Incurablemente ingenuo

¿Se puede ser “TAM” estúpido como para creer en los argumentos del sionismo israelí?, ¿cómo para analizar la triste comedia de Benjamín Rauseo?, ¿o para entender la necia irracionalidad de sectores de oposición y la buena voluntad del 100% de los revolucionarios?. Pues no, algunas verdades quedan a medias por las circunstancias y el objetivo de una compleja industria del pensamiento, es precisamente convertir a los ciudadanos en Tontos, Aislados y Miedosos, es decir, TAM incurablemente ingenuos.

Es un hecho que Israel está ejecutando un plan terrorista con la complicidad del gobierno norteamericano con el único propósito de controlar las fuentes energéticas de Oriente Medio. Es un hecho que la candidatura de un comediante venezolano representa el grado de frivolidad de algunos venezolanos, que seguramente estarán más interesados en pagar para asistir a un show del comediante, en lugar de comprender lo que sucede en el país y el mundo.

No todos los revolucionarios son 100% buenos, humildes, altruistas, capacitados, incluso cuando hacen bien, no significa que sus malos hábitos no sean más dañinos para un proceso de cambios. La detención del ex alcalde Briceño, a quien conocí de cerca como Coordinador de Comunicaciones, es una historia que se repite a lo largo de todo el territorio nacional. Por razones éticas no voy a profundizar el tema, ni tengo pruebas para juzgarle, pero debo advertir que lo verdaderamente asombroso no es la detención de un funcionario público, sino que sepamos los mecanismos de corrupción y los elementos que actúan para que pueda robarse con facilidad. Ignorancia de cómo funciona la administración pública por parte de la comunidad llamada a hacer contraloría social, complicidad del proveedor, bien sea empresario, comerciante, etc. Y aunque resulte ingenuo mencionarlo, una cultura de consumo que convierten a un funcionario débil de principios en un ambicioso ingenuo. Cuanto ha soportado este proceso, cuanto tendrá que soportar para que los logros sean realmente logros. Cuando el ex gobernador Rojas Suárez permitió que se le pagara el 100% de la obra a la empresa Trasema Janina por la pista de tartán del Cachamay, sin ni siquiera haber iniciado la obra, son acciones que demuestran la influencia de una cultura frívola. Y en esa historia también hay diputados que se beneficiaron con el negocio de la pista.

La sociedad se enferma y sus ciudadanos son tontos por su simplicidad y la incapacidad de un pensamiento crítico; son aislados por su egoísmo y su cultura de “me da la gana” y son miedosos por esa idolatría a las pertenencias materiales y el terror a verse despojados de ellas. Hasta las cooperativas han sido víctimas del virus depredador de la corrupción. Todo apunta a remover las bases de la educación y el Poder Judicial para contrarrestar el problema, pues ambos son los extremos del fenómeno, el primero para prevenir y el segundo para castigar lo que no se pudo prevenir.

Se es responsable incluso argumentando el desconocimiento de un problema, incurablemente ingenuo, ignorante, y se me antoja compartir una interrogante antes de matar a pedradas a la Magdalena. ¿Qué estamos haciendo para merecer una mejor sociedad?.

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David Javier Medina


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