Las mafias del transporte público

Escondidos tras supuestas "Cooperativas " y "Asociaciones civiles" con personalidad jurídica, las organizaciones que explotan el servicio de transporte público urbano, interurbano y extraurbano, son verdaderas mafias organizadas que golpean brutalmente la economía nacional, crean intencionalmente caos y forman parte de los que andan a la caza para detener cualquier cambio que signifique bienestar para la población.

Con escasísimas excepciones, las líneas de transporte urbano, interurbano y extraurbano actúan inescrupulosamente la hora de explotar al personal contratado, imponer el valor del pasaje y atropellar a los usuarios. Se autocalifican de "profesionales del volante", pero paralelamente violan la Gaceta Oficial donde aparecen los costos, deberes y sanciones para quienes están al frente de un volante, transportando seres humanos y no vacas ni becerros.

Alguien llegó a decir que estas "Cooperativas "y "Asociaciones civiles" no transportan pasajeros sino pasajes, porque para ellos lo más importante es la cantidad de dinero por despojar al usuario de a pie o de quien sustituye un día de vehículo personal, por un autobús, una camioneta o un carro adscrito a estas organizaciones del chantaje y la desidia.

Cada gobierno instalado en Miraflores lanza loas y miles de millones de bolívares para "beneficiar" a estos "trabajadores", como una manera de congraciarse y alimentarlos para convertirlos en aliados políticos. Sin embargo, hasta ahora se ha visto cómo el único y taxativo interés de estas mafias es "chuparle" al gobierno la mayor cantidad de recursos en préstamos blandos o en insumos. De tal suerte, siempre salen protegidos por prestar un servicio que raya, en lo inservible. Estas empresas mafiosas de vehículos de carga no prestan servicio, simplemente tienen un negocio que deja jugosas ganancias en época de crisis y de bonanza.

Vulneran impunemente los derechos humanos de los usuarios, no importa sean Adultos Mayores con derecho a cancelar el medio pasaje, mujeres embarazadas, estudiantes. Se añade, la pública y notoria evasión fiscal cuando cobran el presunto "exceso" de maleta, argumento que utilizan para cobrar lo que les viene en gana. El sistema de paradas se cumple a voluntad del chofer. Elevan el volumen del reproductor de audio hasta ensordecer y alterar el estado de ánimo del pasajero. Además, la música que imponen está muy lejos de ser la que afirma nuestra identidad cultural. El vallenatismo enfermizo y la música aturdida anglosajona rompen cualquier armonía y paz durante esas horas de viaje. Siempre hay asientos en mal estado y una escasísima cultura del respeto y atención al pasajero.

Para nada sorprende la actitud hostil, abusiva, provocadora si algún Alcalde, Gobernador o Ministro, con sentido común, un par de testículos y conciencia política, interviene para poner orden en este desorden deliberado. Es incomprensible la tolerancia oficial ante semejantes abusos cometidos cada minuto, en cualquier parte del país, teniendo a Caracas como vitrina de la incompetencia gubernamental y escenario mayor de las arbitrariedades, de todo tipo, contra el pasajero, la ciudad y la sociedad.

El transporte público debiera ser un sistema integral de medios de transporte de uso generalizado, capaz de dar solución a las necesidades de desplazamientos de las personas. El transporte público se basa fundamentalmente en criterios de solidaridad, eficiencia, justa relación costo-gastos-beneficios, valor agregado para un mejor nivel vida, gerencia con resultados positivos y visión estratégica.

Dentro de los elementos que tiene un sistema de transporte, en los sistemas de transporte público, la demanda está dada por las personas (pasajeros) y la oferta está dada por los vehículos, la infraestructura, los servicios y los operadores (conductores). En cambio, en muchos sistemas de transporte privado, la persona en un vehículo son parte de la demanda y las vías son la oferta.

Se señala, con claridad de criterios que, el transporte público de pasajeros se evalúa de distinto modo por parte de los usuarios, los empresarios o trabajadores; el recorrido de una línea de transporte de cargas puede ser indiferente para los habitantes de las ciudades que están en el inicio y el final del viaje y clave para los habitantes de zonas rurales, fronterizas o pequeñas localidades que se ven afectados por su paso. Esto quiere decir que la comprensión del transporte público será más rica y pertinente cuando apele a una variedad de perspectivas.

No obstante, estas premisas se disuelven como la sal en el agua y, al final, hay una recurrencia perversa, viva entre la ineficacia oficial, el abuso de las mafias del transporte y la inacción de los usuarios. Triada ésta que pone entre dicho lo establecido en la Constitución cuando norman los deberes del servidor público, el valor de los pasajes por distancia recorrida y los deberes de los conductores.

Permanecemos atrapados por la falsedad de una supuesta "abnegación" de "Cooperativas "y "Asociaciones Civiles" (verdaderas empresas evasoras de impuestos) con "profesionales del volante" vacíos de cultura de servicio, nula participación del usuario, una displicencia de los gobiernos locales, regionales y nacional, medios de comunicación silentes frente a las perpetuas irregularidades cometidas por los transportistas y poca cobertura a los gritos de desesperación de los pasajeros.

De allí que debemos insistir como individualidad y grupo en hacer valer nuestros derechos para darle sentido de verdad a la revolución que comenzó en 1.999, a pesar la impotencia que se crea cuando vemos al uniformado verde oliva o de azul, en esta o aquella alcabala, hacer caso omiso al reclamo de un pasajero, llevándose al bolsillo el soborno cobrado; la indiferencia del gobernante en sus tres escalas administrativas

Esta crisis estructural que sufre la sociedad capitalista venezolana, expresada en un aparato burocrático frágil y arraigado, con un pueblo ausente del protagonismo supra partido, actuando más allá de lo estomacal, no puede mermar la batalla por construir una sociedad de la eficiencia, de relaciones de producción y servicios basados en la complementariedad y no en la riqueza particular.



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Elmer Niño


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