El desastre de Puerto Ordaz

¿Qué habremos hecho, nosotros los habitantes de Puerto Ordaz, para recibir tantos desastres juntos? ¿Quién se apiada de nosotros? ¿Quién responde y soluciona nuestros problemas? Mejor dicho, los problemas que nos creado durante estos 18 años. ¿Haber, ¿quién responde por los cascarones vacíos en que han convertido a la CVG y a las empresas llamadas básica? Desastre total señor presidente Nicolás Maduro. Calamidad total, señor gobernador Justo Noriega Pietri. Caos total, señor alcalde Tito Oviedo. ¿O miento? ¿O mienta la gente que está arrecha esta los pelos?

Pónganosla más fácil:

Las calles y avenidas de Puerto Ordaz chillan de la hediondez, producto de la basura acumulada por meses y, en algunos, casos años. El trasporte se ha convertido en una guillotina ambulante, lista para quitarle el cuello a cualquier usuario. Los semáforos, controladores del tránsito, solo controlan a los fantasmas que se pasean de un lado a otro buscando que comer. El gobernador afirmó, hace meses, que tenía 300 semáforos para instalarnos y frenar este problema que afecta a conductores y a peatones. Pero resulta que la vaina sigue igual. No gile, compai, como dijera Perucho Conde.

La inseguridad campea por todos lados, y ¿saben qué?, los encargados de brindarnos seguridad se empataron en una de corrupción, bachaqueo, robos, atracos, y asesinatos. ¿Miento? Sólo tiene que leer los pocos diarios que circulan en la ciudad, o buscar en las redes. Esto es para coger palco. Hay más, pero voy a ocuparme el MAYOR DESASTRE que ha tenido Puerto Ordaz en su historia.

LA MADRE DE LOS DESATRES. La ciudad tiene más de dos semanas sumida en tremendo caos, como producto del regalo que nos ha mandado el señor gobernador, el señor alcalde y las altas funcionarias de Hidro-Bolívar. ¿Miento? Venga y constate. La gente anda echando chispas. Para ser fiel a lo que acontece: anda arrecha de la cabeza a los pies, durante las 24 horas. Yo he visto a viejos de 80 años, como yo, con un tobo de agua guindando, comprado en cualquier negocio de recarga. Por cierto, es, en estos momentos en que escribo, el gran negocio del siglo, gracias al desastre que se presentó en el sistema de acueducto y que, hasta estas horas, no ha podido ser solucionado. ¡Se cansa uno!

Agregado:

Señor presidente Nicolás Maduro, por favor, haga algo por este pueblo, construido a las orillas de los portentosos ríos como lo son el Orinoco y el Caroní. Destituya a los culpables, si los hay, dentro de los funcionarios, y meta preso a quienes podrían estar incursos en actos terroristas. Mano dura, ¡carajo!, presidente. Podrían estar echándole la partida para atrás… Digo yo, de mal pensado.

Puerto Ordaz, 1 de abril de 2018.



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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