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Venezuela, bajo la bota del totalitarismo cubano ¡O el efecto mariposa!

"El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo" Cuando hablamos del famoso Efecto Mariposa hacemos referencia a un concepto que está relacionado directamente con la también conocida como Teoría del caos. Esta última asegura que pequeñas variaciones en las condiciones iniciales de un suceso pueden provocar grandes diferencias en el comportamiento del futuro. Siendo el resultado final imposible de predecir. Los sistemas que componen esta ciencia son muy sensibles a este tipo de cambios y se clasifican en tres tipologías diferentes: estables, inestables y caóticas. Bajo esta premisa, el efecto mariposa pronto fue considerado toda una filosofía de vida a pesar de la complejidad de la hipótesis. Fin de la cita.

Una ‘revolución’, copia fiel, y exacta de la ultrosa cubana está en pleno desarrollo. Cuando se utilizan todas las herramientas del poder totalitario para liquidar los residuos de disidencia, resistencia y oposición que queda en el otrora rico país llamado Venezuela. Tal como hizo el líder cubano Fidel Castro a comienzos de la década de los años 60 en pleno siglo XX, en esta etapa de la revolución venezolana en pleno siglo XXI, se libra una campaña final de exterminio contra todo tipo de resistencia democrática, en contra de un gobierno sostenido por las bayonetas.

La mayoría de las noticias que emanan por el planeta tierra sobre la crisis venezolana describen la espantosa crisis económica de nuestro país. Ciertos analistas políticos donde encuentra el suscrito, describen esta crisis como un virus o bacteria: como algo que fue traído o inoculado, cuya viro-crisis por su larga duración se ha hecho resistente a los antibióticos democráticos, no es una mera casualidad esta virosis totalitaria. Se trata de la bacteria ‘revolucionaria’ cubana inoculada desde esa isla.

El desnalgue económico que estamos viviendo los últimos meses de este año 2018 dan para exponerlos a la opinión pública nacional e internacional. Cuando registramos la inflación más alta del mundo (nombre técnico del alto costo de la vida) junto con una criminal recesión que ha destruido la economía en más del 70 por ciento, Venezuela se ha convertido en el único país del mundo en pleno Siglo XXI, en hacer una reversión de sus ingresos de crecimiento, a uno de ingresos inexistentes.

Somos a pesar de ser un país bendecido por la naturaleza con riquezas naturales de todo tipo, el más vergonzoso por esta desnaturalizada crisis bajo la total indiferencia del gobierno. Pero lo más terrible de esta crisis es el diagnóstico de los ‘oncólogos econo-estalinistas’ ha sido la de devaluar la moneda en más de un 90 por ciento, cuando le quitaron cinco ceros a la moneda. Y anclaron el nuevo bolívar soberano al petro, una criptomoneda no negociable según los expertos en la materia. Las medidas tomadas han sido inútiles cuando la inflación está destruyendo hasta el dólar. Donde hasta los economistas gubernamentales están alarmados con esta epidemia mega inflacionaria.

Todavía falta por verle el hueso a la crisis, hasta una etapa terminal con el aumento del precio de la gasolina a precios internacionales, se avizora una restricción todavía más severa a la importación de alimentos y medicinas, más controles de precios, y la subida de los impuestos en medio de esta horrenda recesión. Mientras la diáspora, el hambre, la miseria, y las enfermedades se desbordan.

La discrecionalidad en la inoculación de este cáncer económico devela la macabra intencionalidad de la Habana sobre el pueblo venezolano. Es difícil diagnosticar a estas alturas del juego la causa-efecto de esta tragedia. Un gobierno totalitario que prefiere la destrucción de su economía, aplicando el proyecto revolucionario cubano probado durante 60 años, donde la miseria destruye a la sociedad civil, y con ella, cual posibilidad de derrotar al totalitarismo.

Cuando la calidad de vida en una nación se deteriora, la población recurre a las protestas callejeras. Y peor aun cuando las condiciones socioeconómicas se desploman al grado de la indignidad, donde la población mayoritaria tenga que vivir con menos de dos dólares al mes, y se desaten condiciones que abrazan a la hambruna, la mejor opción es dejar el pelero como se pueda, e irse del país como lo hicieron los cubanos. Donde el hambre, y la miseria vienen adobadas con la represión, ahí esta el vivo ejemplo del pueblo cubano, cuyo resultado hoy en Venezuela, donde el éxodo de su población para el 2019 será de un 10 por ciento de la población, y seria el más grande en el continente americano, y que los bonos del carnet de la patria no han podido detener.

