Iris Varela, inmensamente, poéticamente para la discusión

Algo extraño hay en este "debate" que desencadenó Néstor Francia con la publicación de un artículo, cuyo título fue: "victoria pírrica" Algo extraño.

Seguro estoy que no es debate. Seguro también estoy, que Néstor Francia se equivoca al calificar como una "intención de reprimir", la incomodidad que produjo su crítica y toda la crítica. Efectivamente, los que se incomodaron con el artículo no ha contenido ni han frenado a Néstor Francia. No lo han contenido ni frenado porque Néstor Francia ha podido escribir otro artículo. Cierto es, que según su decir, cada señal que se levanta, produce una roncha, que en palabras de Francia es una "recomendación amistosa" que viene de la "revolución" o si mis lectores(as) prefieren, es un sugerencia forzada de un "tatiquieto".

Claro, la libertad que ahora tiene NF de exponer sus ideas, ahora responde a la existencia de Aporrea. Calculo, que en alguna gran oficina del ministerio del poder popular para la comunicación y otras cosas más, ya la orden está escrita y eficientemente acatada. Escueta y sencilla orden, pero efectivamente acatada. La orden me la imagino y debe decir más o menos así: Queda terminantemente prohibido, que a través de los medios públicos se le dé curso a cualquier respiro, resuello, quejido o lamento (aunque sea borincano) del constituyente Néstor Francia.

En muchas de las expresiones que se cargaron contra Néstor Francia hay un poco más que una "intención de reprimir". Es una intención más complicada que eso, si observamos (en pleno desarrollo) el tratamiento que se le ha dado a la disidencia interna y a los actos de violencia de los adversarios. Suena irónico, pero a veces, el proceso trata con más vigor, dureza e "intención de reprimir", la crítica interna, que a los desestabilizadores. Este esfuerzo de tratar ambas situaciones de diferentes maneras, también tiene su explicación. No es una concesión, es una manera de sobrevivir.

Observen, que en las más duras circunstancias y situaciones, la dirección política del proceso le pide (a veces implora) a los desestabilizadores una oportunidad para el diálogo. Siempre detrás de hechos violentos e intolerantes por parte de la oposición, el gobierno sale recurso del dialogo. No ha sucedido así, con las voces críticas y disidencia que han surgido desde este lado de la política.

Aunque suene absurdo, esta práctica del diálogo para los adversarios y censura e "intención de reprimir" para el disidente interno, se "renueva" a la "revolución", porque se cree o deja ver, que la "confrontación" con la derecha es real y está viva, mientras que la censura, es el látigo de la "revolución" usa para silenciar cualquiera posibilidad de activar el olvidado Golpe de Timón.

El golpecito de concebir la crítica como una "manía" ("que manía es esa") es la voz de un soldadito que le sale de lo profundo del alma de Sant Roz por ejemplo. No está alojado este soldadito sólo en la humanidad de Sant Roz. Es un soldadito regado por mentes lucidas y menos lucidas que sala de ronda a cada rato con el firme propósito de silenciar.

No suena a diálogo en los términos que la revolución le pide a la oposición, la frase tan cargada de autoritarismo e intolerancia, que Iris Varela nos ofreció en un reciente artículo en el cual cuestionaba a Néstor Francia. Iris se expresó poéticamente en estos términos: "El papel de la hipercrítica dañina es propio de esa cuerda de vasallos que se arrastran"

A Dios gracias, que Iris Varela dice "ya [estar] a la orden para la discusión". Con tanta poesía y tolerancia, provoca tomarse un cafecito con Iris Varela y brindárselo.



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Amaranta Rojas


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