Se ha venido desarrollando la Expo Venezuela Potencia 2017 en las instalaciones del Poliedro de Caracas. Numerosos empresarios venezolanos se han hecho presentes para mostrar parte de la producción nacional. Los representantes del gobierno se han mostrado eufóricos por el éxito de este evento. La cobertura por parte de los diferentes medios de comunicación ha sido bastante aceptable.
Algunos ministros han asistido para mostrar los avances alcanzados por los diferentes sectores de la economía productiva nacional. A través de la televisión han detallado las especificidades de algunos bienes y servicios. A varios de ellos se les ha dado la cualidad de exportables, dada la calidad que presentan, aptos para el mercado internacional.
Me llamó mucho la atención la intervención del Ministro de Agricultura y Tierras, Wilmar Castro Soteldo, quien entusiastamente recorrió los diferentes estandes que exhibían los productos de su área. Castro Soteldo mostró el chocolate que le gusta a su nieta, el estuche de otro producto que le regalaron, tal o cual producto que le iba a llevar a su esposa, el arroz de tal marca con el que preparan la paella en su casa, etc. Todo en medio de un ambiente de felicidad plena y de pleno abastecimiento.
A medida que observaba la intervención de Castro Soteldo, a quien prácticamente no le alcanzó el tiempo para mostrar toda la gama de productos alimenticios que estaba en exhibición, me iba preguntando: ¿cuál es el precio de esos productos? ¿Qué estrato de la población venezolana tiene acceso a los productos que están exhibiendo? Porque tal como están las cosas, con hiperinflación y salarios mermados, uno tendría que preguntarse: ¿para qué estratos de la población se está produciendo en Venezuela? ¿Será para los estratos A y B? ¿Podrá un ciudadano común y corriente de los estratos C, D y E, que concentran al 80 % de los venezolanos, ir un día al mercado y adquirir con facilidad los productos mostrados por Castro Soteldo?
