo cantidades de documentos que clarifican en todos sus aspectos la Campaña de 1819, tomase, según digo, como determinantes y definitivas las expresadas por su ídolo Santander en sus Memorias. Quisiera saber, cómo podría arreglárselas doña Pilar para explicar el hecho siguiente: Bolívar tenía entre sus planes pasar el Arauca, venir a Pore y reunirse con Santander. Esta era una marcha que debía hacerse con la mayor celeridad ¡y por las vías menos conocidas! Lo fundamental era caer sobre Tunja y hacerlo por sorpresa. Estaba en los planes de aquella invasión hacer creer a los españoles que se iba a invadir por los valles de Cúcuta para distraer un grueso de la división del general La Torre, haciendo que éste le fuera imposible dar ninguna clase de ayuda a Barreiro.

  17. De tal modo que Bolívar hizo correr la voz desde Mantecal, que marchaba sobre los valles de Cúcuta para batir las fuerzas del general La Torre, y se encaminó para Guasdualito; y luego de dar órdenes a Páez para que con mil hombres amagase sobre la provincia de Barinas y Cúcuta, mientras Él seguía camino de Casanare, ¿quÉ sentido tenía, devolverse, luego de haber escalado tremendas alturas con más de 2.500 hombres, para atacar precisamente por donde Bolívar había ordenado prevenir a las tropas españolas?

  18. Entre las quince instrucciones dadas a Páez tenemos las siguientes: Marchar hacia Cúcuta con la columna de caballería situada en Guasdualito, para llamar la atención del enemigo por aquella parte; cortar sus comunicaciones con Venezuela y mandar partidas hacia Mérida.

  19. Ante todo, el enemigo debía ignorar dónde se iba librar la gran batalla, y para ello el Libertador hacía creer al enemigo que se preparara a la vez en muchos puntos, de modo que no fuera tan fuerte en todos ellos. En este caso, con el uso de espías y contra-espías había hecho correr la voz de que se invadiría por Cúcuta, y no podía por tanto desviarse del camino tomado y caer por donde más se le esperaba. Se había hecho movilizar a Morillo en un frente formidable que lo debilitaba por doquier; no era capaz de saber por dónde iba surgir un cuerpo de temibles lanceros, de dónde una fuerte caballería o infantería, y estaba angustiado, y disperso. El único punto fortificado era el de la región de Tunja.

  20. No debo usar cientos de documentos que sobre esta campaña se han escrito y que por sus expresiones contra Santander son ofensivos. Mi único interés es atenerme a las referencias que toma doña Pilar para presentar la historia y hacerle los comentarios que considero atinentes a los casos que ella presenta.

  21. La batalla de Boyacá va a producir un giro de ciento ochenta grados en la política provechosa y vilmente interesada de los norteamericanos hacia nosotros. Iban a dejar de ser los gringos meros neutrales para considerar seriamente en reconocernos como Nación independiente; lo que demuestra que frente a los gringos sólo la fuerza, el carácter decidido y determinante es lo que lo detienen en sus pérfidas políticas colonialistas. Esta visión profunda la trasmitirá el Libertador el 25 de mayo de 1820, a José Tomás Revenga, su secretario general (posteriormente Ministro de Relaciones Exteriores y Ministro de Hacienda): "Jamás conducta ha sido más infame que la de los norteamericanos con nosotros: ya ven decidida la suerte de las cosas y con protestas y ofertas, quien sabe si falsas, nos quieren lisonjear para intimar a los españoles y hacerles entrar en sus intereses. El secreto del Presidente (de los Estados Unidos) es admirable. Es un chisme contra los ingleses que lo reviste con los velos del misterio para hacernos valer como servicio lo que en efecto fue un buscapié para la España; no ignorando los norteamericanos que con respeto a ellos los intereses de Inglaterra y España están ligados. No nos dejamos alucinar con apariencias vanas; sepamos bien lo que debemos hacer y lo que debemos parecer".

  22. "Yo no sé lo que deba pensar de esta extraordinaria franqueza con que ahora se muestran los norteamericanos: por una parte dudo, por otra parte me afirmo en la confianza de que habiendo llegado nuestra causa su máximo, ya es tiempo de reparar los antiguos agravios. Si el primer caso sucede, quiero decir, si se nos pretende engañar, descubrámosles sus designios por medio de exorbitantes demandas; si están de buena fe, nos concederán una gran parte de ellas, si de mala, no nos concederán nada, y habremos conseguido la verdad, que en política como en guerra es de un valor inemistable. Ya que por su anti-neutralidad la América del Norte nos ha vejado tanto, exijámosle servicios que nos compensen sus humillaciones y fratricidios. Pidamos mucho y mostrémonos circunspectos para valer más...".



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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