Dos bolitas de caca por el precio de una

Dice la literatura médica que el síndrome de Estocolmo es un trastorno psicológico temporal que una persona secuestrada puede llegar a padecer y que la hace aliarse con sus secuestradores. Es una definición de trastorno comúnmente aceptada, aunque, para mí, es posible que el secuestrado no enloquezca, sino que entienda o comprenda o se desengañe, pues al convivir con el secuestrador es, de hecho, una especie de investigación etnográfica.

En todo caso, el síndrome de Estocolmo o cualquier otro caso de alienación, disociación o enajenación mental que se le parezca, son comportamientos humanos que al mezclarse con los autóctonos casos de sifrineria, pantalleria o escualidismo de la Venezuela de hoy día, han generado un comportamiento tan extraño que vuelve loco a cualquier psiquiatra desprevenido. Una vaina tan difícil de definir o explicar utilizando la jerga científica correspondiente, que obliga al uso del lenguaje vulgar para simplificar. Yo lo defino así: "Loco está el que se pone del lado de quien le está jodiendo", sin que lo de loco sea enfermedad, pues no está enfermo quien se hace el loco.

Observe el siguiente cuadro clínico: Usted va a comprar carne, y le imponen un precio que duplica o triplica el precio razonable o justo. Si usted se queja, o emite alguna expresión de asombro, otro comprador que en ese momento este a su lado justifica ese precio, maldice al gobierno y comienza a dar una clase magistral de economía de mercado y agropecuaria, con tal vehemencia y pasión, que usted opta por quedarse callado, limitándose a comprar, lo que pueda, si es que puede. Con sinceridad responda ¿cuál de los dos está mal de la azotea?

Afirmar que la gente padece de un síndrome similar al de Estocolmo cuando justifica el desorbitante precio de las cosas no es una temeridad, pues a pesar de la locura que representa la página Dólar Today la gente está loca de bolas cuando admite que algo, como los alimentos, superan en precio varias veces su valor real.

Miren, hace ya varios años, creo que desde antes del 2007, en una conversación familiar llegamos a la conclusión que si en Venezuela cualquiera hace dos bolitas de mierda, bien redonditas eso sí, las coloca en un anaquel de supermercado y debajo de ellas coloca un papel que diga, "máximo dos por persona" las vende, es más, se hace cola para comprarlas. Hoy, alargo el cuento y afirmo que bachaquearan las bolitas de mierda.

No podemos aceptar que alguien justifique al especulador. Es una soberana estupidez. Si vamos al caso del precio de la carne, hoy 28 de octubre de 2017, el precio es un acuerdo público entre productores, distribuidores y gobierno. Así que nuestro deber es hacer todo lo posible para que se respete el acuerdo. No podemos rendirnos ante las lágrimas de cocodrilo del carnicero ni temer a que "desaparezca" (escondan) el producto.

El precio loco de Dólar Today nos ha causado mucho daño, los "líderes de la oposición" nos han hecho mucho daño, Los medios de comunicación nos hicieron demasiado daño…¿vamos a seguir autojodiendonos?. Tenemos que parar esta locura. Ya basta.



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Manuel Gragirena

Profesor Universitario. Ingeniero Electricista. Especialista en Telecomunicaciones. Diploma de Estudios Avanzados en Educación. Ex Sidorista

 manuelgragirena1@gmail.com

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