La dictadura capitalista

Me da la impresión que en la actualidad las palabras se utilizan no por su significado sino por una cuestión de moda. Esta aseveración la hago al percatarme del mal uso que algunas personas hacen de la palabra “dictadura”, unos por ignorancia y otros, con un propósito bien definido.

Hay muchas acepciones sobre la palabra dictadura y está claro, cada quien puede darle el uso que del buen provecho pueda sacar. Por ejemplo, mi tía Wuiqui considera que una “dictadura es una forma de gobierno en la cual el poder se concentra en torno a la figura de un solo individuo (dictador) o élite, generalmente a través de la consolidación de un gobierno de facto, caracterizado por una ausencia de división de poderes, una propensión a ejercitar arbitrariamente el mando en beneficio de la minoría que lo apoya…” También otro versado en estos temas considera que una dictadura es “un gobierno que prescinde del ordenamiento jurídico para ejercer la autoridad sin limitaciones en un país y cuyo poder se concentra en una persona”. O también “una dictadura es el poder absoluto ejercido de una persona practicado por una institución o persona sobre un grupo”. En fin podemos escribir otras definiciones sobre este término, pero al final sería más de lo mismo.

Los archivos de la historia nos refieren diversas dictaduras tales como la dictadura griega, la romana, la dictadura constitucional o comisoria, la dictadura constituyente, la dictadura del proletariado y si alejamos la palabra del tema político también podemos referirnos en el lenguaje coloquial a la dictadura del marido, la de los hijos, la del presidente de una empresa, la dictadura mediática y la dictadura de los gamonal de una hacienda. En fin, hay para escoger en cada categoría, en el caso de la política tendrá sus defensores y opositores. Al fin y al cabo, todo depende del sistema de referencia.

Me es imposible digerir la ignorancia de algunos políticos venezolanos(as) de la derecha, de presidentes y expresidentes sumisos, así mismo, de algunos vasallos de organismos internacionales que utilizan el cargo para atentar contra los gobiernos indóciles a los mandatos del imperio. Parece ser que los aludidos desconocen que en Venezuela el poder público nacional, no deviene de un acto de facto sino de una elecciones democráticas además, está repartido en cinco poderes a saber, poder ejecutivo, el poder legislativo, el poder judicial, el poder electoral y el poder ciudadano, con independencia uno del otro, sin implicar la subordinación de alguno al otro. Mal uso hacen los ignaros del término “dictador” para calificar al presidente obrero MM.

Pero si nos vamos al lenguaje coloquial y revisamos el comportamiento de cierto modelo político, el capitalismo, nos daremos cuenta que este sistema goza de todas las fallas para ser clasificado de dictadura, la llamada dictadura del capitalismo. Si nos ceñimos a la definición de mi tía Wuiqui, en la cual la forma de gobierno se concentra en una elite, nos daremos cuenta que el mundo está dominado por una dictadura, el absolutismo, no el de un rey, sino el de los grandes centros financieros, de los industriales, del complejo militar industrial y de las grandes corporaciones transnacionales. Estas son las que deciden que la única forma de gobierno que debe imperar en el mundo es el modelo neoliberal a través de la democracia representativa. Este prototipo es el más conveniente para estas élites, dado que las avaras empresas tienen representantes no solo en los congresos, en las cámaras, también las tiene en el poder judicial, en los organismo internacionales (OEA, ONU, FMI, BM…), en los grande grupos económicos, en las ONG y en todas aquellas organizaciones que les permita tener un control monopólico del comercio, el único interés de la dictadura capitalista. Y si algún estado se opone a sus designios, para eso cuenta esta dictadura con el mayor y más moderno aparataje militar, que no dudará en usarlo para cuando los que manejan el mundo así lo decidan.

La dictadura capitalista no necesita de la división de poderes para esto cuenta con el poder de la globalización para ahogar los comercios de otros países; el poder financiero para asfixiar las finanzas de otros pueblos; el poder cultural, dado que la cultura es la expresión ideológica de los intereses de la clase dominante; el poder mediático para manipular la información y así difamar gobiernos y funcionarios; el poder de los organismos internacionales para decretar sanciones económicas e invasiones militares, de igual modo, el poder militar de la OTAN para masacrar y doblegar a otras naciones. Así funciona la dictadura capitalista.

