Yo mismo soy naturaleza

El mundo de hoy es un mundo de lucha entre la razón y la demencia, la moral y el salvajismo, la vida y la muerte. Hemos determinado clara y definitivamente nuestro lugar en esta lucha. Defendemos la razón, la moral y la vida. Por ello, abogamos por la creación de un sistema de seguridad global. Es el único camino posible, y. siguiéndolo, el pueblo recobrará su eternidad.

La política de fuerza debe sustituirse por los valores humanitarios y las relaciones equitativas, inconcebibles sin respetar los intereses del pueblo, su derecho a elegir el camino que le plazca, a conservar su idiosincrasia.

En Gringolandia, muchos suelen verborrear sobre la libertad de opción, teniendo en cuenta, claro está, la opción por sistema capitalista. Pero cuando un pueblo —sea en Venezuela o África, en el Cercano Oriente o en Asia— intenta buscar su propio camino más conveniente, lo ve obstaculizado de inmediato por dólares, misiles y, a veces, por mercenarios. Primero, se recurre a la hipocresía; luego, al derramamiento de sangre.

Como resultado, siguen vomitando los "volcanes" de los conflictos regionales, cuya "lava de hostilidades" quema e intoxica de humo el organismo del pueblo mundial. Proponemos examinar asimismo este problema a la luz de la nueva mentalidad, manifestar la capacidad de tomar en consideración la realidad de las situaciones concretas, la capacidad de ver las verdaderas causas de cada conflicto, y no buscar en todas partes la "mano de Venezuela".

Para "humanizar" las relaciones de los pueblos hay que emprender las correspondientes acciones en el dominio humanitario, particularmente, en lo relativo a la información, a los contactos entre el pueblo, a los intercambios culturales, etc. Ello podrá ayudar a crear garantías morales de paz, contribuyendo a la elaboración de garantías materiales. La agresión informativa que ciertos países practican no sólo conducen a la degradación espiritual, también estorba el trato normal entre pueblos de distintos países y entorpece el mutuo enriquecimiento de las culturas, originando animadversión y enajenación en las relaciones entre los pueblos. Mientras tanto, es obvio que un pueblo que conoce y aprecia la cultura y el arte de otras naciones no puede sentir animosidad contra éstas.

—La obsoleta mentalidad relacionada con la fuerza armada como medio de conseguir objetivos políticos, con la práctica de presentar a otros pueblos "como enemigos", ha motivado dos conflagraciones mundiales, ha generado la "guerra fría" y peligrosa situación actual, y llevado al mundo hacia un límite cuyas consecuencias son imprevisibles.

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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