¡Qué viva el Tarot y que viva la elefanta Ruperta!

La vida es una eterna búsqueda. De eso se dio cuenta un grupo de personas que viven de esa desesperación de la gente. Es la misma gente que se desgarra la piel por conseguir cosas útiles y necesarias e inútiles y no necesarias. Inclusive hay gente que no sabe lo que busca, y son las primeras que caen ante la magia de los señores astrólogos. No tengo nada contra estas personas que se ganan la vida "sudando" la gota gorda, frente a un mazo de cartas plagadas de símbolos que el "adivinador" debe descifrar en la mismísima cara del cliente. Léase víctima, que acude a la lectura de cartas, porque ya no pueden más. Porque están al borde, y ni siquiera saben en quien creer. En estos consultorios hasta colas se hacen para que el señor del Tarot se encargue, con voz de ultratumba, llenarle la cabeza de ilusiones a un "pocao" de personas, desesperadas, estresadas y vapuleadas como yo. Y como no encontramos el camino, y tampoco el Gatico Cheshire, que se encontró "Alicia en el país de las maravillas", y al cual le pidió que le indicara el camino, entonces tenemos que ir a preguntarle al astrologo o astrologa qué es lo que nos depara el destino. En mi caso, no acudí para averiguar sobre mi destino, ya que me da miedo, a estas alturas, saber sobre él. Lo primero es lo primero, lo primero es saber si a través del carnet de la patria, podré recibir en mi hogar una cajita feliz. No esas en las que están pensando. Sino en la "caja feliz de los Clap". Fue así como un día me encontré frente al astrologo, me lamenté de que no haya sido una astrologa, pero era tarde.

—Lo noto impaciente, con una gran carga de ansiedad… ¿Qué le pasa?—Así me habló sin tapujos el tipo.

Eran tantas las cosas que quería consultar, qué las cosas se me amontonaron, y casi me hacen reventar la mente, mejor como que queda, el cerebro… ¿O no? Yo no conozco ninguna mente que se haya reventado, pero cerebros sí, y bien aplastados los he visto.

—Sí, usted tiene razón. Me siento estresado, y con una endemoniada ansiedad. Todo por culpa del carnet de la patria. Casi tuve un orgasmo cuando lo tuve en mi mano, después de tremenda cola. Pero ahora, estoy cansado de esperar y esperar. No sé qué pasa con este bicho. Tal vez me Salió chimbo, pero la verdad señor, es que hay un dicho que dice: "El que espera desespera y esperando se queda". Usted que es hombre estudiado, compenetrado con la psiquis de nosotros los sufridos, podría decirme algo esperanzador… Algo, yo me conformo con algo.

El hombre colocó sobre la mesa un mazo de baraja, de esas que llaman Tarot. Me dijo, "tome una carta y guárdela para usted, hasta que yo se la pida. ¿Ha oído hablar acerca del Tarot? ¿Ha consultado a otra persona, antes que a mí?".

—Ninguna de las dos cosas señor—respondí—. Si usted pudiera hacerme un introducción acerca de este trabajo adivinatorio, por favor?

—Mire, señor, esto no es cuestión de adivinanzas, así tan fácil. El Tarot tiene sui historia, como todas las cosas. Como la tiene usted. Como la tengo yo. Le puedo decir que estas barajas están impregnadas de una mágica simbología. Hay que saber interpretar esos símbolos. Y es, precisamente, lo que yo hago. Esto no lo hace todo el mundo. Aunque usted no lo crea. El Tarot, como tal, tiene su origen en Italia, por allá en el siglo XIV… Señor, eso es todo lo que puedo decirle. Vamos a lo que vino. Haga su pregunta.

—¿Usted cree que recibiré mi caja del CLAP pronto?

El hombre. Recogió la baraja. La barajó entre sus ágiles manos, y con esa misma agilidad las regó, ordenadamente sobre la mesa. Y habló:

—Usted no vive en un barrio marginal, es decir, donde habitan los más necesitados. Su postura y su vestimenta, lo delata. Esta carta dice que usted vive en una urbanización de clase media. Por lo tanto, así haya sacado el carnet de la patria, hay dudas si recibirá o no la caja CLAP. Sin embargo, esta otra carta, informa que debe mantener la esperanza. En efecto, esta es la carta de la esperanza. Espere, amigo, espere, y no desespere. ¿Otra pregunta?

— Usted puede consultar sobre la elefanta Ruperta. Está muy mal, según los medios de comunicación, y podría morir de hambre.

El hombre volvió a recoger las cartas. Las barajo y repitió lo mismo. Y de una vez soltó:

—La elefanta Ruperta no morirá, por ahora. Pasa por malos momentos como los pasamos todos nosotros. Usted, yo… En fin, es cosa de que el gobierno del señor Maduro ponga a caminar la economía rápidamente. Y si hay comida en abundancia, como antes, nadie morirá de hambre. Yo se lo aseguro. ¿Otra pregunta?

—Buen señor, ¿usted podría decirme quién será el candidato presidencial del PSUV para el evento electoral del 2019?

—Es una buena pregunta, aunque desfasada señor, estamos a penas en el 2017… pero el que paga siempre tiene la razón… Vamos a barajear bien estar cartas… Haber, Haber, listo, mi señor… Miré aquí sale de primera que un hombre fuerte de ese partido será el candidato…

—¿Será Nicolás Maduro, él es grande y fuerte.

—Se equivoca, mi señor…

—Deme una pista, además que es fuerte…

—Aquí tiene dos mi señor, quiero que esto termine rápido, tengo muchos clientes. Mire es fuerte, tiene poder y su nombre comienza por D.

—Clarito, lo veo clarito es Didalco Bolívar.

—Se equivoca de nuevo, mi señor… Apunte bien, afine, afine…

Pensé, pensé y pasó el tiempo…

—Está ponchado, mi señor. Véngase con la última pregunta.

—Allí, dentro de las barajas, podría estar la repuesta sobre si Venezuela se convertirá pronto en una "Venezuela potencia".

Se repitió el protocolo.

—Anja, por aquí fumea… Es decir, por aquí hay una respuesta….Haber, haber, haber… Ya está. Esta baraja casi habla. Mire amigo, al Presidente Maduro le roncan los motores… Entiéndame bien. Me estoy refiriendo a los 15 motores de la economía venezolana. Por allí viene ron "pató" el mundo. Por lo demás, esta otra carta trae una información muy interesante. A caray, se me adelantó la carta… Seguro de que usted me iba a consultar sobre sí la OEA aplacará o no la Carta Democrática a Venezuela. Aquí va la respuesta adelanta, para que usted vea como trabajo de fino. Mire, ese Almagro tiene el diablo metido en la cabeza. A bichito pá malo. Pero no se saldrá con la suya, sobre todo después de esa pela que le propino la canciller Delcy Rodríguez. A mujer para tener guáramos… Es una verdadera "cuatribolia", como dicen allá en mi pueblo de Caujarito… Y como dice la canción, todo tiene su final… Son 100 mil machacantes, compadre.

—Mire señor, aquí tiene las llaves de mi carrito… Está viejo, pero rueda. Agárrelo, porque si no se lo lleva un prestamista que me tiene en la mira… Shao… pescao…



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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