"Un millón de niñitos se nos muere de hambre y un silencio se duerme contemplándolos". Jorge Debravo
Ante la creciente inflación, existe una ‘carrera de sobrevivencia’ en Venezuela. Los hipertensos y la tercera edad, ya no pueden comprar los medicamentos. "Es el peor castigo", se escucha a vox populi.
La crisis económica del país ha afectado a la gran mayoría de estos venezolanos.
La nación entró en una zona de alto riesgo de hiperinflación, con un índice inflacionario acumulado más del 10.000 por ciento, según las estimaciones de expertos en la materia consultados.
Vivimos en una economía en estado terminal en la cual los precios por hora de los productos suben cada hora mientras cualquier comprador hace algunas consultas sobre los mismos.
Los venezolanos de todos lo extractos sociales sufren graves mutaciones en sus vidas debido a los elevados precios que persisten, aunados a la crónica escasez de alimentos y medicinas, el colapso de los servicios públicos, del sistema de salud, y la inseguridad ciudadana etc. Mientras el poder adquisitivo del venezolano se ha venido a tierra, pues el aumento de los salarios se ha quedado atrofiado en relación con los aumentos de los precios.
El salir de compras es uno de los peores desafíos; ante la manera mañosa de poder pagarlas, ya que con "efectivo" es un precio, y con "punto de venta" otro es el precio. El bolívar es escaso y encontrar efectivo se ha vuelto una de las peores odiseas. La gente tiene que soportar largas colas en los bancos para retirar 20.000 bolívares.
Ya da asco ver a buhoneros, y bachaqueros contando sus billetes manoseados llenos de bacterias y parásitos en cualquier mercado, y vías públicas de Venezuela, sin que las autoridades se les decomisen, y los incineren como medidas de salud pública. El dinero en efectivo escasea y las filas frente a cualquier establecimiento comercial son de terror.
La convulsión económica afecta al pueblo venezolano tanto a los pobres como a los mas ricos, llevándolos hacia una muerte segura a la hora de enfermarse, en una ruta de decisiones muy difíciles, y de complejas soluciones ante la falta de recursos humanos, e insumos materiales en el actual sistema de salud público y privado.
Algo tan cotidiano como tomarse un café para charlar con los amigos, o montarse en un taxi se ha convertido en una tragedia ante la falta de efectivo.
La gente en las colas murmura: "tratamos de vivir, buscamos sobrevivir".
Las condiciones hiperinflacionarias ya son insoportables, en particular porque los precios de algunos bienes y servicios clave se han disparado por encima de los salarios, lo cual deja fuera del alcance a un número cada vez mayor de venezolanos. Hoy se debe escoger entre las medicinas y la comida. Muchos venezolanos ante la pérdida de su poder adquisitivo, han eliminado de forma gradual lagunas comidas de su dieta diaria. Muchos comen una vez al día, los cuales los han llevado al último hueco de la correa. Esto parece mentira, pero no lo es, se busca la manera de vivir, ó sea se busca sobrevivir. Se estima según algunas encuestadoras que el 80 por ciento de los venezolanos viven hoy en la pobreza. Los aumentos salariales han quedado muy rezagados ante el aumento de los bienes y servicios, lo que imposibilita que muchos venezolanos puedan cubrir sus necesidades básicas.
En semana santa la familia solía salir de vacaciones para visitar a sus parientes, y bañarse en las bellas playas venezolanas, hoy eso es imposible. Las familias jóvenes han dejado de comprar ropa para sus hijos, algo que antes compraban todas las semanas. La familia no puede ir al cine los cuales están cerrando. Hacer colas deteriora la mente, deteriora el pensamiento, la gente se pone bruta, y no crea me dijo una señora en una fila.
El elevado costo de los dólares, ha provocado que las importaciones sean más caras, lo cual se refleja en precios altos. El transporte público, en mal estado permanece fuera de servicio por la falta de repuestos, afectando la movilización del pueblo trabajador, y esto indudablemente afecta la productividad nacional.
En los restaurantes, muchos de los platos están entre los 200.000 y 1000.000 de bolívares, una fortuna en un país donde el salario mínimo mensual es de 392.046,46 bolívares. Donde esa cifra, con el tipo de cambio, equivale aproximadamente a unos 1,5 dólares del mercado negro.
La escasez de dinero en efectivo ha acelerado la banca digital en Venezuela. Las transacciones con puntos de venta o las transferencias bancarias por internet son cada vez mayores, incluso en los mercados callejeros. Sucede lo mismo con el arcaico trueque, muchos cambian un paquete de harina pre cocida, por un rollo de papel tóale para limpiarse el trasero. Con esta situación, todo se la ha vuelto más difícil al venezolano, por lo que la juventud ha optado por irse del país ante la falta de oportunidades.