La precariedad económica, aunada a la represión militar, y policial en los mal llamados PAC en las carreteras, y calles del país, disminuye la participación política. Esto es parte de la receta cubana, liquidando así cualquier tipo de resistencia, como un fiel dogma leninista. Esta son las razones por lo que la actual nomenklatura ha permitido que la crisis se profundice en el tiempo.

La receta cubana ha sido aplicada no en forma tan exacta a la aplicada en esa isla caribeña. La ‘revolución bolivariana actual’ no es en si un ‘marxismo-leninismo’ redivivo. Lo que se busca es consolidar un régimen, anticuado y odiado como el del modelo cubano. Aquí no se han realizado fusilamientos sistemáticos, aunque se usa la represión sin cortapisas. Y lo que más llama la atención, es que los CDR (ubches, colectivos, comunas, frentes sociales, milicias etc.) se están alejando de las órdenes del régimen para no desatar más el extremismo represivo hacia la poblacion.

La represión es dirigida directamente desde la Habana. Tomando como referencia la famosa ofensiva revolucionaria del 13 de marzo de 1968 www.aporrea.org/internacionales/a87618.html en Cuba cuando Fidel Castro le piso el acelerador a la revolución cubana, para confiscar lo poco que quedaba del sector privado.

En Cuba se confiscaron todas las pequeñas empresas, los proveedores de alimentos y fincas agropecuarias. Así acabaron con el capital privado, y establecieron un monopolio estatal sobre la distribución de los alimentos. Así sometieron a los cubanos a ser dependientes del Estado, aquí en Venezuela la dependencia es a través de la bolsas de los clap’s.

En Venezuela al igual como sucedió en Cuba se está utilizando la miseria económica para extinguir lo poco que queda del sector privado, y expandir el control improductivo del estado militar. Ya tienen el control militar. Ni los aumentos de los salarios mínimos, resulta suficiente para que los trabajadores sobrevivan a la embestida hiperinflacionaria, pero que ha llevado a la quiebra a los pequeños comerciantes y empresarios, asfixiados además por la recesión, y los controles de precios, la falta de dólares, y los continuos apagones. Hoy el sector industrial venezolano opera al diez por ciento de su capacidad instalada. Los restaurantes y pequeños comercios han ido a la quiebra.

Sabemos, que el actual modelo estalinista venezolano no es exactamente igual al acelerador cubano de Fidel en 1968. El gobierno bolivariano mantiene una alianza que permite que comerciantes árabes, y chinos exploten al trabajador venezolano, y abusen sexualmente de las mujeres trabajadoras que explotan, y amasen riquezas, aun a sabiendas qué lo hacen a través de actividades ilícitas, y de la legitimación de capitales, donde el gobierno siempre les da protección a sus compinches, basta ver como los camiones, gandolas, y los comercios de estas sarnas son escoltados, y custodiados por efectivos de nuestras, y que ‘gloriosas fuerzas armadas bolivarianas’.

Además, existen elementos innatos que nos alejan como militante de izquierda de la revolución, por imitadora del modelo cubano. Tal vez el elemento más resaltante es el colapso de la industria petrolera. Las exportaciones de petróleo constituían la única fuente de divisas en dólares de la nación, hoy esta ida a tierra. Hoy se encuentra en un estado crónico la producción. A pesar de los aumentos en los precio del petróleo de este año 2018.

Hoy a escasos días para que finalice este año, no sabemos a ciencia cierta si la debacle económica del país es resultado de la implantación del modelo cubano o de la incompetencia. O se debe a ambas hipótesis. El totalitarismo estalinista produce, y vive del caos.

Todo nos indica que la nomenklatura se ha inclinado por el caos, y no por la recuperación económica, ya que cuando el caos alcanza proporciones inhumanas según como los teóricos lo han demostrado, y lo que esta sucediendo en Venezuela, donde es muy probable que disminuya aun mas la oposición al gobierno. Ya que el gobierno esta aplicando la represión de manera selectiva, en especial dentro las filas del gobierno con la reciente destitución del director del Sebin, muchos expertos le dan todavía márgenes de maniobra para sobrevivir mientras los ‘enemigos‘ dentro y fuera del régimen, fenecen a causa de la miseria, o se fugan del país.

El caos, la diáspora, el hambre y la miseria, sean o no, intencional o discrecional, es funcional para las dictaduras. Por tal motivo, no vemos luces que nos indiquen que algo mínimamente en el horizonte, nos indique que la ruta hacia el infierno de la Venezuela amada se puede detener.



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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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