Presiento que nos vamos a estrellar, pero confío en el conductor

Hasta ahora el chofer, con todos los obstáculos encontrados: baches, "policías acostados", huecos, alcabalas y piedras arrojadas contra el bus en que estamos viajando, nos ha ido llevando al terminal de pasajeros donde nos bajaremos. Todavía nos falta el trayecto final, el cual es el más difícil de sortear: Las Presidenciales del 2018". Es un viaje de seis años de duración y llevamos cinco; en el mismo autobús y con el mismo chofer. Sólo nos falta uno y estamos "chorreados". Si lo pasamos, "coronámos", como dicen los jugadores de ajiley.

Esa es más o menos la sensación que me produce la actual situación política y que aquí describo para complacer a los amigos lectores que me han seguido durante 10 años en esta página de opinión política y que me están cuestionando por qué he dejado de escribir durante los últimos dos meses.

En los pronósticos que hice a principios del año pasado auguré que íbamos camino a Siria, si no lográbamos sortear el "vacío estomacal" que nos estaban aplicando. Casi llegamos con las guarimbas que sufrimos durante cuatro meses con un saldo de más de 100 muertes y gente quemada viva. El conductor logró salir airoso con la Constituyente, pero los estómagos cada día se vacían más y el ácido clorhídrico nos está ulcerando las paredes y esto es demasiado peligroso.

Debo confesar que mis expectativas con relación a los resultados que esperábamos de la Asamblea Nacional Constituyente, se vino abajo. Yo me tomé muy en serio ese proceso y pensé que íbamos a dar un salto cuántico revolucionario, parecido a la Asamblea que insurge durante la Revolución Francesa. Mientras nosotros pensamos que nos cambiábamos de autobús, el chofer lo que hizo fue un cambio de cauchos y un llenado del tanque de gasolina.

Viendo la propaganda oficial de: "Maduro Conductor de Victorias", fue que caí en cuenta de lo iluso que he sido y de la poca madurez política que tengo, a pesar de ser Politólogo egresado de la ULA. Hasta ese momento había pensado que, porque Chávez lo había dejado allí, él estaba obligado a continuar la misma ruta y llegar al mismo destino. No había caído en cuenta que no es lo mismo conducir pasajeros que transportar tropas. Y ese era mi error de percepción. Además Maduro es un hombre formado para la negociación, como sindicalista que es y Chávez fue formado para la confrontación y el combate como militar. Cuando entendí eso me quedé tranquilo.

Cuando viajo, casi siempre en autobús y de noche, me acomodo en mi butaca y me acuesto a dormir hasta que llego al terminal. Yo confío en el chofer que va manejando, pues él no se quiere matar y por lo tanto no va a estrellar el autobús a propósito y si pasa algo anormal durante el recorrido, no soy yó la persona que está en condiciones de evitarlo, pues quien tiene el control del volante es el chofer. Así que por eso confío en Nicolás Maduro, pues es el chofer que nos asignaron y seguro estoy que nos llevará al terminal de la Victoria. Más ha demostrado que tiene pericia y ha sorteado todos los obstáculos que se le han presentado. También hemos visto que en línea autobusera MUD, los choferes manejan muy mal y casi siempre dejan a los pasajeros en las carreteras pidiendo colas para llegar a su destino.

Juanveroes64@hotmail.com



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Juan Veroes


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