Miren esto que nos pasó en Mérida

Mérida ha sufrido un inusitado vuelco en su vida social, política, económica. Amigo y camarada Jheyson Guzmán, unámonos e impulsemos un gran proceso de unificación de todas las fuerzas del chavismo, sobre todo para proteger y amparar con carácter y decisión a nuestros humildes trabajadores, militantes de la revolución que pueden haber quedado en el aire producto del cambio de gobierno.

Yo he recibido muchas llamadas de dolor por este cambio.

Todo, en efecto, es ya diferente en nuestro Estado: el aire, la luz, la magnificencia de sus montañas, los sueños y las esperanzas que durante varios lustros habíamos venido construyendo. Ya las plazas del centro de la ciudad no son las mismas. Ya, frente a la Plaza Bolívar, en aquel centro permanente de reuniones y encuentros de los bolivarianos no están los humildes, los artesanos o artistas en sus bancos, conversando o debatiendo ideas bajo los frondosos ceibos, bajo el hermoso guayacán (que sembrara P. N: Tablante Garrido). Los hijos de Chávez que escogían este sitio en todas las batallas ante los llamados para la defensa de la revolución.

Esa plaza, ahora está aterida de soledades, sin sus titiriteros, trovadores, poetas. No se ven, digo, a todos aquellos camaradas y hermanos que se concentraban en la Casa Bosset, en Fundecem, por los lados de la Dos Lora, por el bulevar de Los Pintores. Ya no se ven por allí a nobles milicianos como el "Chino" Rodolfo, Cheo el titiritero, o como el profe Héctor López, o a los poetas Ever Delgado, Amable Fernández, Luis Perales o Simón Zambrano.

Ya han llegado los adecos…, echando al desdén los libros y pancartas de la revolución; descartando los empeños y los sueños de los chavistas, tal como lo hizo Ramos Allup con los emblemas, símbolos y cuadros de Bolívar y Chávez.

La razzia no puede ser menos infamante: disueltos algunos gloriosos centros de batalla, y echados otros de sus puestos de trabajo (en los que estaban desde hacía trece, quince o veinte años). Nadie puede imaginar cómo han salido de sus centros de combate estos camaradas, con el corazón contrito y sumido en lágrimas. Hasta el último minuto ellos estuvieron aferrados a la creencia de que era mentira que los adecos habían ganado y que todavía podían seguir allí cantando, recitando sus poemas, creando con el amor a la patria al lado del Comandante Eterno.

Aquello ya es otra cosa.

Pero quiero recalcar algo sobre ciertos camaradas que acabaron haciendo posible parte de esta oscura realidad; se unieron a coro con la derecha sin darse cuenta. Camaradas que por una parte, acabaron arriando sus banderas pese a todos los beneficios que habían recibido de la revolución. Que hoy muy bien podría merecer el calificativo de traidores, infiltrados, quinta columnas, metidos en las instituciones públicas, que bajo cuerda hacían el papel de despreciables escuálidos siempre llevando de mala gana franelas y las consabidas gorras rojas rojitas. Gente que con su actitud y posición blandengue ahora sí estarán verdaderamente jodidos: sin recibir de momento los beneficios regulares que venían disfrutando cada quince días de los Claps, de las misiones…, de los aparatos de línea blanca, de los pagos a tiempo que envía el gobierno nacional. De tantos apoyos que se tenían cuando éramos gobierno y nos movíamos codo a codo con la revolución.

Y hay que decir que el gobernador Alexis Ramírez hizo lo imposible por ayudar al pueblo en medio de los errores (dentelladas) y complicaciones que suele padecer todo gobierno (y esto va con atención al hermano y admirado padre Numa Molina, quien le ha criticado). Fueron más de quinientas las obras que hizo Alexis a favor de las comunidades, a favor de los servicios públicos, de los artesanos y cultores del pueblo, artistas; del turismo (impulsando las nuevas instalaciones del Teleférico Mukumbarí); vías, transporte, alimentos, medicinas, el deporte,… en medio de la más espantosa guerra opositora (guarimbas, paramilitarismo, contrabando y un bachaqueo atroz) nunca antes conocida en la historia de pueblo alguno. Teniendo en contra a la más inquisidora cúpula eclesiástica de América Latina (con el Torquemada de Baltazar Porras a la cabeza), a la elitesca y aburguesada Universidad de Los Andes y a los movimientos más extremadamente violentos y asesinos (que son los que dictan la pauta para encender focos como Táchira, Zulia, Lara y Carabobo), alimentados además directamente por la canalla Uribe-Santos y la vil embajada norteamericana. Teniendo en contra las corrientes impulsadas por el traidores que tuvieron el mando de la gobernación desde el año 2.000; dos mofletudos carcamanes que acabaron produciéndole enromes fracturas al chavismo en la región; uno de ellos amante de sionismo y el otro del más bajo cinismo. Uno de ellos todo un clon del Óscar Pérez (otro "guerrero de dios"), súper frívolo y cabalgatero (cabaretero), que se pasó cuatro años piloteando helicópteros de empresarios ladrones y motos de alta cilindrada. Un carajo que también odia el socialismo y que vivió de rumba en rumba sin pararle para nada al pueblo sufriente, necesitado.

De aquellos polvos y de ciertas inconsecuencias veníamos y… ahora estos lodos...

Estos dos ineptos narcisistas (con aquel barril de petróleo a 120 dólares) le hicieron males inmensos a la revolución, males que pagamos y que estaremos pagando bien caro durante bastante tiempo.

La ciudad de Mérida, insistimos, es en esencia y pavorosamente escuálida. Podríamos decir que el ochenta por ciento de la clase media es opositoramente histérica: que anda balbuceando (hasta dormida), las 24 horas del día, memeces contra el gobierno sin razón alguna. Para estos señores, todo es culpa del chavismo: copia del manierismo de los críticos mayameros, de la chochez de los enculecados comerciantes; de los que se constipan y que cuando sopla lo hacen por el rabo…

Cuando lo tenían todo con Chávez que viajaban por el mundo con dólares regalados, también odiaban al Comandante. Es un gen congénito que los hace horriblemente enemigos de sí mismos y de la patria.

Ese infierno lo hemos vivido los chavistas como un horrible karma. Y los escuálidos que lo saben y que lo aúpan lo celebran con fruición y con locura.

Hay una gran población de pobres que se ha dejado influenciar en nuestro medio por estos escuálidos enfermos. Porque hay muchos pobres que se someten al pensamiento de la clase dominante (Carlos Marx) y que llega a creer en verdad que esa gente "fina" o "chic", esa gente "educada", esa gente con billete, es la que sabe y la que tiene la razón. Y pues bien, fue así como poco a poco esta oligarquía miserable fue minando el chavismo en la región,...

@jsantroz

 

 



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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