Peligro alimentario ¿Quién y por qué se autorizó la importación masiva de aceite de Canola a Venezuela?

En las estanterías de varios supermercados venezolanos existe aceite de Canola, originado de la especie de Brassica napus cuya historia sobre toxicidad potencial en humanos no ha terminado de escribirse. ¿Quién y por qué se autorizó esta importación? ¿Cuáles protocolos de bioseguridad de esa importación se realizaron?

En 1981, en España aconteció un grave problema de origen alimentario, de algo más de 20.000 personas que utilizaron aceite de colza ahora llamada comercialmente Canola(marca registrada) murieron unas 1700, y todavía los sobrevivientes muestran daño crónicos en su salud. Fue un escándalo mundial, con el infortunio que las redes sociales no existían, y salvo la existencia de resiliencia al olvido, a 37 años de la tragedia, todavía hay gente en España que quiere seguir ahondando en esta temática y sus consecuencias legales, políticas y sociales.

Un año más tarde de la fatídica situación con el aceite de colza en España, recibimos en el Instituto de Producción Animal de la Facultad de Agronomía de la UCV una misión científica de Canadá que explicó la situación e informó a quienes estábamos en este encuentro de los adelantos que tenían en mejoramiento genético de la colza para superar su toxicidad, derivada de una alta cantidad de ácido eurícico (22:1) y glucosinolatos. Esos avances canadienses eran muy importantes para un grupo de investigadores interinstitucionales que trabajamos en una planta leguminosa llamada Canavalia ensiformis porque permitía abordar la disminución de su comprobada toxicidad para la alimentación humana y animal en la perspectiva del mejoramiento genético. Al final del encuentro, en una improvisada rueda de negociación tecnológica, los canadienses, con sus bolsillos preparados para ganar, ofrecieron sus habilidades técnicas para avanzar en un programa de destoxificación genética de la Canavalia, para lo cual aspiraban patentar los futuros avances, como lo estaban tramitando con la colza, a la cual le habían denominado Canola, para saltar (ocultar, olvidar o desaparecer) la historia de toxicidad precedente al mejoramiento genético. Su nombre actual se deriva de la simplificación del propósito de investigación en el programa de mejoramiento genético "Canadian Oil Low Acid" (Euricic).

La evidencia científica es que los cultivares de Canola tienen menos del 95 % de la cantidad original de ácido eurícico presentes en los aceites convencionales de colza y el residual de glucosinolatos es menor a 30umol por litro de aceite. Hoy el aceite de Canola figura entre los tres primeros lugares de producción mundial de aceites comestibles y de uso industrial. La propaganda para su consumo es impresionante. Y Canadá reconoce los logros genéticos en Canola como los mejores de su agricultura.

Hay un sin embargo que explicaremos. El problema, lo que llama la atención es que se haya producido una importación que ha llenado muchas estanterías vacías de supermercados venezolanos, sin que los consumidores tengamos conocimiento de las razones que llevaron a implementar esa importación. Tampoco sabemos su origen y las empresas que lo procesaron y las que económicamente se aprovecharon de los beneficios de la importación. Este reclamo es consecuente con la bioética por cuanto se sabe que el procesamiento del aceite de Canola conlleva unos doce subprocesos para evitar la toxicidad potencial, que no sabemos si se cumplieron; y además, en la literatura actual existen evidencias (en algunos casos contradicciones científicas) sobre su inocuidad. Se han reportado efectos sobre las membranas celulares en corazón, pulmones y otros órganos. También efectos cancerígenos en animales experimentales. Y más recientemente algunos pediatras han reconocido que el aceite de Canola afecta el crecimiento de niños y debe ser dejado de lado en formulas de alimentación infantiles.

En este caso, en la importación de aceite de Brassica, priva el principio de la anticipación y de la precaución, y es bioéticamente aconsejable que un panel de expertos revise el aceite que se importó para conocer si está en los estándares de toxicidad que se han aceptado como tolerables, aunque todavía exista la duda sobre los efectos controversiales que se discuten en la literatura científica agrícola y médica. Si fuese posible se debe ordenar recoger el producto hasta tanto haya pruebas fehacientes de su inocuidad.

Hay un antecedente importante en el cuidado de la salud alimentaria en Venezuela. Belarús tenía excedentes de lácteos contaminados residualmente con radiación del famoso accidente nuclear de Chernóbil. Por mucho que insistieron en sus ganas de vender, la negociación se trancó, nuestro gobierno dijo NO. ¡Buena esa!

La prisa es mala consejera, pero el desconocimiento es peor.



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Miguel Mora Alviárez

Profesor Titular Jubilado de la UNESR, Asesor Agrícola, ex-asesor de la UBV. Durante más de 15 años estuvo encargado de la Cátedra de Geopolítica Alimentaria, en la UNESR.

 mmora170@yahoo.com

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