El viejo paradigma del desarrollo empresarial y la revolución bolivariana (I)

La empresa que tenemos en el siglo XXI debe cambiar, ajustarse a las exigencia de la nueva época, de la transición de la humanidad del capitalismo al socialismo, ello no significa que ella deba renunciar a determinados derechos en esta etapa del desarrollo, la de la revolución del trabajo, pero si a ciertas perversiones del mercado asociadas a las condiciones de explotación del trabajo, la especulación de precios, el escaseamiento y acaparamiento de los bienes, el bachaqueo (contrabando), la inflación deliberada de precios (como mecanismo de elevación de la tasa de ganancia) en detrimento del mercado, la paralización del flujo de las transacciones, la disminución de la producción, la ralentización del consumo y del crecimiento económico que afecta el desarrollo humano y la producción de la riqueza social.

Nuestra época la del transito de la humanidad del capitalismo al socialismo, requiere una nueva organización de empresa, sustituir el modelo industrialista de desarrollo, del paradigma de la revolución industrial y sus pautas estructural de jerarquías y propiedad, --el crecimiento cuantitativo económico, crecimiento sin desarrollo humano, sin desarrollo social, crecimiento cimentado en el uso intensivo del capital, igual de uso intensivo de tecnología, despilfarro de recursos de materia prima y de costos baratos--, a otro modelo que sea sustentable, de la acumulación de bienes, de ganancia particulares al menor costo y elevación de la productividad industrial a escala de acuerdo con la velocidad de la maquina a otro, fundamentado en la producción social, el consumo social, en la productividad social y la distribución social, es decir bajo un régimen social de coevolución humana del desarrollo.

El pensamiento empresarial en la era industrial se basaba en la explotación sistemática del trabajo, en la "administración científica del trabajo", en producción masiva y barata para el consumismo, donde el trabajo estaba diseñado de acuerdo a la especialización de las operaciones, es decir actividades altamente divididas, en la rutina como decir hacer mas de lo mismo al menor tiempo, la economía de tiempo, energía y movimientos, elevando "la destreza" del trabajador, acortando el trabajo, fragmentándolo, eliminación del tiempo muerto, (Valdés, L., p. 92) así como también a cierto nivel de mecanización pasar a uno de automatización de algunas funciones, el trabajo repetitivo a escala para un mercado anónimo, el trabajador no sabe en realidad por qué y para qué y para quién se hace el trabajo (Ibíd., p.91). No se da información alguna sobre los mercados, o la competencia, tampoco sobre los nuevos productos a fabricar.

En verdad en el pensamiento empresarial tradicional, el trabajo se halla tan deshumanizado como la empresa, el personal termina "etiquetado", unos trabajadores de los de arriba quienes toma decisiones, quienes monopolizan el conocimiento y la información entre ellos, "el personal de confianza", y los de abajo, personal de los trabajadores que no gozan de confianza, es decir no los califican de personal de confianza sobre quienes no hay fe en el trabajo, organizada su posición en los de debajo de la estructura piramidal, son "operativos" e incluso de personal de staff de apoyo, ésta estructura piramidal es semejante a una estructura de clases que reina en una sociedad (Ibíd., p.99) dando origen a la rivalidad, la lucha por el poder y la corrupción a causa de la misma estructura jerárquica (Valdés, L. p., 105), lucha por la dadivas del poder, los privilegios, el status social, etc.

Otro aspecto de las organizaciones empresariales o institucionales en el caso de la administración pública es que en la medida en que ellas crecen, tienden a crecer la estructura piramidal y con ella, burocracia, se distancia la relación entre los miembros de la estructura piramidal, los de arriba con los de abajo, la comunicación se hace menos directa, el bloqueo de información es frecuente, se entorpece el proceso de toma de decisiones, nace derivada de la misma estructura piramidal, se propicia la desconfianza, surgen los altos niveles de corrupción, lucha por el poder y por el control de la información (Valdés, L., p.110) y el poder organizacional, tales son las lacras de las organizaciones piramidales donde no participa el pueblo trabajador en las decisiones de las organizaciones.

Es bueno citar palabras de Eudald Carbonel y Robert Sala quienes dicen: "las jerarquías se manifiestan en sociedades humanas bajo formas muy diversas. Sin embargo todas ellas tienden a tener un papel fundamental como instrumentos de dominio para procurar la mejor supervivencia de una parte de la población. Y la técnica influye de manera decisiva en esta dinámica porque contribuye a convertir en potente y eficaz la organización jerárquica. Las desigualdades pueden producir ente clases o entre poblaciones, como ocurren hoy en día entre los pueblos occidentales y los tercer Mundo" (Carbonell y Sala (2003: 95).