Venezuela está viviendo la agresión del absolutismo capitalista. La anterior está propiciando la desobediencia civil a través las fauces del taimado Almugre, y de los bocazas representantes de la Conferencia Episcopal así mismo, mediante las actuaciones de los siervos de la AN sumisos al imperio, todo con la finalidad de una intervención militar. Recientemente los caraqueños y las capitales de otros estados estamos viviendo los destrozos y los ataques inhumanos de grupos terroristas financiados por la dictadura capitalista de EEUU y la de la UE. La mediática internacional utiliza sus medios para atacar y vilipendiar al presidente MM falseando las noticias, me pregunto ¿Cómo esperan que sea el comportamiento de un gobierno democrático contra unos terroristas que tiene más de quince años conspirando? Pero mis reflexiones no terminan aquí, en el supuesto negado de que estos terroristas depongan a la revolución bolivariana ¿acaso los terroristas financiados por la dictadura capitalista les obedecerá después de institucionalizar la desobediencia? ¿Cómo contendrán los límites de una libertad licenciosa, mal concebida por unos mercenarios facinerosos que hicieron de la violencia una forma de vivir? En fin ¿cómo la dictadura capitalista sostendrá un nuevo gobierno habiendo despedazado la estructura de las instituciones regidas por una Constitución democrática? El caos de Libia es el mejor ejemplo.

La democracia que propugna la dictadura capitalista es la de la conmoción para derrocar a un gobierno elegido por el pueblo, por esto utiliza el incendio de la propiedad pública y privada, el destrozo los medios transporte público y privado, el asesinato, el terrorismo… Parece que los autores intelectuales del vandalismo terrorista ocurrido en ciertas ciudades de Venezuela desconocen que esta situación es alarmante y no cuenta que los movimientos de masas pueden ser muy peligrosos. Ciertamente, la petición es un derecho, la paz un deber pero el terrorismo un delito execrable y condenable. Debo recordar las palabras de Piero Gobetti: “Estamos en reino de la lucha (lucha de hombres contra hombres, de las clases contra las clases, de los Estados contra los Estados) porque solamente a través de la lucha se tiemplan fecundamente las capacidades y cada uno defendiendo con intransigencia su puesto, colabora al proceso vital”.

No tengo una estadística de los arrepentimientos de los venezolanos que llevaron a ciertos individuos a la AN. Montesquieu estaría arrepentido al percatase de los errores que puede cometer un pueblo al elegir un funcionario que lo represente. Cuando alguien o una empresa necesita un zapatero o un plomero o contador, es necesario que el aspirante de una muestra de su idoneidad para cumplir con el oficio o ejercer el cargo. No es posible que a la AN llegaran a una curul a un grupo de fascinerosos, el único deseo que los movió fue sus intereses personales o grupales y en el peor de los casos los empresariales. Es injusto que un pueblo sufra tantos males consecuencia de la ineptitud o inmoralidad de unos ediles elegidos para elaborar leyes y no para imponerse sobre los otros poderes públicos. No debemos olvidar que los verdaderos intereses de un país están por encima de los intereses individuales y empresariales además, muy arriba de las apetencias económicas de un país extranjero que ejerce una dictadura capitalistas sobre el globo terrestre.

Los diputados de oposición de Venezuela abogan por el fin de la dictadura y para esto violan la Constitución, negándoles a los ciudadanos el derecho a circular por las autopistas, el derecho a trabajar, el derecho de vivir en paz… Parece que los diputados de la derecha no recuerdan que ellos no fueron elegidos para derrocar al presidente MM sino para legislar. El pueblo le dio la facultad de dictar leyes, fijar los gastos de la administración, general, designar rentas, decretar préstamos e impuestos, calificar y reconocer a deuda nacional, destinar fondos para la amortización de la deuda, contraer deudas, ratificar tratados internacionales, entre tantas funciones de la AN y no la de provocar caos en la cual quieren sumir a nuestra nación.

La dictadura capitalista solo cree en la democracia representativa que represente los intereses de las avaras corporaciones, no cree en la democracia participativa y protagónica que encarne los beneficios de la mayoría de las venezolanas y venezolanos sin distingos de etnias, religión y vocación política. Lee que algo queda.



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Enoc Sánchez


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