Pedro Carreño y Cuánto tarda hacer una Constitución

Solemos errar cuando actuamos sobre el pasado por desinformación, y también lo hacemos en presente por razones humanas; de allí que hacer estimaciones sobre actuaciones futuras sea forzosamente aventurado y ambicioso, aunque tampoco el tiempo estimado puede ser abierto como el futuro mismo.

La delicada y jamás sufrida situación económica y sicológica actual no podría enfrentarse con medidas ligeras, y muchísimo menos con más de 500 personas con diferentes criterios, como diferentes son los temas que deben ser abordados cuando se trata de modificar democráticamente la Constitución de una sociedad con siglos de existencia y en búsqueda de una novísima forma de vida.

Quizás no sea oportuno cubrir todas esas variables al mismo tiempo, pero tampoco las más urgentes serían pocas ni despachables en un tris.

Cuatro o cinco personas entre gallos y medianoche-el llamado madrugonazo-han dado cuenta de eso, pero ya sabemos que son constituciones buenas sólo para algunos pocos, y este no es el caso.

Cierto que no podemos considerar imprudentes las críticas que hagan aquellos desesperados que sufren en pelleja propia los males de la situación en cuestión, pero tampoco es criticable llamar a la calma y contracriticar las quejas desleales sobre una ANC- caso del Dr. Pedro Carreño- quejas que sólo le hacen un flaco beneficio al proceso político actual y mucho beneficia a la derecha que se niega y negará siempre a darse por derrotada, y de allí la insistencia del llamado al diálogo, aunque este sea impracticable por parte de ella.

Creemos que se les presta mucha atención a las críticas inclusive las de buena fe, pero debemos ser más severos con las desleales.

La economía capitalista cuenta con todo el apoyo de las miríadas de comerciantes entrelazados en el mundo burgués, comerciantes sin patria alguna, sin nada que les duela más como la perdida de un bolívar o de una posible ganancia. Nos consta que la teoría económica habla mucho sobre costos de oportunidad que no es más que ese costo que necesariamente tendría el capitalista en pos de una mejor ganancia. Es decir, no sólo invierte para obtener una ganancia sino que, teniendo una en el bolsillo, arriesga ésta a fin de obtener una mayor.

La derecha sigue ganando bastante con la convivencia que le ofrece el gobierno, misma que el gobierno no termina de expropiarla de verdad, verdad, sino que quiere más, lo quiere todo como hasta hace unos 18 años.



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Manuel C. Martínez


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