Nicolás, Nicolás; ¡la Navidad, la Navidad y nos quitaron la Navidad Nicolás!

En víspera de la natividad de nuestro Niño Dios, al filo de la media noche; tras una larga espera, cuando bajo el árbol, en algún rincón del nacimiento, de la casa, del cuarto, del más humilde de los hogares venezolanos, no aparezca el tan esperado regalito, pensaremos en dónde está nuestro niño Jesús.

¡Hasta San Nicolás, parece habernos abandonado, olvidado! ¿Qué mal hemos hecho?...

Las relevantes, fructíferas y numerosas victorias políticas, diplomáticas, nacionales e internacionales no tendrán trascendencia. Entonces, la nostalgia por los buenos momentos de tiempos pasados llenará nuestro pensamiento. Establecerá comparativos históricos, sociopolíticos, económicos… y concluirá que; ¡los tiempos pasados eran mejor!

¡Darán la razón a los enemigos de la Patria Bolivariana!

¿Cómo explicar, cómo convencer, a nuestros niños y niñas, al que llevamos dentro, las razones en la falta de nuestra Navidad?

A escasos cinco días de la celebración espiritual más importante de la humanidad que conocemos y llevamos muy arraiga en nuestra vida, en nuestra venezolanidad, desde la intimidad del hogar, de la familia, no hay ese ambiente festivo, bullicioso, algarabía decembrina, esperanzador, renovador de otros tiempos. En nuestras mesas, cocinas, neveras…, nuestras casas, hoy faltan todos los ingredientes, particularmente, el cochino, la gallina, la hallaca, el sancocho…, el entusiasmo esperanzador. ¡No hay como comprarlos! Y los ofrecidos por el gobierno, por el Estado-Nación, se pierden en la burocracia gubernamental. En apariencia y práctica “toda una red mafiosa, entramado de corrupción”.

Los enemigos de la idea de Patria Bolivariana, a través de los medios –prensa, radio, tv, Twitter, Facebook, WhatsApp…−, desde su hipocresía celebran, en lo más profundo de sus mezquinas almas, hay un deseo infinito por la ausencia de la Navidad, eso, la pérdida o ausencia de nuestra Navidad, los llena, los regocija, los colma en éxtasis cual orgasmo interminable. Es sin duda alguna el mayor, mejor, más ambicionado triunfo opositor contra de idea de Patria buena, noble, grande, independiente, soberana…, Bolivariana. ¡Hasta que se llevaron nuestra Navidad!

Mientras tanto, muchos de los que aquí permanecemos, pensamos el cómo resolver para el día de hoy y siguiente también. Las provisiones gubernamentales, del mes de Noviembre, aún no llegan a nuestra URBANIZACIÓN, mi vecino opositor −aquel que aplaudía, que celebró, con vehemencia la declaratoria de guerra con la que Henry Ramos Allup, presidente de la AN, derrocaría al gobierno−, en su desesperanza hoy vive a la “caza y recolecta” de todo mango maduro. De esquina a esquina, “vigila” impaciente, sumamente preocupado, la milagrosa venida de las pocas provisiones alimenticias ofrecidas desde el gobierno nacional. ¡Por favor Niño Jesús, dile a los conculcadores de Nuestra Navidad, que nos la devuelvan!



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Felipe Marcano


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