Por tales "jerarquías" decimos que el trabajo en la empresa privada como pública (instituciones) se hace deshumanizado, los frutos de la productividad del trabajo no pertenece a sus creadores, tampoco los resultados de la aplicación del saber de la ciencia y la tecnología, ella no es el interés común (Valdés, L., p.92), tampoco hay una aplicación armoniosa del saber en el trabajo (Ibíd., p.92), el trabajador ha perdido la dignificación en el trabajo, no siente sus efectos sociales, así como su participación en los beneficios en la productividad del trabajo, en pocas palabras, se ha devaluado físicamente y espiritualmente el trabajador, lo invade un sentimiento de rutina, monotonía (Ibíd., p. 94), el trabajador ve la "impersonalización del trabajo", se siente que no tiene control alguno de las decisiones, menos en la planificación del destino social de su trabajo, reposan su fe ciega en los superiores, en lo que hacen y planean, mientras que el resto se ven asimismo como sujetos pasivos, sin pensamiento, sin visión del futuro de la organización y de los mismos ciudadanos perteneciente a una "organización totalitaria" que todo lo somete.

El viejo modelo empresarial basado en el progreso técnico, en "nichos de poder", en la competencia, en la lucha por el poder, en la creación de riqueza privada, la maximización de la producción material, crecimiento maximizado de la utilidad, de la ganancia, ha llegado a su fin, ya no puede proseguir su crecimiento a expensa del medio ambiente, la extinción de la especie humana, uso irracional de la tecnología cuyo progreso asegura "la infelicidad social", es decir se produce un conjunto de tensiones en el estilo de desarrollo que pone en vilo al planeta físico y biológicamente, diezma la vida, la creación y la reproducción.

En Venezuela el viejo paradigma sigue vigente, el de la empresa privada, pero también en las instituciones del Estado, incluso empresas extractivas, ellas no dispuesta hacer sacrificio alguno, a cambiar, a humanizar la organización de la empresa, a transformas las relaciones sociales y la esencia del hombre, hacer una organización armoniosa, naturaleza, sociedad, empresa y hombre, a construir un ciudadano sustentado en el trabajo, "dignificado" en el proceso del trabajo, revaluado físicamente y espiritualmente, a unir la fuerza de trabajo con su medio de trabajo, a reconciliar el trabajo con su producto creado, armonizar con la naturaleza.

La revolución bolivariana en el marco constitucional debe crear condiciones fácticas, condiciones artificialmente creadas por el Estado y el Gobierno para promover, crear y consolidar las empresas sociales, bajo esquemas de horizontalidad, maximización del bienestar social, la coevolución del desarrollo, el salvamento de la especie humana de las aberraciones del mercado, de la rentabilidad del capital en sacrifico del desarrollo del talento humano, del modo el sacrificio de la naturaleza en pro del crecimiento acumulado de bienes, el uso intensivo del capital y los ritmos del capital, la productividad en detrimento del trabajador.

El pensamiento de la revolución bolivariana debe superar la organización del "trabajo deshumanizado", de las relaciones sociales de clases en la estructura piramidal, de la burocracia, de la desinformación, de la antidemocracia, del monopolio, de la rutina y la monotonía burocrática, del conjunto de tensiones creadas en el trabajo y la sociedad. Urge un nuevo paradigma empresarial, un nuevo estado desburocratizado, participativo y protagónico que reconcilie al hombre con la empresas, donde se contemple como copropietario social, protagonista de la reproducción social como algo necesario, donde empresa y Estado (instituciones públicas) no se miren como extraños en sus funciones, los trabajadores no puede ser ajenos a la organización, son parte de ella, cualquier decisión de staff o estratégica les incuben, no puede pasar por encima de ellos, y esa relación imprescindible debe pasar por calibrar los intereses sociales en torno a los objetivos nacionales del desarrollo.

Fuente:

Valdes, Luigi (2002), La Re-evolución empresarial del siglo XXI. Grupo editorial Norma, Bogotá, Colombia.

Carbonell E. y Sala R. (2003) "Aún no somos humanos. Propuestas para la humanización en el tercer Milenio. Ediciones Península, Barcelona, España.



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Alexander Kórdan Acosta R.

Economista. Magíster en Gerencia de Servicios Administrativos. Doctor en Ciencias Estratégicas para el Desarrollo. Profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV). Instructor de Cooperativismo Comunitario.

 kordankovki@gmail.com

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